Un hermoso y señorial escudo heráldico distingue al Batallón de Infantería Blindado Nº 13, de la hermana República del Uruguay.
«Escudo tronchado. Primero, campo en oro cargado con cuatro palos de gules. Segundo, en campo de azur cargado con un puño cerrado con un guantelete de acero bruñido. Timbrado por un yelmo puesto terciado hacia la diestra de plata, con cinco rejillas de lo mismo y forrado de gules. Pendiente de la barba del escudo y abrochada a la cinta respectiva se ubica la Medalla al Mérito Militar en la Calificación de Oficiales Generales. Acolada por detrás las insignias del Arma de Infantería, dos fusiles de chispa cruzados en aspa y armados con bayonetas de cubo, las cajás en marrón y las partes metálicas en acero. Superando el timbre una cinta color cielo y letras de sable el lema: FUIMOS SOMOS SEREMOS».
«El escudo presenta las armas del antiguo Regimiento Mallorca N° 13 (En campo de oro, cuatro barras de gules. Brochante cotiza en azur y cargada de inscripción en sable "Regimiento Mallorca Nº 13". Timbrado de bacinete y superado del Rat-Penat. El todo, circundado de cinta de plata, con lema en sable "ANTES QUEMADAS QUE VENCIDAS"), con la cual la Unidad se hermana.
Este Regimiento, con un rico historial que inicia en 1682, estuvo entre las primeras unidades veteranas que arribaron al Río de la Plata en 1765. Actuó en nuestro territorio en guarnición en la plaza fuerte de Montevideo, y las fortalezas de Santa Teresa y San Miguel, primera línea de defensa ante un posible avance portugués por “La Angostura”. En 1765 tuvo además una destacadísima participación en la expedición organizada desde Montevideo para ocupar las islas Malvinas. A su retorno al Reino en 1772 dejó tras sí numerosos efectivos que pasaron a revistar entre otros en los Regimientos de Infantería y Dragones, donde se instruyeron muchos de nuestros patriotas independentistas y libertadores.
Quienes portan oro en sus armas son los más obligados a defender el bien, el honor y la voluntad del Soberano, el pueblo, y de combatir por ellos y su patria hasta la última gota de su sangre, que sirve bien frecuentemente de color para pintarles armas gloriosas, que durarán hasta el fin del mundo. De todos los metales y esmaltes utilizados en heráldica, el oro siempre ha tenido la prelación.
Las barras en gules, es signo de fortaleza, victoria, osadía, alteza y ardid; con la obligación al servicio y protección de las Armas ante el Soberano y su Patria, y a socorrer a los que se ven oprimidos por la injusticia.El valor heráldico del esmalte azur, es de celo y lealtad, cualidades militares a resaltar; refiere nuestra génesis como Nación. Los Infantes Orientales (son) herederos directos de los tercios españoles, quienes desde 1585, luego del “Milagro de Empel”, proclamaron a Inmaculada Concepción como su Patrona, cuyas vestes son azules y blancas. Los colores blanco y azul fueron adoptados por primera vez durante las Invasiones Inglesas por los combatientes criollos en la Reconquista, entre los que se encontraba nuestro Prócer, y bendecidos a luz de la Iglesia Matriz de Montevideo consagrada a la Inmaculada Concepción y San Felipe y Santiago.
Es así que el azul llega aunado al blanco a los colores de la Bandera Artiguista. Al igual que Belgrano, el General Artigas también los elige pero, para marcar sus diferencias con los centralistas porteños bonaerenses, nuestro Prócer surmonta esos colores con paño de color punzo, originando así el emblema de la Liga Federal o Protectorado de los Pueblos Libres. La Bandera de los Treinta y Tres nuevamente recoge el azul, que también flameaba en las banderas defensoras de la Provincia Cisplatina, hasta que por fin nuestro Pabellón desde 1830 ostentó las franjas azul-celestes. Si bien, durante la Guerra Grande se dividió en dos Pabellones (franjas celeste para el Gobierno de la Defensa y azul para el Gobierno del Cerrito), finalizada la guerra se materializó el color azul hasta nuestros días.
Cargado en el campo azur el puño cerrado con un guantelete de acero bruñido orientado hacia arriba, simboliza el encontrarse siempre preparados para la defensa de nuestro país y la acción de nuestros medios blindados a oruga completa. No sólo hace referencia a la coraza de los blindados, sino que refiere la resistente fuerza de voluntad del personal que compone las filas de esta Unidad. La coraza simboliza nuestra armadura espiritual, revestidos de la cual no tememos a ningún enemigo y a ningún mal. Coraza cerrada y ajustada, a modo de muralla que impide el pasaje; equipando al caballero para que su corazón se mantenga ajeno al orgullo, a la deslealtad, y a cualquier otro vicio o engaño.
No está de más hacer notar que esto de blasones no son antiguallas inútiles labradas para halagar el orgullo de los poderosos; al contrario, son piedras que marcan la ruta seguida por individuos de valor. Muestran sentimientos notables, como el patriótico, el culto al hogar y el amor a la familia, agregando el recuerdo de las heroicas hazañas de sus guerreros.
La denominación de la Unidad es una breve y expresiva sentencia que figura en una cinta o listón, en la parte inferior del escudo; no se considere parte del emblema. La cinta, en fondo cielo con letras negras, expresa la denominación: “Bn. Infantería Bldo. Nº 13”».
Publicamos esta entrada en la fiesta nacional del Uruguay. Volveremos en otra ocasión sobre el escudo de Regimiento Mallorca Nº 13, que vimos hoy al pasar.
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