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lunes, 28 de mayo de 2018

Escudo de la Congregación de las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia

Un gran mural, en la esquina de las avenidas Directorio y Bonorino, nos muestra el escudo del Instituto Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia. 


Es similar al mural que vimos en la entrada del 27 de mayo de 2016.




Como aquel mural que vimos hace dos años, también éste alude, en las fechas que se transcriben junto al escudo (1811-2011), al bicentenario del nacimiento de Santa María Josefa Rossello, fundadora del Instituto.


El escudo de la Congregación de las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia es un cortado. El primer campo, de azur, trae una M de María rodeada de doce estrellas, que aquí parecen de plata,  en clara alusión a  la Mujer revestida de sol y coronada de doce estrellas, mencionada en el Apocalipsis (Apoc 12, 1). El  campo inferior muestra un árbol a la vera de un río, quizás aludiendo al elogio que el salmo 1 dedica al hombre "que se complace en la ley del Señor y y la medita de día y de noche":  "Él es como un árbol plantado al borde de las aguas, que produce fruto a su debido tiempo, y cuyas hojas nunca se marchitan: todo lo que haga le saldrá bien" (Sal 1, 2-3).  

La bordura lleva el nombre del Instituto de las Hijas de Nuestra Señora de la Misericordia (en italiano) y el lema en la banda flotante es una frase que Santa María Josefa Rossello, fundadora de la Congregación,  solía repetir como divisa y así se la transmitió a sus hijas:  «Cuore a Dio, mani al lavoro», «El corazón a Dios y las manos al trabajo». Ayer se cumplieron 207 años del nacimiento de la santa.

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