Centenario es una localidad neuquina del departamento Confluencia.
Forma parte de la conurbación del Gran Neuquén, y actúa en gran medida como ciudad dormitorio.
El nombre de Centenario fue dado a la colonia original como un homenaje al centésimo aniversario de la Declaración de independencia de la Argentina.
Poco después de la Campaña del Desierto se asentaron en el lugar —que en ese momento se denominó Colonia Sayhueque— algunos campesinos que se dedicaban a la cría de ganado vacuno y ovino y al cultivo de hortalizas mediante el riego con agua de pozo. La construcción de un dique, en 1919, posibilitó una amplia red de riego en la zona, lo que permitió la agricultura intensiva, que hoy es su principal actividad económica. Con el crecimiento de la colonia, sus pobladores solicitaron al presidente Hipólito Yrigoyen la creación de una colonia agrícola, lo que se concretó en 1922. El 11 de octubre de ese año es considerada la fecha fundacional. En 1924 le fue dado el nombre de Colonia Centenario.
Dice el artículo 1° de la Carta Orgánica Municipal:
Artículo 1ºLa ciudad adopta definitivamente el nombre de Centenario, denominación que deberá ser usada en todos los documentos, actos y monumentos oficiales. Se reconoce como fecha de fundación el 11 de octubre de 1922. El escudo confeccionado para la Municipalidad es el símbolo de la misma.
Hace poco más de un mes Centenario cumplió su centenario.
Según el desaparecido sitio de Walter Van Meegroot, el escudo fue «presentado al pueblo en el 49° aniversario de la ciudad el 11 de octubre de 1971», tras una elección que estuvo a cargo de «una comisión ad hoc elegida entre los vecinos, y a instancias de la Cámara de Industria y Comercio». Su creador «fue el plástico centenariense Luis Alberto Sánchez Vera, que así explica la referencia de los símbolos»:
“Vertebra el conjunto un moderno laurel, que rinde homenaje a los pioneros de Centenario, coronado por un sol naciente –vida nueva, reciente alborada–; la inmensidad patagónica referida en el campo azul, se ve alterada por la vigorosa presencia de dos manos simbolizando las dos razas que produjeron el fenómeno del vergel en el agreste territorio (inmigrantes y nativos), que se convierten además en el pedestal del símbolo de Centenario, la manzana.”
En campo único de azur, dos manos de carnación (la mano diestra es de un esmalte más liviano que la siniestra) en posición de ofrenda, sosteniendo una manzana de gules, con cabo o pedúnculo de lo mismo.
Acolada en palo una rama de laurel estilizada, foliada de sinople, por tres pares a la vista. Al timbre un sol naciente de oro con seis rayos diestros y seis siniestros alternados rectos y flamígeros. Brochante de la punta una divisa terciada en faja de azur y plata, plegada en sus extremos terminados en ángulo, cargada en la parte central, de plata, con el nombre de la ciudad en caracteres de sable.
El motivo central del blasón son las manos de diferentes esmaltes simbolizando dos razas (inmigrantes y nativos) que produjeron el fenómeno del vergel en el agreste territorio, que ofrendan una manzana, símbolo de Centenario y su principal riqueza fruti-hortícola.
Los demás elementos tienen un significado evidente.
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