Dos figuras mitológicas acompañan al escudo a ambos flancos.
Dos figuras mitológicas acompañan al escudo a ambos flancos.
Tomé las fotos en febrero.
Su escudo:
«Descripción: Liderando todo, la Cruz de Dios Nuestro Señor Jesucristo, a quien deseamos amar y servir hasta la muerte.
Arriba a la izquierda: el escudo del Papa San Pio X, a quien admiramos y deseamos imitar.
Arriba a la derecha: el escudo de mi patrono San Fernando de Castilla y León, por la vida de este santo, y por el amor a España y a la Hispanidad.
Abajo a la derecha: el escudo de mi Familia.
Abajo a la izquierda: un cruzado para defender la Cruz y el Catolicismo, y junto a él un león rampante porque así debemos ser como "milites Christi" (como soldados de Cristo).
Y en el corazón de la Cruz la "M" de la Santísima Virgen María, Madre de Dios.
El lema en latín: Para que Dios Nuestro Señor Jesucristo reine».
La información procede de Wikipedia (y aquí).
Demasiadas cosas para un escudo.
El Instituto Santa María Josefa Rossello funciona en el barrio de Flores. Pertenece, como dice el aviso, a las Hermanas del Colegio Misericordia de Flores. El nombre de la institución rinde homenaje a la fundadora de la congregación religiosa.
El Rosello dicta cursos de nivel superior en informática.
Ayer vimos detalles heráldicos en las fachadas del Palacio Belgrano Otamendi. Entre los motivos decorativos aparecían en varios lugares espigas de trigo, que aluden, como dijimos, al escudo de los Belgrano. El arquitecto y primer ocupante del palacio fue Joaquín Belgrano, sobrino bisnieto de Manuel, el creador de nuestra bandera.
En el interior de la casona, y más precisamente en el salón principal, unos hermosos vitrales muestran el blasón familiar de los Belgrano (al que también nos referimos en junio de 2011, junio de 2013, junio de 2018 y junio de 2024):
Publicamos esta entrada en un nuevo aniversario de la Batalla de Tucumán, gran victoria del general Belgrano.
El Palacio Belgrano Otamendi fue construido a fines del siglo XIX por el destacado arquitecto y artista Joaquín Mariano Belgrano, sobrino bisnieto del creador de la Bandera.
Esta casona fue residencia permanente de Joaquín y su esposa Josefina Rawson durante al menos dos décadas.
Fue llamada originalmente «Villa María», en honor a María Villarino Márquez, madre del arquitecto Belgrano.
Tras la sorpresiva muerte de Joaquín Belgrano, su esposa decidió vender la casa al matrimonio formado por Rómulo Otamendi y Matilde Carballo, quienes la utilizarían como casa de veraneo.
La prematura muerte de la única hija del matrimonio Otamendi, Estela Matilde, y luego la de su señora, movió a Otamendi a donar la propiedad a la Sociedad de Beneficencia de Buenos Aires. Se decidió entonces transformar el lugar en un hogar de niñas a cargo de la Congregación de los Santos Ángeles Custodios de Bilbao.
En 1936 la propiedad pasó a manos del Estado argentino, que le dio diversos usos, como instituto correccional de menores, centro de rehabilitación de drogadictos, y dependencia del Ministerio de Desarrollo Social. Estos vaivenes causaron un enorme daño a la propiedad.
Ya abandonada, la casa fue la casa fue ocupada, vandalizada e incluso incendiada.
En 2021 una ley nacional permitió transferir la propiedad a la ciudad de San Fernando por medio de la Agencia de Administración de Bienes del Estado. En enero de 2022 comenzaron las obras de restauración de la histórica propiedad, que finalizaron con su reinauguración el 15 de julio de 2023.
A lo largo de la entrada hemos visto diversos detalles de la fachada, varios de ellos de estilo heráldico.
Los vitrales de la casa ubicada en Camacuá 319 que vimos en esta entrada sin luz posterior, pudimos fotografiarlos nuevamente en abril de este año, pero esta vez dos de ellos estaban iluminados desde adentro.
Ello permite apreciar mejor sus colores, que aportan belleza a esta fachada. Como vimos el año pasado, hay otros motivos heráldicos en ese mismo frente.
En tren de imaginar sus colores, podemos suponerlo de púrpura, por su rayado, con una estrella de oro en el centro del jefe. El yelmo, la inusual corona y los lambrequines le dan un aire aun más señorial.
Como decimos siempre: Heráldica en todas partes.
Ya recorrimos la belleza de este frente hace algunos años. Esta foto es inédita. Fue tomada en febrero, y muestra un bonito detalle decorativo heráldico.
La foto que abre esta entrada la tomamos en abril de 2024 en el frente del Gran Hotel Oriental, ubicado en Bartolomé Mitre 1840. El símbolo que identifica al hotel tiene claras reminiscencias heráldicas: guarda semejanza, por ejemplo, con el escudo de Orense o con un escudo atribuido a familias de apellido Puente.
La foto que sigue es del sitio web del hotel.
De este hermoso escudo, lamentablemente, poco podemos decir, ya que no hemos hallado información oficial sobre él.
El libro abierto y la lámpara de aceite son símbolos típicos de escudos de instituciones educativas; las ondas de la punta le dan un claro sabor naval al conjunto. La corona naval oculta parcialmente una paloma con las alas desplegadas. Una especie de collar que termina en la parte inferior con el escudo de la Armada rodea al conjunto. El lema, "Forma y dirige", en una banda flotante sobre el conjunto, completa el escudo.
En 2016 y en 2018 mostramos fotos de esta fachada en la que resplandece la belleza de un notable escudo heráldico. Pero en diciembre de 2024 volvimos a pasar por allí y no resistimos la tentación de tomar nuevas fotografías, que son las que hoy compartimos.
Transcribimos a continuación el texto de un artículo publicado en ForoAlfa. Se refiere a otra nota que también hemos publicado aquí, también alusiva al "nuevo escudo" de la ciudad de Buenos Aires, es decir, a la versión modernizada pero sin ancla que se puso en vigencia en 2012.
El nuevo escudo de Buenos Aires
A propósito del artículo de Francisco Yantorno
por Norberto Chaves
Celebro, yo también, la decisión del gobierno de Buenos Aires de recuperar el escudo heráldico de la ciudad. Pero también celebro que un diseñador —Francisco Yantorno— se haya hecho cargo de analizar el fenómeno en su artículo «No es un logo, ¡es un escudo!». Como comparto plenamente sus argumentos, me propongo aquí arrimar algunas hipótesis que ayuden a despejar el dilema del aggiornamento de la heráldica: ¿qué se hace con un escudo: se lo «estiliza» o se lo sustituye por otro tipo de signo?
En principio, cabe diferenciar la identificación oficial de una comunidad municipal (como es el caso del escudo de marras) de la identificación de una gestión de gobierno. Esta última es lícita y puede resultar políticamente indispensable, a condición de que no se confunda con la primera. Aceptado lo anterior, hay que detectar las alternativas de actuación válidas, que intentaré esbozar aquí.
El problema tiene dos orígenes. El primero, totalmente atendible, proviene de la complejidad de la mayoría de los escudos históricos, cargados de alegorías, nacidos en épocas en que el contexto de la identificación institucional era totalmente diferente a la actual. Sólo excepcionalmente hallaremos escudos tan simples que resistan las condiciones de lectura contemporáneas (velocidad, tamaños mínimos, diversidad de soportes, etcétera). Un segundo origen es la compulsión político-publicitaria a «modernizar» la gráfica institucional, como prueba de lo «moderno» de la gestión de gobierno. Esto se observa también en ciertas empresas. Este segundo origen es, evidentemente, ilegítimo.
Ante los escudos complejos hay dos políticas alternativas:
Se los depura, generando una versión que mejore sus rendimientos visuales, sin perder la carga alegórica ni, mucho menos, divorciarse del original (tal lo operado recientemente con el de Buenos Aires o, hace relativamente poco, con el escudo nacional).
Se los conserva tal cual, o con imperceptibles ajustes historicistas (pristinación), reservándolos para usos protocolares; y se los complementa con un símbolo no-heráldico de alto rendimiento, que facilite los usos más dinámicos, más masivos, menos solemnes; pero, obviamente, con alta calidad gráfica e independencia respecto del gobierno que los cree y, por tanto, con vigencia prácticamente definitiva.
Hay una alternativa «híbrida» que no da buenos resultados: la estilización del escudo original con un nivel de abstracción tan alto que pierda todo contenido y, a su vez, plantee una relación competitiva con el original: ¿cuál es el «verdadero» escudo? ¿El nuevo sustituye al anterior o simplemente lo parodia? Tal es el caso del escudo porteño que Yantorno fecha en 2008.
Gráfico extraído del artículo de Francisco Yantorno.
Barcelona, ciudad milenaria, contaba con dos escudos históricos absolutamente diferentes. La puja política entre partidos oponentes hizo que «naturalmente» cada uno defendiera un escudo distinto. Ello bloqueó un dictamen heráldico e histórico que diera prioridad a alguno de ellos. El alcalde Pasqual Maragall, salomónicamente, se inventó un tercero, «lógicamente» heráldico. Ahora tenemos tres.
Yo tampoco haré una evaluación de la calidad gráfica de la última versión del escudo de Buenos Aires; pues ello exigiría un análisis mucho más detenido; pero sí transmito mi intriga por la desaparición de aquella enigmática ancla que, en primer plano, sobresalía de las aguas, cuando lo propio de su función es hundirse.
Como conclusión, me sumo a la crítica de Yantorno a la irresponsabilidad de directivos y diseñadores que asumen tan a la ligera un asunto cultural, institucional e histórico tan importante; y festejo la reciente recuperación del emblema histórico de Buenos Aires, quizá la única aportación válida de la lamentable gestión urbana del actual gobierno de la ciudad.
Según Wikipedia, Mariano Acosta nació el 8 de septiembre de 1825; según el Nobiliario del antiguo Virreynato del Río de la Plata, de Carlos Calvo, el día 12 del mismo mes y año. Como el día 8 ya estaba ocupado, hemos optado por aquella segunda fecha para publicar esta entrada que lo recuerda en el bicentenario de su nacimiento.
El primer Acosta mencionado en el Nobiliario es Juan Acosta, oriundo de Galicia. Su hijo José pasó a Chile, y el hijo de éste, José de Acosta y López Lisperguer, nacido en Santiago, llegó al Río de la Plata; murió en 1778. Nuestro Mariano Acosta era a su vez nieto de este último.
Mariano Acosta Santa Coloma fue abogado, Diputado a la Legislatura en 1852, Convencional Nacional para la reforma de 1860, Ministro de Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, Presidente del Banco de la Provincia, Gobernador de Buenos Aires y Vicepresidente de la Nación durante la presidencia de Avellaneda. Murió en 1893.
El escudo que publica el Nobiliario del antiguo Virreynato del Río de la Plata es el que acabamos de ver. Cuartelado. 1° de oro un monte sumado de un cañaveral; 2° de gules un pato al natural nadando en una laguna de plata; 3° de gules un monte sumado de un castillo de plata aclarado de azur y en la punta una granada entreabierta; 4° de azur 5 estrellas de oro en sotuer.
El que trae el Nobiliario no es el escudo que más frecuentemente uno puede encontrar atribuido a linajes de apelido Acosta. Más comunes son blasones que exhiben costillas («Los apellidos Acosta, Costa o Costilla, que es uno mismo, comparten igual origen, historia y escudo» ¹). Pero sí que es posible hallar con sus esmaltes el blasón que hemos descripto:
Sus armas son: Escudo cuartelado; el 1o. de oro y un monte sumado de un cañaveral; el 2o. de gules y un pato nadando; el 3o. de gules, un montecillo sumado de un castillo de plata aclarado de azur, y en la puerta una granada entreabierta; el 4o. de azur y cinco estrellas de plata en sautor (Nobiliario de los Reinos y Señoríos de España Por D. Francisco Piferrer - Tomo I, página 17, Num. 27 - Madrid, 1857)
¹ Estudios Genealógicos y Nobiliarios (Facebook)