Hoy, 9 de agosto, se celebra la memoria litúrgica de San Justo, Titular de la diócesis homónima en la provincia de Buenos Aires. Por ello dedicamos esta entrada al blasón episcopal del primer Obispo de San Justo, monseñor Jorge Carreras.
La Diócesis de San Justo fue erigida canónicamente por Pablo VI el 18 de julio de 1969 por medio de la bula «Omnimode solliciti», en la que también designó a su primer Obispo en la persona de monseñor Carreras, quien tomó posesión canónica de la diócesis el 26 de octubre de 1969, fiesta de Cristo Rey.
San Justo y San Pastor |
Monseñor Carreras nació en la ciudad de San Miguel de Tucumán el 1 de mayo de 1906. En 1939 fue ordenado sacerdote por monseñor Antonio Rocca en la iglesia del Seminario Metropolitano de Buenos Aires. En 1962 fue designado Obispo Titular de Campania y Auxiliar de Buenos Aires, siendo consagrado (simultáneamente con monseñor Ernesto Segura y monseñor Manuel Cárdenas) por el Cardenal Antonio Caggiano el 29 de abril en la Catedral Metropolitana.
En 1965 fue designado Obispo de San Rafael, hasta que en 1969 fue trasladado a la nueva diócesis de San Justo. Renunció al alcanzar la edad canónica, y su gobierno pastoral finalizó en 1982 . Falleció en 1987.
De una publicación de la Diócesis de San Justo con ocasión de su 40° aniversario (en 2009) transcribimos textualmente la información acerca del escudo episcopal de monseñor Carreras:
"En su escudo episcopal se destacan tres figuras simbólicas y cinco colores heráldicos.
Una corona real, apoyada en los brazos de una cruz severamente sencilla, nos recuerda la realeza de Cristo, en su especial vinculación con el sacrificio redentor, que agrega a su ya sustancial reyecía el nuevo título de cruenta y generosa conquista.
En el mismo nivel del escudo, y sobre el fondo azul celeste de su color tradicional, la imagen de la Santísima Virgen del Valle nos habla de otro de los grandes amores del Obispo.
El barco, que completa el escudo, ocupando su tercio inferior, es símbolo ya antiquísimo de la Iglesia que, como la de Noé, «es única arca de salvación» para los hombres.
La forma característica medieval del escudo traduce un delicado recuerdo para la gloriosa institución de apostolado laico. [1]
Como adecuado complemento de todo ello figuran los colores heráldicos elegidos: el azul y el celeste símbolos del Cielo y el amor celestial; el purpúreo, que traduce el poder imperial; el plata y blanco, que representa la inocencia, la pureza y la santidad de vida; el rojo que conmemora la venida del Espíritu Santo; el oro, por último, emblema de la Divinidad. En su conjunto pregonan las diversas virtudes y los anhelos cristianos que han de hacer posible y verdaderamente real la íntegra consagración de su vida y de sus afanes apostólicos: «A CRISTO REY Y A MARÍA REINA»".
Lamentablemente, la versión en blanco y negro no permite apreciar los esmaltes descritos.
[1] Aunque no lo dice el texto, ha de referirse a la Acción Católica Argentina.
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