«—Quiero que me respondas, ya que has visto al menos la tapa de algún volumen de metafísica. ¿Cuál es el ave de los filósofos?
—El búho, Effendi —le respondió Adán.
—El búho —admitió Samuel—. Un ave nocturna por excelencia.
Y colocándose la diestra en el pecho declaró solemnemente:
—Pues bien, yo soy el búho.
Entre sorprendido y cortés Adán Buenosayres tendió su mano al búho que acababa de presentarse a sí mismo tan sin ceremonia. Pero el búho no estrechó aquella mano atenta, pues, con riesgo y temor de su nariz fugitiva, estaba muy ocupado ahora en encender medio cigarrillo que colgaba de su labio inferior.
—¿Y cuál es el ave groseramente diurna? —volvió a preguntar no bien hubo logrado cierta combustión de aquel material incombustible—. ¿Cuál es el ave gorda y torpe hasta decir basta?
Y como Adán no respondiera esta vez, el filósofo exclamó:
—¡La gallina, símbolo perfecto de Buenos Aires!
Le retozaron los ojos en un bailoteo cruel y una sonrisa engañadora ilustró su cara beligerante. Así, entre jovial y tremendo, Samuel exhibía una tercera cabeza no menos temible que las anteriores.
—«La Ciudad del Búho contra la Ciudad de la Gallina» —recitó al fin enigmático.
—¿Y eso? —le preguntó Adán.
—Es el título de mi obra. Desplumo la gallina y la meto en la olla hirviente de mi análisis. Le añado el choclo de la melancolía y el alegre perejil del sarcasmo...
—Y en total un pucherete a la criolla —dijo Adán en tono de menosprecio—. ¡He ahí nuestra literatura!
—¡La de ustedes, pobres mulatos! —corrigió el filósofo visiblemente resentido—. A través de la mía verás a un pueblo cacareante que remueve la tierra con sus patas afanosas y que picotea día y noche sin acordarse de la triste Psiquis, sin levantar los ojos al cielo, sin escuchar la música de las esferas.
Había declamado el trozo, pero la recta de la malignidad acababa de reaparecer en su frente.
—Concluida mi tesis —añadió—, propongo que la paloma del Espíritu Santo sea cambiada por una gallina bataraza en el escudo de Buenos Aires».
La entrada número 1500 de este Blog apareció el 11 de junio de 2015. Era el aniversario del nacimiento de Leopoldo Marechal (11 de junio de 1900), que coincide con el aniversario de la fundación de Buenos Aires (11 de junio de 1580). Marechal, durante su niñez, viajaba todos los veranos a Maipú, en donde los amigos del lugar lo apodaron "Buenosaires". Esa entrada mereció un elogioso comentario de María Marechal.
La foto de la heráldica portada de "Adán Buenosayres" (versión de Editorial Sudamericana) la tomamos en una librería del barrio de Palermo en octubre de 2013.
Naturalmente, publicamos esta entrada hoy porque mañana se cumple un nuevo aniversario de la llamada Primera Fundación de Buenos Aires.
Naturalmente, publicamos esta entrada hoy porque mañana se cumple un nuevo aniversario de la llamada Primera Fundación de Buenos Aires.
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