En la tercera entrada de este Blog, en junio de 2010, publicamos un fragmento del artículo titulado "Errare Humanum Est", de Julio Luqui Lagleyze, publicado en la revista Todo es Historia en 1978.
El fragmento publicado se refiere al escudo de Buenos Aires y está encabezado con el subtítulo "El vero escudo de la Trinidad (que ahora no hemos de equivocarnos)".
Hemos resuelto publicar de nuevo esa interesante nota, más de ocho años después de aquella entrada, en una fecha especialmente significativa en la historia del escudo porteño -como veremos más abajo- y recordando además el 40° aniversario de la publicación original en la famosa revista fundada por Félix Luna.
Pero esta vez transcribiremos el texto original, reemplazando las imágenes originales por otras de mejor calidad técnica y agregando algunas más -también algunas fotos propias- que ilustren más y mejor las distintas menciones de escudos que hace Luqui Lagleyze.
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El vero escudo de la Trinidad
(que ahora no hemos de equivocarnos)
«El 20 de octubre de 1580 don Juan de Garay, además de designar Santo Patrono a San Martín de Tours (...) determina el escudo de armas que debe tener la ciudad: “...y entre tanto usen ...un águila negra, pintada al natural, con su corona en la cabeza, con cuatro hijos debajo, demostrando que los cría, con una cruz colorada sangrienta que salga de la mano derecha y suba más alta que la corona, que semeje la Cruz de Calatrava, y la cual esté sobre campo blanco” (plata) y estas dijo, que “señalaba y señaló por armas de la ciudad”. Todo esto consta en el Acta del Cabildo del 20 de octubre de 1580, la cual, aunque desaparecida, se reproduce en el testimonio que se envía a España y que se encuentra actualmente en el Real Archivo de Indias.
Sobre su simbolismo mucho se ha conjeturado y discutido; lo cierto es que, sea cual fuere, nuestra querida Trinidad tiene ahora otro escudo. ¿Qué pasó?
Parece que el Rey no dio respuesta al pedido de proveer un blasón para la ciudad, ya que en febrero de 1590 el Cabildo insiste sobre lo del escudo, para que se apruebe. Esta aprobación del Consejo, llega, por fin, el 20 de setiembre de 1591.
Lamentablemente se han perdido muchos documentos y Actas de esa época. Debido a esto, recién aparecen nuevamente noticias del escudo el 26 de octubre de 1615, esto es 24 años más tarde. En esa sesión, el Capitán Víctor Casco de Mendoza —Alcalde de Hermandad— condena al platero Melchor Miguez a que labre en plata las armas de la ciudad; Miguez había sido juzgado por lesiones. Pero Casco de Mendoza, cofundador con Garay de la Trinidad, y que conocía bien el escudo del fundador, a 35 años del suceso, estaba viejo y la arteroesclerosis ya debía de haber hecho de las suyas. Sólo así se explica la descripción que hace de las armas de la ciudad: “...que son un pelícano con cinco hijos” (el subrayado es nuestro) los cuales deben ponerse en un sello de plata.
Aparte de Casco de Mendoza —contemporáneo de la fundación, como dijimos— había muchos otros que conocieron las reales armas y estaban aún las hoy desaparecidas actas que debieron haber evitado el error. Desconocemos si llegó a usarse tal sello y tampoco si llegó a hacerse tal escudo.
Pasan así otros treinta y cuatro años. Llegamos a la gobernación de uno de los más pintorescos personajes de nuestro pasado monárquico: don Jacinto de Láriz. En la sesión del Cabildo del 5 de noviembre de 1649, el Gobernador propone un sello de armas y también que los porteros del Cabildo usen uniforme y porten sendas mazas de plata en las ceremonias. Para esto, el Gobernador dormía la siesta en paños menores en un banco frente al Fuerte, con gran escándalo de la población y del clero.
En el acta se lee: “...atento no haberse hallado en el archivo de este Cabildo y en sus libros que ya ha tenido ni tenga hasta ahora armas algunas cuyo sello de armas sirva para sellar cualquier testimonio, certificaciones, pliegos, cartas, y demás recaudos necesarios...”. Es curioso, ya que en esa sesión había miembros del Cabildo que estuvieron presentes en 1615 cuando lo del pelícano de Casco de Mendoza y la condena de Miguez; pero también debían estar arteroescleróticos o amnésicos.
El escudo aparece en el dibujo que está en el Acta, y consiste en una paloma radiante —única sobreviviente de la Trinidad, según parece—, que se halla encima de las aguas del Río de la Plata, sobre las cuales asoman el brazo y uña de un ancla. El escudo tiene una bordura (deteriorada) en la cual se lee: "Ciudad de la Trinidad - Puerto de Buenos Aires". Como se infiere de lo descripto, nada tiene que ver con aquel escudo que nos diera el fundador. El sencillo escudito de Láriz reemplaza desde entonces al bizarro e hispánico escudo de Garay.
En el célebre escudo del Cabildo, en el cual están el escudo español, Nuestra Señora y San Martín de Tours, aparecen, por vez primera, a ambos lados del escudo de Láriz, un par de barcos. No se sabe de dónde salieron, ni quién los puso.
Tapiz de la Sala Capitular del Cabildo de Buenos Aires |
En la proclamación de Fernando VI en 1747 se hacen medallas con el escudo, por encargo del Alférez Real, don Francisco Rodríguez de Vida. El platero —bastante poco observador—, al copiar el escudo existente en el Cabildo, introduce dentro de él los barcos aledaños. La aceptación del Cabildo sirvió de tácita aprobación. Pero al entrar al escudo los barcos cambian de posición; frente a frente cuando estaban fuera, miran ahora ambos hacia la derecha.
De aquí en más se suceden los cambios, debido a la falta de cuidado o a la mala calidad artística de los grabadores. En las medallas de Carlos III, Carlos IV y Fernando VII, paloma, barcos y anclas sufren diferentes metamorfosis. La paloma parece, ora un pterodáctilo, ora un loro; los barcos se enfrentan, miran a la derecha, están oblicuos o hacia la izquierda; el ancla, en fin, en general “flota” como si fuera de “tergopol”.
Pero es aun [peor] la factura de las medallas de 1805 (Perdriel) y las de 1811 y 1813. En la primera los barcos no sólo son horribles, sino que en la parte superior de sus mástiles aparecen como coronados por cabezas de caballo estilizadas; su paloma es también muy mala. La segunda tiene una paloma “gallinácea”, y uno de los barcos se ha hundido, ya que aparece uno solo. La tercera es la más aceptable.
Medalla de 1811 ("Viva la Excelentísima Junta") |
Medalla de 1813 ("Morir por la Patria es gloria") |
Este escudo se ve también en la bandera coronela del Regimiento de Voluntarios de Buenos Aires, y en la famosa “tarja” que enviara el Ayuntamiento de Oruro al Cabildo de Buenos Aires con motivo del triunfo porteño contra el invasor inglés.
"Tarja" de Oruro (foto propia tomada en el Museo Histórico Nacional) |
Luego se van sucediendo una serie de escudos con la mayor anarquía en cuanto a diseño; entre ellos, en 1852, una comisión integrada por Gabriel Fuentes, Emilio Agrelo, y Domingo F. Sarmiento, aconseja el empleo de un diseño en el cual falta el ancla.
Empuñadura de una "Espada de Honor" obsequiada a Rosas por la Legislatura de Buenos Aires en 1833 (foto propia tomada en el Museo Histórico Nacional) |
Al fin, una ordenanza del 3 de diciembre de 1923 uniforma las características de este escudo y de sus elementos, estableciendo. entre otras cosas, que los barcos serían una carabela y un bergantín del siglo XVI.
Este, el de Láriz, es el que actualmente se usa. Pero la Trinidad reclama el soberbio y majestuoso escudo de Garay que le fuera escamoteado, el escudo que han rescatado para sí el Club Municipal y un conocido y lujoso hotel de la zona del Retiro; el legítimo escudo de su fundación, nacido junto con su santo patrono, un 20 de octubre de 1580».
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Hemos elegido para esta entrada la fecha en que se cumplen 95 años de la norma que oficializó el escudo de Buenos Aires. En numerosas ocasiones en la vida de este Blog nos hemos ocupado de los blasones porteños (el original de Garay, el de Láriz y las infinitas versiones que se sucedieron), por lo que recomendamos a nuestros lectores buscar todas esas entradas mediante las etiquetas "escudo de Buenos Aires", "ciudad de Buenos Aires" y "bandera de Buenos Aires".
Versión actual del escudo de Buenos Aires (¡sin el ancla!) en el stand del Gobierno de la Ciudad en la Feria del Libro 2018 (foto propia) |
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