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domingo, 9 de junio de 2019

Escudo de monseñor Jorge López

Para el día de Pentecostés, buscamos un escudo episcopal que contuviera una imagen del Espíritu Santo. El escudo de monseñor Jorge López, como veremos, responde con creces a ese propósito.
Monseñor Jorge Manuel López nació en Rosario en 1918. Fue ordenado sacerdote en su ciudad natal en 1942. En 1968 fue designado Obispo Titular de Ausafa y Auxiliar de Rosario; recibió la consagración episcopal el 15 de agosto de ese año. Fue promovido en 1972 a Arzobispo de Corrientes. En 1983 fue trasladado a la sede arzobispal rosarina, de la que tomó posesión el 18 de marzo de ese año. Se desempeñó como Arzobispo de Rosario hasta 1993, año en que elevó su renuncia, por haber llegado a la edad canónica. Murió en diciembre de 2006. 

El escudo episcopal de monseñor López es un colorido partido. 1° de gules, una cruz latina de oro superada de una paloma en vuelo, de plata. 2° de oro, una llama de fuego, de gules. Jefe de plata y tres rosas heráldicas de gules.

Al timbre, galero arzobispal de sinople;  cruz arzobispal de oro acolada al escudo.

El lema episcopal es «Veritatis facientes in caritate». La frase pertenece a la Carta a los Efesios (4, 15): «Veritatem autem facientes in caritate crescamus in illum per omnia, qui est caput Christus»; en la traducción argentina de la Biblia, «Viviendo en la verdad y en el amor, crezcamos plenamente, unidos a Cristo. Él es la Cabeza».  También puede interpretarse como «Realizando la verdad en el amor».




Decíamos que este blasón episcopal responde "con creces" a la propuesta de presentar un escudo con el Espíritu Santo en este día de Pentecostés. En efecto, no sólo aparece una paloma -el símbolo más tradicional de la Tercera Persona de la Trinidad- en el primer campo, sino también una llama de fuego en el segundo.  

Los cuatro evangelios narran que, inmediatamente después del bautismo de Jesús, «el Espíritu Santo descendió sobre él en forma corporal, como una paloma» (Lc 3, 22 y textos paralelos).  

Por otro lado, en los Hechos de los Apóstoles se dice que «al llegar el día de Pentecostés, estaban todos reunidos en el mismo lugar. De pronto, vino del cielo un ruido, semejante a una fuerte ráfaga de viento, que resonó en toda la casa donde se encontraban.  Entonces vieron aparecer unas lenguas como de fuego, que descendieron por separado sobre cada uno de ellos.  Todos quedaron llenos del Espíritu Santo» (2, 1-4a). El símbolo del fuego  también aparece en el célebre himno Veni Creator, tan propio de la liturgia de hoy, en que el Espíritu Santo es llamado «Paráclitus, altíssimi donum Dei, fons vivus, ignis, cáritas, et spiritális únctio», es decir, «Paráclito, don de Dios Altísimo, fuente viva, fuego, caridad y espiritual unción».

Y el párrafo 696 del Catecismo de la Iglesia Católica explica, entre los símbolos del Espíritu Santo, que el fuego
  ...simboliza la energía transformadora de los actos del Espíritu Santo. El profeta Elías que "surgió [...] como el fuego y cuya palabra abrasaba como antorcha" (Sir 48, 1), con su oración, atrajo el fuego del cielo sobre el sacrificio del monte Carmelo (cf. 1 Rey 18, 38-39), figura del fuego del Espíritu Santo que transforma lo que toca. Juan Bautista, "que precede al Señor con el espíritu y el poder de Elías" (Lc 1, 17), anuncia a Cristo como el que "bautizará en el Espíritu Santo y el fuego" (Lc 3, 16), Espíritu del cual Jesús dirá: "He venido a traer fuego sobre la tierra y ¡cuánto desearía que ya estuviese encendido!" (Lc 12, 49). En forma de lenguas "como de fuego" se posó el Espíritu Santo sobre los discípulos la mañana de Pentecostés y los llenó de él (Hech 2, 3-4). La tradición espiritual conservará este simbolismo del fuego como uno de los más expresivos de la acción del Espíritu Santo (cf. San Juan de la Cruz, Llama de amor viva). "No extingáis el Espíritu"(1 Tes 5, 19).
En cuanto a las tres rosas del jefe,  es razonable suponer que son una referencia al Santo Rosario (y el número tres aludiría entonces a los tres grupos de misterios), dado que la ciudad natal de López, su primer destino sacerdotal y episcopal,  y su sede arzobispal, corresponden a la ciudad de Rosario.



Como en muchos otros casos en que este Blog ha sido pionero en la publicación de escudos,  entendemos (porque hasta ahora lo hemos buscado intensamente sin éxito) que es la primera vez que el  emblema episcopal de monseñor López aparece en la Red.  Un mérito  que también le corresponde a José Luis Batres, ya que en su libro "Obispos de la Argentina" hemos encontrado el blasón que hoy compartimos.

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