Transcribimos a continuación, enriqueciéndolo con algunas imágenes (que el original no tenía), el artículo de Félix F. Martín y Herrera, publicado en septiembre de 1974 en el número 47 Boletín del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas. Celebramos así un nuevo aniversario de la fundación de la ciudad de Buenos Aires.
EL ANTIGUO ESCUDO DE BUENOS AIRES
por Félix F. Martín y Herrera
«Las armas prístinas de la Ciudad de Buenos Aires, dadas por su fundador Juan de Garay, de acuerdo al Acta de fecha 20 de octubre de 1580, repitiendo el texto original, son las siguientes: "una águila negra, pintada al natural, con una corona en la cabeza, con cuatro hijos debajo demostrando que los cría, con una cruz colorada sangrienta que sale de la mano derecha y sube más alto que la corona, que semeja la dicha Cruz de Calatrava, y la cual está sobre campo blanco".
Según Enrique Peña, autor de erudito trabajo sobre el particular, el águila procede del escudo de armas de los Ortiz de Zárate, de los cuales descendía Garay; en cuanto a los aguiluchos, serían símbolo de las cuatro ciudades que el Adelantado Ortiz de Zárate estaba obligado a fundar por sus capitulaciones; y en lo tocante a la Cruz calatraveña, obedecería, según propias palabras del General Garay, al hecho de "haber servido a este Puerto con fin y propósito firme de ensalzar la fe católica y servir a la Corona de Castilla y León".
Por consiguiente, de acuerdo al transcripto texto primitivo, el águila debe representarse sobre campo plateado, mirando a diestra del blasón, o sea a la izquierda del que mira; provista de plumaje negro, con algún matiz grisáceo, llevando en la cabeza una corona antigua, señorial, dotada de puntas sencillas, y al pie los cuatro polluelos del color de aquella ave.
La descripción en terminología heráldica estricta, es como sigue "En campo de plata, un águila de sable, coronada a la antigua de oro, alzando con la garra derecha una Cruz semejante a la de Calatrava, de gules, la cual sobrepasa la altura de la indicada corona y en punta, rodeándola, cuatro aguiluchos del mismo esmalte que el ave mayor".
Detalle del campo inferior del escudo de la Universidad del Salvador:
el águila mira hacia diestra
Posteriormente, fue contorneada el águila —o sea la dibujaron los artistas mirando a siniestra del escudo (derecha del observador) por mera comodidad del dibujante—; a la Cruz de Calatrava se le dio un tamaño exagerado con relación al del ave y se le puso corona imperial, apartándose en el primero y tercer supuesto del correcto blasonamiento conforme a lo señalado por Juan de Garay y, en el segundo, transgredióse principio de Arte Heráldico. También suele darse al águila un esmalte marrón, más o menos claro, en vez del negro (denominado "sable" en Heráldica agregando ahora que al rojo se le llama "gules").
Representación del escudo
en que el águila mira a diestra
Debemos concluir, pues, que la verdadera interpretación del primer blasón de nuestra ciudad capital, es la que hemos dado en términos comunes en el tercer párrafo de este escrito y en lenguaje heráldico en el siguiente. No son adecuadas a la normatividad histórico-heráldica las armerías porteñas, de la manera que se vienen exhibiendo en edificios, libros y otros documentos, desde hace más de medio siglo, inspiradas en su mayor parte en la arbitraria versión que de su dibujo se hace en la citada obra de Peña».
Escudo de Buenos Aires en la bandera de la Ciudad (foto propia) |
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