Ricardo Rösch fue el primer Obispo de Concordia, diócesis erigida el 10 de abril de de 1961 mediante la Constitución Apostólica Dum in nonnullis terrae (en la página web del epsicopado argentino se menciona la Bula Ad Perpetuam Rei Memoriam, pero entendemos que se trata de un error):
Una nota publicada en noviembre pasado en el périódico entrerriano El Heraldo traía la explicación del escudo, que adaptaremos y corregiremos en varios detalles en los párrafos que siguen.
El escudo aparece dividido en cuatro campos por la Cruz Redentora, que sobresale netamente y cuya significación se ve realzada por las palabras de la divisa: “Mihi Absit Glorian Nisi In Cruce”. El lema está tomado de San Pablo en su Epístola a los Gálatas (Cap. 6, 14) y puede traducirse: “Lejos de mí gloriarme sino en la Cruz”. Para el cristiano todo se resume en el misterio de la Cruz de Cristo, “en la cual está la Salud, la Vida, y nuestra Resurrección, y por la que somos salvos y libres”.
En la parte superior a un lado y sobre campo de azur, una estrella, que es símbolo de la Sma. Virgen. En el otro, un pescado y un cesto con panecillos representan la Sagrada Eucaristía.
En uno de los campos inferiores dos corazones unidos por un mutuo amor y comprensión: la concordia; en el otro, dos hilos de agua semejan el Paraná y el Uruguay: Entre Ríos.
El emblema está timbrado con las insignias de la dignidad episcopal: capelo forrado de verde, con cordones de seda entrelazados, seis borlas de cada lado que empiezan en una y acaban en tres; báculo sobre palo de oro, vuelto a la siniestra para denotar su jurisdicción.
Sencillez en su alegoría y profundidad en su simbolismo, son los dos caracteres específicos del escudo episcopal de Monseñor Rösch.
Por supuesto, saltan a la vista las deficiencias heráldicas de este blasonamiento.
El libro "Obispos de la Argentina" nos permite acceder a una versión coloreada del escudo, que, sin embargo, no ayuda mucho para conocer los esmaltes originales:
No hay nada que agregar sobre los restantes elementos, pero el lema puede traducirse mejor como Yo sólo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor Jesucristo.
Que la Virgen de Luján, cuya fiesta celebramos hoy, nos otorgue a los argentinos ese "mutuo amor y comprensión: la concordia" que evoca este escudo.
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