El diario La Prensa publicó hace unos días un reportaje a monseñor Luis Urbanč, Obispo de Catamarca, en el que el prelado reflexiona sobre la actual pandemia. En una de sus respuestas, el obispo hace una explícita referencia heráldica, que consideramos interesante consignar aquí (el destacado es nuestro):
―¿Cómo debemos fortalecer la Fe y la Esperanza en estos momentos tan difíciles que vive el mundo?
―La mirada la tenemos que llevar siempre hacia Dios nuestro Señor, Él es nuestra fortaleza, Él es el origen y el fin de nuestras vidas. Él es el único que tiene el poder sobre todo. Creo que si algo tenemos que cultivar es esto de la Fe, la Esperanza y la Caridad. Precisamente puse esto en mi escudo episcopal, simulando las montañas de Catamarca con tres puntos y en cada punta de ellas una estrella. Dos en la punta más baja que son la Fe y la Esperanza y en la punta más alta la Caridad. Porque Fe y Esperanza la tenemos mientras vivimos en este mundo, lo único que permanece para siempre es el amor. Si nosotros con Fe y Esperanza cultivamos el amor a Dios, y por amor a Dios el amor al prójimo, algún día alcanzaremos esa puerta que está abierta para todo aquel que quiera entrar en el corazón de Dios por siempre. Creo que esta pandemia les ha ayudado a muchos a mirar hacia Dios, a mirar hacia lo alto y a mirar hacia las cosas esenciales. (...)
En medio de tantas recomendaciones sanitarias en esta difici pandemia, brilla con voz específica la palabra de este Obispo, que es propia de su munus doncendi et sanctificandi. Y su blasón muestra claramente la centralidad de las virtudes teologales. ¡Enhorabuena frente al aluvión de palabras "horizontales" pastorales a las que nos estamos acostumbrando!.
ResponderBorrarCoincido. Gracias.
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