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jueves, 1 de septiembre de 2022

Escudo del cardenal Adalberto Martínez Flores

En el Consistorio Público Ordinario celebrado el sábado pasado fue creado el primer cardenal paraguayo, Adalberto Martínez Flores.

En enero de este año nos ocupamos de sus escudos como Administrador Apostólico del Ordinariato Militar y como Obispo de Villarrica del Espíritu SantoPero he aquí que en febrero fue promovido a la sede arzobispal de Asunción,  de la que tomó posesión el 6 de marzo. Al parecer asumió entonces un nuevo escudo, cuya descripción y explicación aparece  en el sitio oficial de la Arquidiócesis de la Santísima Asunción (consultado el 27 de agosto).

Este es el extraño e inapropiado escudo que allí figura:



Hemos corregido muchos detalles gramaticales (¡y hasta una cita bíblica!) de la descripción y explicación que aparece en el sitio arquidiocesano:

En el escudo personal de Monseñor Adalberto Martínez Flores, en el centro hay una cruz cuyos extremos se abren como pétalos que hablan de la fecundidad del Árbol de la Salvación.

El mismo Cristo llevó nuestros pecados en su cuerpo, a fin de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la justicia: con cuyas heridas habéis sido curados (1 Pe 2, 24).

En el centro de la cruz se halla insertado un diamante, que representa al Crucificado. 

El Apóstol Pablo nos dice: Así, mientras los judíos piden señales y los griegos buscan sabiduría, nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles; pero fuerza y sabiduría de Dios para los que han sido llamados (1 Cor 1, 21-25). Cristo crucificado es la diadema de la fuerza y sabiduría de Dios.

Como trasfondo del escudo la explosión de los siete colores del arco iris simboliza la Resurrección de Cristo, además de ser el signo de la Alianza entre Dios y los hombres. “Pongo en mi arco, las nubes, y servirá de señal de la alianza entre yo y la tierra” (Gn 9, 13).

Los siete colores también representan la universalidad de la Iglesia, y la unidad en la pluralidad de los hombres para que el “Que todos sean uno”, la oración de Jesús al Padre, pueda realizarse.

El río en el escudo es representado con la franja azul como la puerta de entrada de la Buena Nueva en nuestra tierra traída por los misioneros. Los misioneros simbolizados en el escudo son tres, surcando las aguas en la barca de la Iglesia: Santos Roque González de Santa Cruz -nuestro primer santo paraguayo-, Juan Del Castillo y Alonso Rodríguez; ellos dieron sus vidas para testimoniar con su sangre el amor y la fe incondicional a Cristo y a su Iglesia.

La barca simboliza el compromiso misionero del Pastor, de echar las redes sobre la Palabra del Señor para recoger la pesca abundante para el Reino de Dios.

La inicial “M” en el ángulo superior izquierdo (sic) simboliza a la Santísima Virgen María. Es madre y refugio de los pecadores, “plano inclinado que conduce a Dios”. Las estrellas que rodean la inicial simbolizan la virginidad de María, antes, durante y después del parto.

El lema es “Que todos sean uno” (Jn 17, 21). La víspera del sacrificio de la Cruz, Jesús mismo ruega al Padre por sus discípulos y por todos los que creerán en Él, para que sean uno como Él y el Padre son uno.

Este lema se ha castellanizado en el  nuevo escudo de Martínez Flores; ya figuraba en las versiones anteriores (aquí y aquí) pero en la lengua oficial de la Iglesia: "Ut onmes unum sint".

Nada se dice en la explicación oficial acerca de los ornamentos exteriores; esa insólita mitra con borlas, por cierto, es totalmente inapropiada.

Pero en Wikipedia aparece esta otra versión, sustancialmente igual pero con el timbre adecuado, es decir el capelo (aunque las borlas son de obispo y no de arzobispo, al igual que la cruz acolada), y con el lema en latín.



Ahora bien, Adalberto Martínez Flores, como dijimos al comienzo, ha sido hecho cardenal el sábado pasado, con el Título de San Juan "A Porta Latina".  De modo que este debería ser ahora su escudo: 

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