Como hemos dedicado las últimas diez entradas a una nota publicada en el Boletín del Centro Naval, parece apropiado hablar también del escudo de esa antigua y venerable institución.
Para ello nos valdremos de fragmentos de una carta de Santiago J. Albarracín, publicada en el número 651 (de abril / junio de 1962) de dicho boletín, en la nota titulada "Antecedentes relacionados con la fundación del Centro Naval".
Flores, noviembre 12 de 1916.
Señor Teniente de Fragata
José A. Oca Balda
Secretario del “Centro Naval”
Presente.
Estimado señor Oficial y consocio:
Consecuente con el ofrecimiento que hice a Ud. en
una conversación que mantuvimos en la Secretaría de ese Centro
respecto al significado de los emblemas que constituyen el escudo de
nuestra asociación, le escribo estas líneas, para que tenga Ud., y los
que lo desearen, conocimiento del asunto.
(...)
Voy, pues,
ahora, señor Oca Balda, a explicarle lo que significa nuestro escudo.
En la noche del 4 de mayo, al proponerse el nombre de la Asociación,
nuestro profesor, Luis Pastor, indicó el de Ateneo Brown, oponiéndose a
ello el Subteniente Félix Dufour, fundando su voto en contra; yo propuse
entonces que se denominara “Centro Naval” teniendo en cuenta la amplitud
de la obra que se iniciaba; la asamblea así lo resolvió por votación.
El escudo que yo ideé en un principio lo constituyó la parte central
del actual, es decir: dos aros dorados sobre un fondo marrón, destacándose
en el medio un ancla, como emblema de la marina; del arganeo se desliza,
enroscándose en la caña, un chicote de cabo; el nombre: Centro Naval
entre los dos aros o círculos; entre ambas palabras una estrella en la
parte superior, significando nuestro Norte, y las tres estrellas de la
parte inferior, indicando las tres jerarquías más altas del Cuerpo
General o como entonces era éste designado: las de más altas de los
Oficiales de Guerra.

Aun cuando en el primer escudo y tampoco en el Acta
de Fundación figura nuestro lema, se resolvió que en la inauguración
de nuestro primer local social —instalado en el segundo piso alto de
la casa que hoy ocupa la Dirección General de Correos y Telégrafos de la
Nación, calle Corrientes esquina a la de Reconquista— nuestro primer
presidente, Teniente García Mansilla, al pronunciar el discurso
inaugural, lo diera a conocer públicamente; y así ocurrió, como podrá
usted comprobarlo en la página 14 del primer número de nuestro Boletín.
El local social fue inaugurado en la noche del 5 de junio de 1882,
concurriendo al acto oficiales de Marina brasileros, franceses y
españoles, ocupando la presidencia de honor el guerrero del Brasil y ex
Director de la Escuela Naval, Comodoro Antonio Somellera, por no haber
sido posible asistir a la fiesta el Ministro, Dr. Victorica, quien se
excusó por escrito; el comodoro Somellera fue el único jefe superior de
nuestra marina que, en esa reunión, nos honrara con su presencia.
Más
adelante se resolvió adornar nuestro escudo con una rama de roble a la
derecha, simbolizando: Fortaleza y Solidez, y con una de laurel a la
izquierda, emblema de gloria; cruzadas ambas ramas en la parte inferior,
están atadas con un lazo con los colores nacionales imitando una cinta;
llevando en su centro un letrero de oro, el lema: Unión y Trabajo, que
es lo que simbolizan las dos ramas citadas conjuntamente con el lazo.
El fondo del escudo fue marrón desde el principio; los aros de ambos
círculos, las letras, las estrellas y el ancla con el chicote de cabo,
se proyectaron dorados, pero por economía fueron pintados imitando el
dorado.
Los primeros diplomas, muy distintos de los actuales tanto en
tamaño como en dibujo, fueron litografiados y su tinta era marrón; fueron
ideados y costeados por el señor Juan R. Silveyra, que fue padre del
distinguido Capitán de Fragata César Silveyra, y uno de los socios
civiles activos fundadores que más contribuyeron al éxito de nuestros
primeros trabajos; tanto el padre como el hijo ya han fallecido. Más
tarde una de las primeras reformas de nuestro Reglamento Orgánico, se
incluyó en ésta todo lo referente al escudo y se ampliaron,
desarrollándolos, los propósitos sociales (...)
(Fdo.) : Santiago J. Albarracin.