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viernes, 23 de septiembre de 2022

Escudo de monseñor Benito Lascano

Nos ocuparemos hoy de un escudo episcopal, como tantas otras veces. Pero en esta ocasión, en la breve reseña biográfica que suele acompañar la descripción y explicación del escudo, nos daremos un pequeño "lujo", porque el texto que a continuación compartiremos fue escrito por Jorge Novak SVD, Doctor en Historia de la Iglesia.

El escudo pertenece, según el libro "Obispos de la Argentina", a monseñor Benito Lazcano (o Lascano) y Castillo.

Los datos que transcribimos a continuación son un fragmento de una nota del padre Jorge Novak, publicada en "Nuestra Historia", revista del Centro de Estudio de Historia Argentina, número 1 (de enero de 1968).

«José Benito Lascano había nacido en Salavina, provincia de Santiago del Estero, en 1778. Realizó sus estudios en Córdoba, de cuya universidad llegó a ser rector. Desarrolló una notable actividad pastoral como sacerdote; también actuó en política, como delegado del Congreso de Tucumán y en la Legislatura provincial. Fue nombrado Vicario Apostólico de Córdoba, con la sede titular de Comanen, el 19 de octubre de 1830. Recibió su consagración episcopal el año siguiente, en Buenos Aires, de manos de mons. Mariano Medrano». 

(...) 

El gobierno «elevó una súplica al Santo Padre, pidiendo se lo designase obispo diocesano. Ello resultó una realidad en el consistorio del 11 de julio de 1836. Pero Lascano nunca supo de esta promoción, ya que falleció poco después de ella, el 30 de julio de 1836. Su muerte significó para la sede cordobesa una nueva y larga vacante, únicamente superada en 1859, con el nombramiento de mons. José Vicente Ramírez de Arellano. En cuanto al mismo Lascano, no había desmentido el juicio favorable que acerca de él había emitido el nuncio de Su Santidad en Río de Janeiro, y Delegado Apostólico para América Española, mons. Pedro Ostini, con ocasión del nombramiento del obispo de Comanen: "me cumple agregar aquí que la elección de mons. Lascano como obispo y vicario apostólico ha sido excelente, como he dicho en otros despachos. Por todos los indicios que tengo se trata de un hombre verdaderamente piadoso, adicto a la Santa Sede, docto, de edad lozana, salud vigorosa, y de reputación general... juzgo en una palabra que podrá hacer mucho bien..."».

El escudo que trae el libro de Batres es un cortado que reúne los blasones de los Lazcano  (partido; 1° de oro, cinco panelas de sinople puestas en sotuer;  en punta dos calderas de sable puestas en faja; 2° de azur, una banda de oro, engolada en cabezas de dragantes del mismo metal, lampasados de gules y acompañada, en lo alto, de un creciente de plata ranversado y en lo bajo, de una estrella también de plata) y de los Castillo (de gules, un castillo de plata surmontada de una lis del mismo metal, y delante de la puerta del castillo y tapándola, un árbol de sinople y dos perros de plata atados a su tronco con cadenas).

Añadamos a su escudo los ornamentos exteriores propios de la dignidad episcopal y un lema parcialmente arbitrario:



Para el lema (que hemos añadido nosotros) nos basamos lejanamente en el significado del apellido Lascano, de origen vasco:

Como los nombres vascos son onomatopéyicos, hace unos siglos, las gentes de una región de Guipuzcoa habrían denominado así a un caballero quien, al recibir, por favor real, unas tierras, las cubrió con gramas (léase gramíneas), apareciendo así Lazcano, originariamente Lazkano ó Lazkao, "el del campo de gramas".

Inspirados en el significado del apellido, y como estamos en presencia de un escudo episcopal, elegimos como lema el fragmento final de esta frase de Jesús (Mt 13, 24): «El Reino de los Cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo». En latín: «Simile factum est regnum caelorum homini, qui seminavit bonum semen in agro suo»

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