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martes, 18 de junio de 2019

"Homilía al hilo del escudo"

En junio del año pasado nos ocupamos del escudo de monseñor Luis Eduardo González, Obispo Auxiliar de Montevideo. Aunque el escudo es pobre desde el punto de vista heráldico, queremos rescatar hoy un detalle significativo, vinculado con el blasón, que tuvo lugar durante la consagración episcopal de monseñor González.


La crónica de esa celebración señala que la homilía del Consagrante Principal -el cardenal Sturla, Arzobispo de Montevideo- se desarrolló «al hilo del escudo».

Transcribimos a continuación algunos fragmentos de la crónica, que tomamos del sitio oficial de la Conferencia Episcopal del Uruguay. El título del párrafo es "Homilía al hilo del escudo":
En la homilía, el Cardenal comenzó dando gracias a Dios por la ocasión y luego siguió el hilo del diseño del escudo de Mons. González. En primer lugar, se refirió a la uva y las espigas de trigo, símbolo de la Eucaristía y del crecimiento dinámico de la semilla. Dios actúa y transforma, y lo máximo que ha hecho es su encarnación y redención. “Tenemos que creer que el Evangelio toca y transforma. Y cuando toca y no transforma, hay que ver qué pasa”, indicó.
Luego habló del paisaje serrano de la Sierra de las Ánimas, que es el que se ve desde la casa donde creció Luis Eduardo. Esto le dio ocasión de hablar de la familia del Obispo, sus padres y hermanos, abuelos, tíos y primos, del pueblo entero donde creció. “De ese pequeño brote cortado en Gregorio Aznárez ahora tenemos un cedro frondoso, crecido en la humildad de una familia cristiana, en la vida de oración y trabajo. Vida austera que también sabía de la alegría”, mencionó el Arzobispo.
Después contó brevemente cómo fue el proceso vocacional de González, hasta que en la Capilla del Santísimo de la Catedral de Montevideo escribió la carta en la que pidió ser admitido como seminarista.
En su escudo también están los signos del pastor: el báculo y la mitra. “Un pastor es primero que nada un cristiano, llamado a vivir en el Pueblo de Dios y además está llamado a ser maestro, a enseñar. Por la ordenación episcopal se unirá al colegio de los obispos”, agregó. González se integra también al clero de Montevideo, “austero, trabajador, pobre, cercano a la gente, sin vueltas”. Y esta arquidiócesis “quiere ser misionera, salir, no se quiere conformar con un anuncio del Evangelio que quede en la mediocridad, adentro de las iglesias, sino que quiere salir y proclamar”, aseguró el Cardenal.
“Te recibimos con los brazos abiertos. Te deseo que seas tan bien recibido como lo fui cuando dejé la Congregación Salesiana para asumir como Obispo”, le deseó. (...)
Hacia el final de su alocución, el Arzobispo retomó el hilo del escudo y mencionó la presencia de María, coronada igual que la Virgen de los Treinta y Tres, patrona de la patria. “Te deseo que, por María, triunfes, con el sentido evangélico que pueda tener esta palabra: que seas fecundo como el grano de trigo. No porque seas fantástico, sino porque si te abres a la gracia del Espíritu Santo, habrá frutos abundantes para la Iglesia -el santo pueblo de Dios-; para la Iglesia universal, a la cual también te unes como obispo y sucesor de Pedro”, concluyó.
Ayer se cumplió un año de esa ordenación episcopal.

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