En las cercanías de donde actualmente se encuentra la localidad misionera de Jardín América se estableció a fines de 1768 una reducción de indios guayanáes que sería la última en la región del Alto Paraná. La reducción llevó el nombre de San Francisco de Paula y tuvo existencia documentada hasta septiembre de 1816.
Ciento treinta años después, un grupo de pioneros concretó el acto fundacional de una villa, a la que bautizaron con el nombre de Jardín América. El nombre, si bien fue elegido por votación, deriva de la impresión que le había producido a uno de los fundadores la delineación urbana y el buen gusto que destacaba al barrio «Jardim America» de la ciudad de San Pablo, en Brasil. La villa fue fundada el 7 mayo de 1946 y declarada Municipio en octubre de 1957, durante el gobierno del entonces Interventor Federal, Adolfo Pomar.
La ciudad basa su potencial económico en el aprovechamiento de su suelo rojo profundo, ideal para el cultivo de la yerba mate y el té; en la industria maderera; en la producción de frutas (sobre todo ananá y mamón) gracias a su microclima ribereño a orillas del Paraná. La principal atracción turística son los Saltos del Tabay.
Al costado de la Ruta Nacional N°12, se levantaba un gigantesco ejemplar de timbó, que desde el comienzo se convirtió en un referente ineludible de la localidad. Este árbol, considerado como el orgullo de la ciudad, y de gran relevancia en su historia, fue talado en 1976; un retoño fue trasplantado más tarde en la céntrica Plaza Colón.
Otra singularidad de la ciudad es que fue poblada por inmigrantes de diversos credos, sobre todo denominaciones cristianas. Por ello la fe está muy presente en Jardín América.
Todos estos datos ayudan a entender el escudo de Jardín América. Dice Wikipedia:
El escudo de Jardín América fue oficializado en la década del ochenta y es una creación de Antonio Faccendini. El borde superior presenta una cinta con la fecha de nacimiento del pueblo.
El cuerpo central está dividido en tres campos verticales: el primero simboliza la economía; aparece un yerbal, un ananá (que en esa época fue el cultivo que identificaba al municipio) y una rueda dentada que representa a la industria y el trabajo.
El campo central representa a la naturaleza, con el majestuoso Salto Tabay como protagonista y con el mismo sol naciente del futuro presente en los escudos nacional y provincial.
El campo derecho simboliza la cultura: en él aparecen unas manos sosteniendo una Biblia, de acuerdo al espíritu de los primeros pioneros de la localidad. Y en el fondo el añoso árbol timbó alrededor del cual se originó la comunidad.
Según el sitio (hace tiempo inactivo) del señor Van Meegroot, el escudo tiene esta descripción (note el lector algunas diferencias con otras versiones del escudo):
«Trae en palo diestro sobre tapiz de azur celeste una rueda dentada de sable, un ananá de su color foliado de sinople sobre un campo de gules con arbustos de sinople.
Trae en palo una golondrina de sable y plata volando a la siniestra sobre un sol naciente de oro con nueve rayos rígidos de disímil longitud asomando entre una arboleda foliada de sinople con un río y cascada de plata aclarada de azur celeste entre barrancas de sinople liviano.
Ornamentos: como timbre una cinta terciada en faja de azur plata y azur brochante del borde superior plegada sobre sí misma en los ángulos y extremo cortado en triángulo. Bordura de plata biselada, forro de gules.
SIMBOLOGÍA: A la diestra simbolizados su industria maderera y celulósica y el cultivo de frutos tropicales por el engranaje y el ananá; en el centro el sol, fuente de vida y valor, alumbrando el salto Tabay, atractivo turístico; a la derecha un lapacho que simboliza la reforestación y un libro que simboliza su cultura. La cinta con los colores patrios reafirma su pertenencia a la nación».
Publicamos esta entrada en el aniversario de la fundación de Jardín América.
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