El 30 de junio de 2010, una semana después del nacimiento de este Blog, compartí "mi historia heráldica", es decir, el relato de cómo surgió y evolucionó mi afición por esta hermosa disciplina. En 2020, el día en que Heráldica en la Argentina cumplía diez años, volví a mencionar los diversos hitos de ese recorrido, que comenzó en mi infancia.
Entre esos hitos, hay uno que en la entrada de 2010 relataba yo de este modo:
Ya en la secundaria, sabiendo de mi interés por el tema, un compañero mío me mostró en su casa un libro donde aparecían muchos escudos, entre ellos –lo recuerdo con emoción– el de mi apellido, “Pomar”. Muchos años más tarde aprendí que los escudos no son de apellidos, sino de linajes, y que ese escudo, en rigor de verdad, no me correspondía.
En efecto, recuerdo claramente aquel día en que, en el departamento de Billinghurst y Santa Fe en donde vivía con sus padres y su hermano, mi amigo Luis me mostró un libro en que aparecía "mi escudo".
Después de la Secundaria dejamos de vernos tan seguido, y nunca más hablamos de aquel libro que, naturalmente, quedó en casa de sus padres.
Pasaron casi 50 años desde aquella "epifanía". Por supuesto, sigo siendo amigo de Luis. Hace unos meses, conversando con él volví a recordar aquel libro.
Y hete aquí que en octubre pasado, de la nada, me mandó un breve mensaje de Whatsapp:
Mirá lo que encontré
acompañado de las dieciséis fotos que ilustran esta entrada.
Hoy es mi cumpleaños. ¿Qué mejor "autorregalo" que publicar en un lugar de honor aquel escudo de mi apellido que hace casi 50 años descubrí en ese libro de mi amigo Luis?
De oro, cinco manzanas de gules puestas en sotuer.
Querido Alejandro, Feliz Cumpleaños y muchísimas gracias por compartir esta bonita historia. Un abrazo
ResponderBorrarMuchas gracias, Fernando. Un honor contarlo entre los lectores del Blog.
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