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jueves, 25 de junio de 2020

«EL ESCUDO Y LOS COLORES NACIONALES» (2 de 4)

Transcribimos a continuación, con las especificaciones que señalamos ayer, la segunda parte (capítulos V a VII) de la obra de Estanislao Zeballos referida al Escudo Nacional y a nuestros colores patrios.


EL ESCUDO Y LOS COLORES NACIONALES


V

Los ideales que embargaban todas las mentes eran la Libertad, la Igualdad, la Fraternidad; inspiraron el Himno Nacional, y están sintéticamente expresados en el escudo, en campo de elipse, trazada verticalmente y cortado en dos partes iguales por el diámetro menor de la figura. Los dibujos de 1813 y posteriores, hechos en pergamino algunos de ellos, representan el campo del escudo con los colores nacionales: azur ligero en la parte superior y plata en la inferior. Tal lo exhibe hoy mismo a nuestra alma emocionada la bandera de 1812 y de 1813, que custodia Jujuy, en cuyos aires ondeó entre el humo de los combates.

Dos brazos desnudos, encarnados, se mueven de ambos lados del cuartel en plata, inclinados de abajo hacia arriba, a 45 grados sobre la horizontal, y sus manos encajadas sostienen la pica, cuya base no llega al pie de la elipse. La pica alza un gorro frigio, con su color tradicional de gules, a una altura que ocupa la parte central del cuartel azur ligero y remata cerca de la extremidad superior de la elipse. Todo el campo de ella está rodeado de una corona de ramas, finas de laurel:

Coronada su sien de laureles


En la cabecera superior del escudo y detrás de la corona de laurel, esplende el Sol, mostrando su cara rodeada por treinta y dos rayos rectos y ondulantes, alternados con simetría heráldica.



VI

La mente y el corazón de los hombres de la Asamblea se elevaba a los más altos y virtuosos conceptos de la Patria y de sus ideales, bajo la influencia del clasicismo greco-romano. El círculo literario y político de Buenos Aires había hecho, en efecto, estudios serios, desde luego, bajo la dirección de maestros eximios, como los padres españoles Muñoz y Fernández y después por acción y disciplina propia. La virtud ingénita de aquellos varones mataba los ocios enervantes de la vida de aldea en el estudio de la Antigüedad. Mi ilustre amigo el doctor don Vicente Fidel López habla aún con admiración de la sabiduría clásica de los espíritus superiores de la Revolución, entre quienes vivió durante su juventud. De su glorioso padre dice que había profundizado el latín, como otros y no pocos de su generación. Algunos conocían bien el griego. 

[...]

El escudo argentino es, por cierto, una concepción científica y artística en que se funden las tradiciones locales, el arrebato militar de la época y la influencia de la educación clásica. En efecto, evitando con venerable buen gusto la vulgaridad, a veces chocante o ridícula, que abunda en los blasones de la nobleza europea y en ciertos escudos locales y nacionales, los hombres de Mayo se inspiraron en las tradiciones clásicas de la Unión, de la Libertad y de la Gloria, observando estrictamente las reglas científicas del Arte Heráldico para simbolizarlas en el blasón de la Patria. Es por eso de una sencillez y belleza incomparables.


VII

La pica sosteniendo el gorro frigio de gules, doblado abajo, que ocupa el campo del escudo, cruzando sus dos cuarteles de plata y azur ligero, es una reminiscencia clásica. El gorro colorado de los frigios, imitado aún por los catalanes y otros provinciales de España, es originario del pueblo cuyo nombre lleva, de inciertas tradiciones y de historia que por remota permanece incompleta todavía. La antigüedad greco-romana usó el gorro frigio en el sentido político, que la época moderna acepta y pasea en triunfo. Fue, en efecto, el distintivo de los esclavos restituidos a la dulce libertad. Un clásico ha dicho: «Era aquel bonete (pileus) insignia de libertad. Los esclavos llevaban el cabello largo y la cabeza descubierta y en adquiriendo la libertad se cortaban el cabello y usaban del bonete».


Atis niño, llevando un gorro frigio;
escultura en mármol del siglo II

Los agitadores y las asonadas lo alzaron en Roma misma, como señal irresistible, convocando a los esclavos a la sublevación redentora. La historia romana describe varios sucesos en que el gorro fue paseado en las calles de la ciudad imperio, sostenido por una pica, cual lo dibuja nuestro escudo, como insignia libertadora. Tito Livio ha dicho a su respecto: servos ad pileum vocare: «llamar los esclavos (al uso del pileum) a la libertad». El gorro sostenido por la pica fue por eso usado en los Estados Unidos, en Francia, en los Países Bajos y en las Provincias Unidas del Río de la Plata cual emblema de redención política, y como juramento solemne de conquistar y mantener la Libertad con las armas en la mano.

Los brazos, movientes en el cuartel de plata del escudo, expresan la Unión fraternal de las provincias constituidas en
una nueva y gloriosa Nación.

Las manos encajadas, que sostienen la pica del gorro frigio, son un jeroglífico heráldico inspiradamente traído al cuartel plateado del escudo. La tradición oral atribuye la idea a Monteagudo. 


El grabado adjunto reproduce el símbolo heráldico de la Fe, del tratado de Gourdon de Genouillac (figura 68, pág. 51). Puede verse el mismo grabado en la página 40 del Annuaire Héraldique citado después, etc. Se dice que las manos son movientes porque salen de los flancos del blasón y avanzan hacia el centro de su campo. El primer autor citado, describe su dibujo de las manos movientes, así:
La Fe, figura representada por dos manos que se unen, dibujadas de frente. Es vestida, cuando los puños están cubiertos de alguna tela de esmalte diferente. Las dos manos deben ser diestras, porque representan «un apretón de manos». Y el vocabulario, que precede al Annuaire, etc., de París, agrega: «Fe, se dice de dos manos que se estrechan. Símbolo de reconciliación, de alianza y de fidelidad» (pág. 40). 
Tal es el concepto de leal e indisoluble unión de las provincias coloniales, que ellas representan en el escudo argentino. Al sostener la pica, que alza el gorro frigio, las armas nacionales figuran el propósito solemne de defender y de conservar la Libertad y la Unión.

Ejemplos ofrecen los blasones europeos del uso del emblema heráldico de las manos desnudas o vestidas, movientes de los flancos y encajadas en el corazón del campo, rectas como en aquel dibujo o inclinadas, como se ve en el sello de nuestra Asamblea de 1813. El Annuaire francés de 1897 reproduce el escudo de la familia De Chaudésaignes, de la Haute Auvergne, «de azur con una gavilla de doradas mieses empuñada por dos manos de plata», vestidas, movientes de los flancos, en el tercio inferior de un campo de forma en punta, usual en los siglos XVI y XVII. En la página 650 del diccionario de Sir Barnard Burke se ve el escudo del conde Haddington, creado en 1613, en cuya cresta aparecen «dos manos diestras, salientes de entre nubes, horizontalmente estrechadas y sosteniendo entre ellas un gajo de laurel erguido».

Piferrer, en la obra que describiré en seguida (VI. 194, blasón número 2699) dibuja y comenta las armas de la Villa de Horche u Orche en la provincia de Guadalajara, en estos términos: «Escudo cortado: el 1º de azur y un castillo de plata, acompañado de dos olivos; el 2° del mismo esmalte y dos manos derechas encajadas».


Escudo de Horche (Guadalajara, España)

En resumen: los atributos combinados del blasón nacional, gorro, pica y manos encajadas que la sostienen, responden a la idea de la aparición de las provincias del Virreinato en el concierto de las naciones independientes, bajo los auspicios del lema: En Unión y Libertad, que la moneda, decretada por la Asamblea el 13 de abril de 1813, consagró en el cuño perdurable.

La corona sinople que circunda el óvalo del escudo es también de clásico origen. Fue la rama del laurel el símbolo militar del Triunfo y de la Gloria en la antigüedad. Corona y ramas de laurel inmarcesible eran ofrecidas a los emperadores, generales y soldados romanos, que las ostentaban orgullosos en las procesiones del Triunfo, decretados por la gratitud nacional. Este concepto de los hombres de Mayo está expresado en el coro del Himno Nacional

Sean eternos los laureles
que supimos conseguir,

en cuyo verso los laureles corresponden a las victorias obtenidas por la Revolución en los primeros cuatro años de vida libre. El simbolismo de los dos cuarteles del escudo de las Provincias Unidas del Río de la Plata fue rodeado, pues, por la corona clásica de ramas de laurel siempre verde, en conmemoración de las glorias recientes que circundaban de luminosa e histórica aureola a la nueva Patria.

Es una corona de laureles y no una guirnalda, porque, como se ve en el sello, no tiene solución de continuidad. Dispuso la Asamblea, en efecto, que las ramas se cruzaran en la parte inferior del escudo atadas con el lazo celeste y blanco de los revolucionarios de Mayo de 1810, y que en la parte superior se enredaran dos ramas finas, cubriendo la faz del Sol en meridiano.

(Mañana publicaremos la tercera entrada de esta serie)

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