Nos complace compartir con nuestros lectores un artículo publicado en Archivum (revista de la Junta de Historia Eclesiástica Argentina) en su tomo VI, correspondiente a 1962. Firma la nota Vidal Ferreyra Videla. Se refiere al escudo episcopal de Fray Mamerto Esquiú.
Transcribimos el artículo en forma textual, incluyendo las notas al pie, y manteniendo incluso el estilo tipográfico. Hemos omitido sólo una breve frase inconclusa, errata evidente, y hemos corregido dos pequeñas erratas claramente materiales. La imagen del escudo episcopal que traía la nota (en blanco y negro) también aparece aquí, pero hemos añadido dos imágenes más, en color, cuyo crédito respectivo aparece al pie de cada una. Antes de pasar a la nota, recordemos que en dos ocasiones nos ocupamos del escudo del célebre Obispo de Córdoba: el 11 de mayo de 2011 y el 11 de mayo de 2012.
PRESENCIA, NOTICIAS Y ANÁLISIS
DEL ESCUDO EPISCOPAL
DE FRAY
MAMERTO ESQUIÚ,
VIGÉSIMO SEGUNDO OBISPO DE CÓRDOBA
«Largas búsquedas e infructuosas, me desesperanzaron de encontrar el
escudo episcopal de Fray Mamerto.
Un día, sin embargo, una feliz casualidad me puso ante el blasón, si
bien sólo poco a poco ha ido aclarando los secretos que el tiempo fue plegando
en su torno, al cubrirlo con las alas de las horas.
Y no se ve bien claro todavía.
Como no se ha encontrado nada que sobre el particular pueda llamarse
auténtico u oficial, exhibiremos las diversas improntas que hemos conseguido.
El hallazgo que hiciéramos en el museo del Convento Franciscano de
Catamarca ¹ es un tejido de tipo gobelino, hecho en un bastidor de madera,
aproximadamente de 0,70 por 0,50 centímetros. Está inscripto en una
circunferencia con la leyenda: Fr. Mamertus Esquiú et Medina S. Sedis Gratia
Episcopus Cordub. Y todo ello entre un ramaje o adorno floral. Creo obvio
pensar que tanto el círculo y su leyenda, como el adorno floral, son adiciones
arbitrarias, entusiastas, si se quiere, de mano del devoto y admirado tejedor.
De forma no absolutamente definida, pero sí semejante al escudo polaco,
consta de cuatro cuarteles.
Este primer contacto con el escudo nos hace conocer sus elementos esenciales,
así sea con cierta hesitación, debido a lo desvaído de los colores, que se
tornan imprecisos.
En el templete donde se conserva el corazón de Esquiú, en la iglesia
franciscana de la misma ciudad de Catamarca, existe un adorno metálico en el
que está grabado el escudo que nos ocupa. Consta de los mismos cuarteles y
figuras, pero la colocación de éstos es distinta, es decir, en cuarteles
diferentes.
En Heráldica Eclesiástica Argentina, el Pbro. Carlos Ruiz
Santana trae esta descripción: Escudo de Fray Mamerto Esquiú y Medina,
Obispo de Córdoba... Cuartelado. Al primero los corazones de Jesús y de
María. Al segundo, un racimo de uvas unido a un ramito de violetas. Al tercero,
un bloque de tierra (¿alusión a Tierra Santa?). Al cuarto, el brazo desnudo de
Jesucristo y el de San Francisco (vestido) entrelazados en cruz.
No pone los colores del blasón ².
No pone los colores del blasón ².
Otra versión da el Pbro. Juan Carlos Borques. Dice así: En primer
lugar en campo de oro, colocó los sagrados corazones de Jesús y de María. En frente
y en campo de plata, un gajo de rosa en flor, como emblema de Santa Rosa de
Lima, santa de su devoción, Patrona de América y de la Independencia Argentina,
y como tal proclamada en el Soberano Congreso de Tucumán.
En la parte inferior del escudo, en campo color púrpura, dos brazos
entrelazados de Jesucristo y San Francisco, sosteniendo en alto la Cruz... en
el último cuartel… figura en fondo de un color gris indefinido… una mancha
grande y oscura que representa una tierra estéril, que alude al obispo que así
quiso figurarse… ³
Fácil y palmariamente se advierten las diferencias y discrepancias,
y de ahí lo dudoso, inseguro e inestable de la verdadera simbología y adecuada
interpretación de la misma.
Indudablemente, quien eligió tales símbolos fue el propio Esquiú; pero
quien los efectivizó en el dibujo y demás normas artísticas y heráldicas no ha
dejado huella ni indicio alguno.
Y no existiendo o no habiéndose encontrado aún el escudo original, debemos tamizar las versiones o variantes conocidas; es decir, aplicar, para
juzgarlas, las leyes de la sana crítica.
Hay adición de elementos y hay también faltas o ausencias que notoriamente
se destacan en un escudo obispal.
Carece, por ejemplo, de la mitra y del báculo, atributos que
esencialmente tipifican la categoría y jerarquía de su titular en sede plena.
Se advierte también la falta del lema, que, como sabemos, integra la
estructura del blasón, y que en el de carácter religioso existe siempre.
Nadie de quienes se han ocupado del escudo —tan parcamente— hace
mención ni del lema, ni de la mitra y el báculo, ni del agregado círculo y su
leyenda, como ya dijimos, arbitrariamente.
Foto propia, tomada en la Catedral de Córdoba en septiembre de 2019 |
Delineado y configurado de un modo general y externo el escudo de
Esquiú, vamos a considerar su parte interna, es decir, las figuras que campean
en sus cuarteles.
Queda ya mencionada su partición, de modo que sabemos que es
cuartelado. Hemos anotado que en el cuartel del diestro del Jefe están
representados los sagrados corazones; en el siniestro del Jefe, flores; en el
diestro de la Punta, montañas; en el siniestro de la Punta, el escudo
franciscano.
Y que sus respectivos colores heráldicos son: 1°) Campo de oro. 2°)
Campo de plata. 3°) Montañas (en gris). 4°)
Escudo franciscano.
Y la variante que da Ruiz Santana, a saber:
1°) Los sagrados corazones. 2°) Un racimo de uvas unido a un ramito
de violetas. 3°) Un bloque de tierra (¿alusión a Tierra Santa?). 4°)
El escudo franciscano.
Coinciden, pues, en ambas versiones, las figuras de los cuarteles
1° y 4°. Y en cuanto al 2°, una observación conveniente nos da, sin lugar a
duda, dos flores en posición de aspas. Acaso una rosa, como dice Borques, y una
azucena o lirio, como pareciera indicarlo la forma de las hojas de la otra
flor.
En lo que respecta al 3er. cuartel, nos permitimos discrepar de ambos
comentaristas citados. Borques dice un terrón, con lo que Esquiú habría
querido personificarse (pulvis cris).
Ruiz Santana imagina que pudiera ser una reminiscencia de Tierra Santa,
lugar de su ascética peregrinación.
Ambas interpretaciones nos parecen especiosas, no obstante la
autoridad de los escoliastas. Y no obstante carecer de esa autoridad,
señalaremos lo que nos parece adecuado y verdadero.
Esquiú ha dejado de manifiesto el grande amor que profesó a la patria.
Y para no citar sino un hecho que los comprenda a todos, recordaremos su
resolución de legar a Catamarca la víscera sacra de su corazón, para estar
presente aun después de muerto en la tierra en que naciera.
¿Cómo extrañar, entonces, que al poner en su escudo sus grandes amores
no recordase el lugar de su nacimiento? Dios y Patria.
Tres cuarteles destacan su religiosidad. El culto de latría e hiperdulía,
en los Sagrados Corazones. El de dulía, quizá en las flores que evocan a Rosa
de América, santa que admiraba, según Borques, en parte, a lo menos, como
patrona de la Patria. Y el que fue su imantado norte en la vida, la unión a
Cristo por los caminos franciscanos. Sueño. Visión. Panorama. Nostalgia de
Dios.
Y Sueño, Visión, Panorama y Nostalgia de Patria.
¿Cómo la evocó? Poniendo ahí, para que viviesen junto a él, con el
recuerdo de los de su sangre, los de su predio nativo, el oscuro lugarejo que
le vio nacer, lugarejo que nació él mismo por encima de las montañas vecinas y
se alzó en su horizonte hasta figurar entre los nombres grandes y amables de la
geografía argentina: Piedra Blanca.
Conocidos ya los esmaltes de los cuarteles, digamos brevemente los
valores que les son propios y cuya aplicación nos parece pertinente a nuestro
caso.
1°) Oro. Su significación es Fe, Poder, Luz, Sabiduría.
2°) Plata. Significa Pureza, Integridad, Firmeza, Vigilancia.
3°) Gris. No es color heráldico. Significaría Humildad.
4°) Púrpura. Significa Dignidad, Soberanía.
Y sobre esos campos, respectivamente, las figuras que conocemos, de
su color.
Esta reconstrucción, hecha con datos incompletos y hasta
contradictorios, deja dudas, seguramente.
Pero si no podemos decir nada fundado acerca del lema que acaso tuvo,
y hasta ahora no aparece, es más fácil salvar otros detalles que faltan en el
dibujo conocido. El del bastidor con el devoto tejido.
La forma del sombrero, por ejemplo, y el largo de los cordones con
sus respectivas borlas 4. Pero sobre todo es de notarse la falta de la
mitra y el báculo, signos específicamente característicos de la dignidad episcopal.
Por ello, al tratar de salvar del olvido y del desconocimiento
pieza heráldica de tanto mérito, por ser creación del propio Esquiú, y cuyos
emblemas supo honrar y engrandecer, no hemos dudado en hacer esas adiciones, en
la inteligencia de que se realizaba una verdadera reconstrucción ⁵.
Nosotros lo vemos nimbado con resplandores de santidad, más claros
que los de la historia.
Ojalá fuese coraza, defensa, guía, luz, para la patria y para
todos sus hijos, como herederos de tan alta prosapia espiritual.
Búsquedas más afanosas, mayor copia de datos y crítica más exhaustiva
podrán dar, acaso, algún día, una obra auténtica del escudo de Esquiú.
Holgara que estas palabras fuesen un paso adelante.
Versión del libro "Obispos de la Argentina" de J. L. Batres |
Si los pensadores argentinos Avellaneda y Joaquín González, entre otros,
han admirado al pensador; si los poetas Darío y Lugones, los primeros, han
cantado al autor de fragantes florecillas, toca a pintores y heraldistas
trazar inmarcesiblemente aquellos signos elegidos por el gran Heraldo y Pastor,
que se nos presentan como llamados o tocatas de su flauta a futuras y beatas
anunciaciones».
Vidal Ferreyra Videla
¹ En nuestro folleto Esquiú se da una copia fotográfica.
² Revista del Instituto Genealógico Argentino.
³ Fray Mamerto Esquiú / Reminiscencias / por / el Pbro. Juan
Carlos Borques / Canónigo dimisionario / de la / Catedral de Paraná / Viñeta /
Paraná / Talleres Gráficos “La Acción” / 1928.
⁴ Consta de 128 págs. y tiene un retrato de Fray Mamerto. Al
describir el escudo, Borques incurre en un error, pág. 50, pues designa como 3°
cuartel al 4°, y viceversa.
⁵ Debemos al señor S. Lis de Koslowski la dirección de la parte
heráldica de esta noticia, especialmente en lo referente al dibujo y pintura.
Agradecemos.
Publicamos esta entrada en el 140° aniversario de la ordenación episcopal de Fray Mamerto Esquiú.
Publicamos esta entrada en el 140° aniversario de la ordenación episcopal de Fray Mamerto Esquiú.
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