Sus armas: "D'azur à une ancre et deux épées croisées d'or, surchargées d'un globe terrestre d'argent; au franc-quartier des comtes sénateurs".
De azur, un ancla y dos espadas cruzadas, de oro, cargadas de un globo terrestre de plata; franco cuartel de los condes senadores.
"De los condes napoleónicos, los que eran senadores (miembros del antiguo Senado Conservador, lo que hoy es el Senado Francés, que sería como un congreso) tenían preferencia heráldica, tanto en el Imperio Francés como en el Reino de Italia, que Napoleón también gobernaba. En el cantón o franco-cuartel de azur de sus escudos (...), llevaban una sierpe de plata, enroscada en un espejo de oro, figura que era el símbolo del Senado Conservador" (fuente: aquí).
Pero ¿cuál es el vínculo de Luis Antonio de Bougainville con nuestro país?
Como sabemos, la ocupación real de las Malvinas no comenzó sino hasta los primeros años del siglo XVIII y estuvo a cargo de numerosas expediciones, procedentes, la mayor parte, del puerto francés de Saint-Malo, lo que les dio nombre a las islas. Ese mismo siglo estuvo marcado por las disputas territoriales y comerciales entre Gran Bretaña, España y Francia, y es en ese marco que se desarrolla la Guerra de los Siete Años. En 1763, cuando por "la paz de París (...) Francia dejaba casi todo su imperio colonial, un joven héroe en disponibilidad concibió el proyecto de reiniciar valientemente el antiguo programa de descubrimientos australes", para lo cual creó en el archipiélago "una colonia activa y próspera", en palabras de Paul Groussac en su celebérima obra "Las Islas Malvinas". Habla, naturalmente, de Luis de Bougainville, a quien llama "rico, elegante, muy mundano" y "del más alto valor intelectual y moral", entre otros elogios.
"La colonización de las Malvinas -sigue diciendo Groussac- fue el hecho inicial de Bougainville", quien emprendió la tarea por su propia cuenta y con su propia fortuna. Con dos barcos se dirigió al archipiélago y estableció en febrero de 1764 una colonia a la que llamó Port St. Louis. Entre otros vericuetos de la historia que no es del caso mencionar ahora (y en los que aparece, cuándo no, la Gran Bretaña), hay que decir que el gobierno español protestó por esta ocupación de sus posesiones. Bougainville debió entregar la colonia malvinera al gobierno español, que accedió, "como arreglo equitativo y sin estar obligado a ello (Francia reconocía bien fundadas las reclamaciones) el reembolso de los gastos hechos". Bougainville entregó la colonia a Felipe Ruiz Puente, nombrado gobernador de las islas, en abril de 1767; luego prosiguió su viaje, que sería la primera circunnavegación del mundo hecha por un francés. A esto alude el globo terráqueo en las armas que compartimos hoy.
De las aventuras de Bougainville a lo largo del mundo (pues anduvo por todas partes como militar, como investigador, como comerciante o como explorador) queda otro recuerdo en las calles de nuestras ciudades. Se trata de la especie vegetal conocida en otras latitudes como buganvilla (o buganvilia), nombre que se le puso en su homenaje. Es la planta que nosotros llamamos Santa Rita.
El nombre le fue dado a la especie por Philibert Commerson (1727-1773) en honor de Bougainville porque él fue quien introdujo la planta en Europa desde Brasil. Commerson era el botánico que acompañó a Bougainville en su expedición alrededor del mundo de 1766 a 1769.
Publicamos esta entrada en el Día de la Reafirmación de los Derechos Argentinos sobre las Islas Malvinas y demás territorios australes.
Como sabemos, la ocupación real de las Malvinas no comenzó sino hasta los primeros años del siglo XVIII y estuvo a cargo de numerosas expediciones, procedentes, la mayor parte, del puerto francés de Saint-Malo, lo que les dio nombre a las islas. Ese mismo siglo estuvo marcado por las disputas territoriales y comerciales entre Gran Bretaña, España y Francia, y es en ese marco que se desarrolla la Guerra de los Siete Años. En 1763, cuando por "la paz de París (...) Francia dejaba casi todo su imperio colonial, un joven héroe en disponibilidad concibió el proyecto de reiniciar valientemente el antiguo programa de descubrimientos australes", para lo cual creó en el archipiélago "una colonia activa y próspera", en palabras de Paul Groussac en su celebérima obra "Las Islas Malvinas". Habla, naturalmente, de Luis de Bougainville, a quien llama "rico, elegante, muy mundano" y "del más alto valor intelectual y moral", entre otros elogios.
"La colonización de las Malvinas -sigue diciendo Groussac- fue el hecho inicial de Bougainville", quien emprendió la tarea por su propia cuenta y con su propia fortuna. Con dos barcos se dirigió al archipiélago y estableció en febrero de 1764 una colonia a la que llamó Port St. Louis. Entre otros vericuetos de la historia que no es del caso mencionar ahora (y en los que aparece, cuándo no, la Gran Bretaña), hay que decir que el gobierno español protestó por esta ocupación de sus posesiones. Bougainville debió entregar la colonia malvinera al gobierno español, que accedió, "como arreglo equitativo y sin estar obligado a ello (Francia reconocía bien fundadas las reclamaciones) el reembolso de los gastos hechos". Bougainville entregó la colonia a Felipe Ruiz Puente, nombrado gobernador de las islas, en abril de 1767; luego prosiguió su viaje, que sería la primera circunnavegación del mundo hecha por un francés. A esto alude el globo terráqueo en las armas que compartimos hoy.
De las aventuras de Bougainville a lo largo del mundo (pues anduvo por todas partes como militar, como investigador, como comerciante o como explorador) queda otro recuerdo en las calles de nuestras ciudades. Se trata de la especie vegetal conocida en otras latitudes como buganvilla (o buganvilia), nombre que se le puso en su homenaje. Es la planta que nosotros llamamos Santa Rita.
Santa Rita en el Palacio San José (Entre Ríos) (foto propia) |
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