En el interior de la Basílica del Espíritu Santo, en Palermo, junto a la puerta principal, están representados dos escudos: el de la Congregación del Verbo Divino, dueña del templo, y el de la ciudad de Buenos Aires, al que nos dedicaremos hoy.
En 1987, durante una refacción de la pintura interior del templo, el torpe restaurador dejó así el escudo porteño:
Y así, mutilado, sin barcos ni ancla, estuvo el escudo de Buenos Aires por casi 30 años. Hasta que otra restauración y puesta en valor, mucho más integral y seria, devolvió al emblema todo su esplendor y todos sus muebles:
Podemos mostrar ambos escudos en un reconfortante "antes y después":
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