Damián Gustavo Nannini, nacido en 1961, fue ordenado presbítero en Rosario en 1989. En noviembre de 2018 fue designado Obispo de San Miguel y recibió la ordenación episcopal el 14 de diciembre subsiguiente, es decir, hace hoy dos años.
De la estampa recordatoria de su ordenación tomamos textualmente la explicación del simbolismo de su escudo episcopal:
«En diagonal sobre todo el campo se alza el cayado o báculo, símbolo del oficio de Buen Pastor que se me ha confiado, puesto que “la figura ideal del obispo con la que la Iglesia sigue contando es la del pastor que, configurado con Cristo en la santidad de vida, se entrega generosamente por la Iglesia que se le ha encomendado, llevando al mismo tiempo en el corazón la solicitud por todas las Iglesias del mundo” (PG n° 1).
El cayado atraviesa en el centro, un libro, la Sagrada Escritura, indicando que la Palabra de Dios es la fuente animadora de la acción evangelizadora de toda la Iglesia, especialmente la del Obispo. En efecto, “toda la evangelización está fundada sobre ella, escuchada, meditada, vivida, celebrada y testimoniada. Las Sagradas Escrituras son fuente de la evangelización” (EG n° 174).
El cayado incluye una cruz, donde “el servicio pastoral tiene su cumbre luminosa” (Papa Francisco), porque es árbol de vida y fuente de fecundidad apostólica. La cruz simboliza la muerte, las renuncias y cargas propias del oficio pastoral; pues en la Cruz el gran Pastor de las ovejas dio su sangre por ellas al entregar la propia vida (PG n° 17). Pero la cruz simboliza también la vida nueva que allí surge por ser lugar de resurrección.
La Palabra y la Cruz, juntas, nos recuerdan la expresión de San Pablo “la Palabra de la cruz” que “es una locura para los que se pierden, pero para los que se salvan – para nosotros – es fuerza de Dios” (1 Cor 1,18).
Juntos, el Báculo, la Sagrada Escritura y la Cruz simbolizan los tres servicios del ministerio episcopal: apacentar o velar; enseñar y santificar al rebaño que le ha sido confiado.
En la parte inferior hay unas pisadas que simbolizan el caminar del Obispo junto con su pueblo. Como enseña el Papa Francisco: “ser pastores quiere decir también disponerse a caminar en medio y detrás del rebaño: capaces de escuchar el silencioso relato de quien sufre y sostener el paso de quien teme ya no poder más; atentos a volver a levantar, atender e infundir esperanza” (Homilía en la profesión de fe con los obispos de la Conferencia Episcopal Italiana, 23 de mayo de 2013). Las dos huellas también simbolizan la “Iglesia en salida” que “es la comunidad de discípulos misioneros que primerean, que se involucran, que acompañan, que fructifican y festejan” (EG 24).
La estrella radiante en la parte superior simboliza a la Santísima Virgen María. Como la luna y la Iglesia, ella no tiene luz propia, sino que refleja la del Sol que es Jesucristo, su Hijo y Señor. Y nos recuerda la hermosa oración de San Bernardo que repite: “Mira a la estrella, invoca a María”.
El color verde como fondo de la mitad derecha hace referencia a las “verdes praderas” donde el Buen Pastor lleva a descansar a las ovejas (cf. Sal 23,2) y donde las lleva a pastar el Amado de mi alma (Cant 1,7), al que se lo encuentra siguiendo las huellas del rebaño (Cant 1,8).
El color celeste como fondo de la mitad izquierda nos remite a la realidad celestial, que en la Biblia es la morada de Dios. Decir que Dios está "en el cielo" en contraste con "la tierra" resalta su trascendencia, pero sin perder su cercanía y su relación con los hombres: lo que Él hace desde el cielo se hace sentir en la tierra (cf. Mt 3,16-17; 18,19); lo que nosotros hacemos en la tierra toca el cielo (cf. 6,9-13; 16,19; 18,18).
La frase de Pedro a Jesús: “Señor, tú lo sabes todo” (Jn 21,17), a modo de lema, fue una de las primeras que me vino a la mente cuando me comunicaron la decisión del Santo Padre de nombrarme Obispo. Es la oración que brotó de mi corazón, entre asustado y perplejo: Señor, tú me conoces a fondo; mi pasado, mis limitaciones, mis talentos y mi deseo de amarte. Con esta frase evoco también la síntesis magistral que hace San Agustín de ese diálogo entre el Señor y Pedro: “Apacentar el rebaño del Señor es un oficio de amor” (Tract. in Joan., 123, 5: PL 35)».
El escudo episcopal (básicamente un tajado de azur y sinople) es anómalo. Respecto de las citas magisteriales del texto, es oportuno aclarar que PG significa Pastores Gregis (exhortación apostólica postsinodal de San Juan Pablo II, 16 de octubre de 2003) y EG significa Evangelii Gaudium (exhortación apostólica de Francisco I, 24 de noviembre de 2013).
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