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viernes, 19 de abril de 2019

Escudo del cardenal Antonio María Barbieri

Para este Viernes Santo hemos elegido el escudo del primer cardenal uruguayo.




Alfredo Barbieri -tal su verdadero nombre- nació en Montevideo el día del IV Centenario del Descubrimiento de América. Ingresó en la orden de los franciscanos capuchinos y al hacer sus votos tomó el nombre de Antonio María. Fue ordenado sacerdote en 1921. Ejerció como Superior de su congregación en la provincia formada por Uruguay y Argentina; también ejerció la docencia en nuestro país.

En 1936 fue designado Arzobispo Titular de Macra y Coadjutor de Montevideo, por  lo que a la muerte en 1940 de su antecesor, monseñor Aragone, se convirtió automáticamente en el siguiente Arzobispo de Montevideo.

Fue hecho cardenal en el primer consistorio de San Juan XXIII, celebrado en 1958,  y se le asignó el Título Presbiteral de San Crisógono.  Renunció a la sede montevideana en 1976, tras 40 de servicio episcopal en esa Iglesia particular. Murió en 1979.
Pasamos a su escudo cardenalicio.  
Cuartelado. 
En el primer campo, de plata, los Sagrados Corazones de Jesús y de María, de su color.
En el segundo campo, el emblema tradicional de los franciscanos.
En el tercer cuartel, una clara evocación del escudo de Montevideo.
En el último campo, de oro, un ramo de tres flores de gules con ramas y hojas de sinople.
Un escusón de plata en el centro lleva dos estrellas de sable en faja.
Ornamentos exteriores cardenalicios habituales.


Aparte de esta elemental descripción, y de los significados obvios del segundo y del tercer cuartel, nada podemos asegurar acerca de este escudo.  Pero la presencia destacada de la cruz redentora en el escudo de los franciscanos justifica publicar esta entrada en el Viernes Santo. Se dice en un sitio oficial de la orden:
El escudo de la Orden de San Francisco nos muestra dos brazos cruzados sobre la cruz  (...). El primer brazo desnudo representa a Jesucristo y el segundo a San Francisco de Asís, fundador de la Orden franciscana. Cada mano tiene una herida en su palma. Estas representan las marcas de los clavos que recibió Jesús en su pasión y muerte. San Francisco experimentó los estigmas: a él se le aparecieron también las mismas llagas que sufrió Cristo. Por esta razón, San Francisco es conocido como el reflejó de Cristo. A veces, también se ponen nubes debajo de los brazos, significativo de que San Francisco ahora disfruta la Vida Eterna al lado de Jesús. El significado del escudo de los Franciscanos es la conformidad de san Francisco con Cristo: el crucificado del Alvernia con el Crucificado del Gólgota. 

Respecto del lema, "Adveniat Regnum tuum", se trata de  un fragmento del Padrenuestro: "Venga tu reino".

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