Entre los numerosos prelados que asistieron al Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires en 1934 se destaca la figura del entonces Arzobispo de Lima, monseñor Pedro Pascual Francisco Farfán de los Godos.
Se conserva un encendido discurso que monseñor Farfán pronunció en Palermo el 11 de octubre de 1934, que comienza diciendo:
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| Retrato y escudo episcopal de monseñor Farfán |
Sería preciso abrasarse en todo el calor en que se abrasó el Corazón de la Madre de Dios para atraer al mismo Dios hacia la tierra y extender su reinado, convirtiendo los corazones fríos en hogueras perennes de amor a Dios. Cristo Rey en la Eucaristía y por la Eucaristía, tal es el tema, que a través de las ondas fraternas que espiritual y patrióticamente unen las patrias de San Martín y de Rosa de Lima.
A los pies de Jesús Eucarístico se confunden en estos solemnes momentos en admirable fusión cristiana nuestras banderas, ya que Uno es el Rey a quien proclamamos, a quien bendecimos, y a quien adoramos.
Señores: La bandera de Castilla, que surcara los mares de las históricas carabelas, conquistó nuestros pueblos en nombre de Jesucristo y para el Reinado de Jesucristo; la emancipación política no rompió ni pudo romper este vínculo; lo reafirmó y lo consagró. Pues bien: cumplamos nuestro deber en propagar este reinado.
La presencia en el escudo del «Corazón de la Madre de Dios», de la rosa que evoca a la santa limeña, de las cumbres que cruzó San Martín, del sol que es una «hoguera perenne» brillando sobre ondas «fraternas», así como el lema «Venga tu reino», nos invitan a pensar que en su discurso el Arzobispo de Lima hizo presente simbólicamente su escudo episcopal.
Perdro Farfán nació el 23 de octubre de 1870: mañana es el aniversario de su nacimiento. En 1907 recibió la ordenación episcopal. Fue primero Obispo de Huaraz y luego de Cuzco, hasta que en 1933 fue promovido a Arzobispo de Lima, cargo que ejerció hasta su muerte en 1945.
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