Mañana comienza el Adviento, "tiempo
de preparación para las solemnidades de Navidad, en las que se conmemora la
primera venida del Hijo de Dios a los hombres", y a la vez "tiempo
en el que por este recuerdo se dirigen las mentes hacia la expectación de la
segunda venida de Cristo al fin de los tiempos"
(Normas
Universales sobre el Año Litúrgico y el Calendario, 39).
Uno de las plegarias más típicas de este tiempo la
constituye el salmo 84, del cual transcribimos a continuación un fragmento:
¡Manifiéstanos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación!
Voy a proclamar lo que dice el Señor:
el Señor promete la paz,
la paz para su pueblo y sus amigos,
y para los que se convierten de corazón.
Su salvación está muy cerca de sus fieles,
y la Gloria habitará en nuestra tierra.
El Amor y la Verdad se encontrarán,
la Justicia y la Paz se abrazarán;
la Verdad brotará de la tierra
y la Justicia mirará desde el cielo.
El fragmento en negrita ("La Verdad brotará de
la tierra"), constituye la inspiración del lema episcopal de monseñor
Oscar Sarlinga, Obispo de Zárate-Campana, sobre cuyo escudo volveremos
hoy.
En la entrada del 6 de
julio ya nos
referimos al hermoso blasón episcopal de monseñor Sarlinga, y relatamos que nos
habíamos puesto en contacto con la delegación de comunicación institucional de
su diócesis, por lo que -decíamos entonces- "quizás pronto podamos ampliar la
información acerca de este bonito escudo".
En el mes de septiembre, muy
amablemente, el padre Joaquín Ocampo Álvarez, Secretario
Canciller de la diócesis de Zárate-Campana, a nombre de
la Secretaría de Comunicación Institucional del Obispado, nos hizo
llegar la información que compartiremos enseguida y alguna de las imágenes que
se verán a lo largo de esta entrada. En lo que sigue,
transcribiremos en cursiva y entre comillas dobles ( « » ) las partes que copiemos en forma textual (salvo alguna
evidente errata meramente material) de la información que nos fuera remitida
por la mencionada Secretaría del
Obispado de Zárate-Campana.
Comenzaremos, pues, con el lema episcopal, "Veritas
de terra".
El lema está tomado del Salmo 85 (Salmo
84, 12 de la Vulgata), que dice: “Veritas de terra orta est et iustitia
de caelo prospexit”, es decir, “la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará
desde el cielo”.
Detalle del púlpito de la Catedral de Milán: "Veritas de terra orta est" |
«El núcleo del lema episcopal es “veritas”, del hebreo “'emet”». La palabra "emet", que se traduce por “veritas”, «significa “verdad” o “fidelidad”, o incluso “justicia”. En efecto, el término hebreo verdad, 'emet, deriva de la misma raíz que el término que designa la fe, 'emunah, mientras que la raíz 'mn significa estar firme, sólido, por gracia de Dios. 'Emunah expresa primariamente lo firme, lo que se mantiene, y en el sentido de las relaciones humanas vendría a significar fidelidad, lealtad, confianza, rectitud o sinceridad.
Igualmente, en la Biblia, las personas en que se puede
confiar son calificadas de 'emet: “Puse al frente de Jerusalén a mi
hermano Janaí y a Jananías, jefe de la ciudadela, porque era un hombre
fiel ('emet) y temeroso de Dios como pocos” (Neh 7,2)».
El hombre caracterizado por la “'emet” «profiere palabras de verdad y fidelidad, como lo dice el libro del Apocalipsis»: “et dixit mihi haec ‘verba fidelissima’ et vera sunt et Dominus Deus spirituum prophetarum misit angelum suum ostendere servis suis quae oportet fieri cito”, que significa: “Me dijo: ‘Estas palabras son verdaderas y dignas de crédito. El Señor Dios que inspira a los profetas envió a su mensajero para mostrar a sus servidores lo que tiene que suceder pronto’” (Apoc 22, 6).
«Por excelencia,
la “veritas” que germina de la tierra, es el mismo Jesús. De la tierra
brota "la verdad de las cosas", la ley natural que Dios mismo puso en
su creación y también brota la Verdad por excelencia, el mismo Jesucristo,
nacido de María Virgen».
Pasamos ahora a considerar los campos mismos del escudo.
«En el campo superior del escudo, de azur lapislázuli, campea la estrella argéntea de cinco puntas. El lapislázuli, “fidelidad para siempre”, como es conocido en heráldica, simboliza también las cualidades de justicia, obediencia, lealtad, piedad y prudencia, con la obligación al servicio por el bien común. Este simbolismo le era atribuido desde muy antiguo. Los reyes de Francia de los siglos XII-XIII fueron los primeros en poner en sus vestimentas y representaciones simbólicas el azul lapislázuli, con tintura extraída del polvo de esta piedra, que acabó pasando a la cultura y pintura de los siglos posteriores.
La estrella argéntea de cinco puntas representa
la estrella de Bethlehem, y
también la Santísima Virgen María, como Estrella de la Evangelización, como
plena realización de la Promesa hecha a nuestros Padres: una estrella surgirá
de Jacob (Cf Num 24,
17). El plateado
refiere a la grandeza que
ha de provenir de la humildad, a la verdad, la luz, majestad y paz en la
justicia, y simboliza también la prudencia».
«En el campo inferior, de plata, destaca
el cardo, antiguo emblema heráldico del dolor y el sufrimiento. En las antiguas
pictografías medievales, se solía representar un cardo, o un espino, o un
acanto, a los pies de la Cruz del Señor, cual símbolo de su sufrimiento
redentor. Sus espinas evocan también la Corona de Jesucristo, la única firme».
Esta
firmeza remite a la raíz hebrea 'mn, que da origen
a emet, como ya vimos.
La Cruz de la Basílica de San Clemente en Roma con el acanto espinoso a los pies |
Detalle del mismo mosaico: el acanto espinoso a los pies de la Cruz |
«El cardo, a la vez, pese a ser una imagen heráldica
de origen europeo, en cierto modo se ha transformado en símbolo de las tierras
argentinas, cual paradigmático de su fertilidad. De hecho, las tierras más
fértiles y feraces de las pampas son las que producen naturalmente los cardos
más vigorosos. El color de su hermosísima flor, de un morado intenso como pocas
veces aparece en la naturaleza, es propio del episcopado y posee sentido
penitencial.
En la arquitectura, las hojas de cardo han sido
reproducidas en el estilo gótico, sobre todo a partir del siglo XV, en los
tímpanos de las iglesias, en los capiteles, y se la descubre en muy numerosos
edificios religiosos de la época del gótico flamígero».Cardo, símbolo de la Pasión de Cristo, emblema de Mons. Oscar Sarlinga. «Es la figura standard de plata esmaltada que suele colocarse en las iglesias consagradas o inauguradas por S.E. Mons. Oscar Sarlinga»
«Sobre el cardo se ciernen tres abejas en oro, símbolo del
gobierno pastoral en la comunidad unida. En la antigua iconografía cristiana
las abejas ostentaban el significado de la inmortalidad y la
resurrección.
En la
tradición cristiana, la abeja era en cierto sentido el emblema de Cristo, por
su perdón (simbolizado en la dulzura de la miel), con su justicia (significada
por el aguijón), así como representaba las virtudes cristianas de la piedad
(pietas) y la dedicación al bien común, como expresa San Juan Crisóstomo cuando
refiere que “(…) la abeja recibe más honor que los otros animales, no sólo
porque labora, sino porque labora para los demás” (Homilía decimosegunda).
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El simbolismo de las abejas y la colmena respecto de la Iglesia llega incluso al punto de comparar el deber de velar por ella, “como el guardián de Israel”, puesto que, como lo relatan antiguas tradiciones, cuando el panal peligra por causa de un calor intenso amenazante, las abejas se enjambran hacia fuera y se pegan a la colmena, batiendo sus alas sin cesar para refrescar a aquél, y evitar que se derrita la miel. Muchas abejas mueren en este intento. Éste es un fenómeno único en la naturaleza, que muchos han visto como un símbolo del testimonio martirial de la Iglesia militante».
Excelente la descripción y hermoso el escudo con sus ricos simbolismos.
ResponderBorrarEs verdaderamente uno de los escudos más bonitos del episcopado argentino
BorrarEl escudo de Mons. Sarlinga fue realizado por el Instituto Heraldico de Buenos Aires y obsequiado al Señor Obispo.
ResponderBorrarDesconocía hasta este momento cual era la interpretación y significado de los símbolos presentes en este escudo. La armonía y relación entre las imágenes, ademas de su significación son hermosas.
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