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viernes, 12 de marzo de 2021

«El blasón de la República Argentina — Su falta de precisión»

En la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España se conservan ejemplares de la revista "Academia Heráldica" publicados entre 1906 y 1912. Autodefinida como "Revista de Ciencias históricas, Genealogía, Arqueología, Heráldica, Bellas Artes, etc.", sostenía en su número 1, a modo de lema: «Como los pueblos, las familias deben conocer su historia y conservar el recuerdo de los hechos gloriosos».

En el número correspondiente al mes de enero de 1908, Academia Heráldica publicó como "nota de tapa", entre otros breves artículos, uno relativo a «El blasón de la República Argentina — Su falta de precisión», firmado por el director de la revista, Julio de Lecea y Navas. Se refiere al célebre estudio de Estanislao Zeballos sobre nuestro Escudo Nacional, que nosotros publicamos, en su parte sustancial, en junio del año pasado. 

La nota de Academia Heráldica estaba ilustrada con el grabado que reproducimos en esta entrada, y su texto era el siguiente:

El distinguido escritor D. Estanislao S. Zeballos, actual ministro de Relaciones Exteriores y Culto de la próspera República Argentina, ha publicado un interesante folleto sobre el escudo y los colores nacionales de su país.

La anarquía que existe por lo común en la representación de los emblemas de las Repúblicas americanas hace necesarios, por consiguiente, trabajos de investigación heráldica, como el que debemos a la bien cortada pluma del Sr. Zeballos, y el cual ha merecido la aprobación de los ilustres jefes de las dos Escuelas históricas argentinas, Teniente General Bartolomé Mitre, y doctor D. Vicente Fidel López. 

El blasón está representado en el sello que adoptó la Asamblea General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata en 1813, y que describió en 1882 el Ministerio de Relaciones Exteriores, diciendo que «es de forma oval, azul en sus dos cuarteles superiores y blanco en los inferiores; sus atributos son dos manos unidas, sosteniendo en una pica el gorro frigio, cuyo significado es: "En Unión y Libertad"; lo corona un Sol naciente y lo rodean dos gajos de laurel ligados en su base». Existen en esta indicación algunos errores, como señala con muy buen acuerdo el Sr. Zeballos. El escudo es cortado, y el metal de su mitad inferior, plata; no se señalan los que deben tener la pica, ni el gorro frigio, ni los brazos que la sostienen; las manos son encajadas; tiene por timbre un Sol en meridiano, y le rodea una corona de laurel. 

Señala el autor, que la mitad superior debe ser de azul ligero o celeste, sin duda alguna, para que tenga los mismos colores que la bandera patria; pero juzgamos que no es éste motivo suficiente para modificar la costumbre, general en heráldica, de no admitir tonalidades en sus esmaltes. 


Decir ahora las variaciones caprichosas que por esta falta de precisión han sufrido los emblemas gloriosos de la nacionalidad, seria «allegar elementos para un voluminoso libro ilustrado con centenares de grabados». Basta revisar las páginas de este curioso opúsculo, para ver que en la moneda; en el sello de los Presidentes de la República, como Rivadavia; en los documentos oficiales de la época de Rozas; en la prensa, en el papel moneda, en los sellos postales, en las condecoraciones, como en los edificios públicos, existe un «desparpajo y desbarajuste, sobre motivos del blasón sagrado de la patria, tan maravilloso, como la indiferencia misma de las autoridades». 

Por esta causa, la obra del Sr. Zeballos, compilada en mucha parte con datos sacados de sus notables colecciones, archivo y biblioteca particulares, merece todas nuestras simpatías y todas nuestras alabanzas. 

Publicamos esta nota en el Día del Escudo Nacional.

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