La localidad de El Hoyo está ubicada en el departamento Cushamen, en el noroeste de la provincia del Chubut. Fue fundada el 5 de septiembre de 1953. Su nombre proviene de las características topográficas del valle donde está situada. La zona es netamente montañosa, aunque de alturas máximas no superiores a los 2500 metros sobre el nivel del mar. La población y su valle están enmarcados por el Cerro Piltriquitrón al norte, el Currumahuida al oeste y el Macizo Pirque al sur. Sus zonas rurales y urbanas se encuentran asentadas sobre el valle del Río Epuyén, que vincula el lago homónimo con el Puelo, aguas abajo.
Sus principales actividades productivas se centran en pequeñas chacras dedicadas al cultivo de frutas, tales como cerezas, frambuesas, frutillas, moras, etcétera. Por ello El Hoyo es la sede, en cada enero, de la Fiesta Nacional de la Fruta Fina.
Algunos de estos datos, como veremos, tienen relación con el escudo local.
Seguimos la descripción que de su escudo traía el sitio heráldico de Walter Van Meegroot. Tiene forma inglesa con «flancos curvos y borde superior ensanchado, base en línea quebrada de cinco segmentos, formando un conjunto simétrico, apuntado; filiera de sable, timbrado».
«Trae en campo único en el jefe un lema toponímico de letras capitales ariales de sable y un paisaje andino: sobre tapiz de azur, cuatro montañas de su color con sus cumbres nevadas de plata y un río de lo mismo entre la segunda y tercera cumbre que desciende hasta un bosque de pinos de sinople con un ceñidor de plata cargado con un lema toponímico de letras capitales ariales de sable que lo separa de un lago de azur con dos peces de plata. Ornamentos: como timbre un sol naciente de oro con dieciocho rayos de disímil forma. En ambos flancos cinco frutos de gules y peciolo de sable orientados hacia la punta».
Respecto de la simbología del escudo: «Aunque heráldicamente incorrecto se ha decidido pintar en el escudo los atractivos naturales en forma paisajista: el límpido cielo, la cordillera de los Andes con sus picos nevados destacando el Piltriquitrón, la cascada La Corbata, los bosques de coihues y cipreses, el río Epuyén con sus truchas y percas. El sol naciente, fuente de vida, y las frutas finas que han merecido su propio festival, completan el conjunto».
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