Buscar en este blog

miércoles, 26 de noviembre de 2025

"Proyecto de escudos para los territorios de jurisdicción marítima" (5 de 8): Islas Malvinas

Compartimos hoy la quinta entrada de la serie de proyectos de escudos para los territorios argentinos de jurisdicción marítima argentinos. Hoy es el turno de un escudo muy especial: el que en 1954 (en el número 614 Boletín del  Centro Naval) propuso el capitán de navío Humberto Burzio para las Islas Malvinas. 

Transcribimos en primer lugar lo publicado en el mencionado boletín junto con la imagen correspondiente:

«Ovalado, terciado, con faja en divisa. 

En el cuartel del jefe se han pintado los colores nacionales: azur, plata y azur, para simbolizar la argentinidad de las islas. 

En la faja en divisa de plata, dos brazos desnudos con manos estrechadas, color encarnado. Simboliza el brazo siniestro nuestro territorio continental y el diestro las islas Malvinas y el apretón de manos la unión indestructible histórica, geográfica y de derecho de ambos, la soberanía una e inseparable de la tierra firme con la insular. 

El cuartel de la punta está ocupado por la goleta “Sarandí”, buque que a raíz de la usurpación debió abandonar el puerto de Soledad de las Malvinas, donde se encontraba el 2 de enero de 1833, cumpliendo una comisión del gobierno de custodia de la soberanía y de respeto de las leyes de pesca en esas latitudes, al ser agredida por la corbeta inglesa “Clío”. Su presencia en el escudo tiene la simbólica expresión de significar que en el corazón del pueblo argentino continúa en esas islas, en su misión de custodia de la soberanía nacional. 

Como soportes tiene el escudo dos delfines para recordar la dependencia marítima del lugar y la navegación que debe hacerse para arribar a dichas islas, ya que, además de otros, ése es el símbolo del delfín desde tiempos remotos. 

El Sol de Mayo timbra el escudo como expresión emblemática de la intangible posesión de las islas y de la soberanía indiscutible».

A continuación, la versión coloreada a mano por nosotros mismos:



Por cierto,  ya conocíamos este escudo. Varias veces hicimos alusión a él en este Blog. Doce años después de su publicación en el Boletín del Centro Naval, el capitán Burzio lo presentó en el concurso organizado por el  Instituto y Museo Nacional de las Islas Malvinas y Adyacencias, creado a comienzos de 1966 por decreto del presidente Illia. Las complejas y a veces turbias circunstancias que rodearon a ese concurso ya han sido relatadas en este Blog (por ejemplo, aquí; véanse también las etiquetas "Escudo de Malvinas" e "Islas Malvinas"). Digamos hoy aquí que el escudo de Burzio fue "preseleccionado" junto con otros tres (de entre los 20 proyectos presentados) para pasar a una "segunda ronda" del concurso.


Ilustración en el libro del Dr. Codazzi Aguirre 
(ver referencia al final de esta entrada)


Pero su autor aparentemente se desentendió del certamen y luego

aprovechó una muy especial oportunidad para hacer conocer su proyecto una vez más, ahora al margen del concurso, al equipo encargado de las ilustraciones de una obra muy interesante sobre las Malvinas. En efecto, lo retiró del Instituto al que se entendió habíalo regalado, para ofrecerlo al mencionado equipo que trabajaba en la impresión de interesantísima obra del historiador José Luis Muñoz Azpiri titulada ''Historia completa de las islas Malvinas''. Este equipo lo consideró, por recomendación de su autor, como una primicia, claro está, sin haberlo analizado suficientemente, por lo que se le dió a la estampa en buen papel en colores, ubicándosele en el tomo primero a la altura de la página 87, apareciendo igualmente en dorado y estampado en bajorrelieve en las tapas de los tomos como algo muy bueno, al punto de aparecer también en la obra su autor fotografiado ¹.



A juicio del doctor Codazzi Aguirre, autor de la cita precedente, el escudo de Burzio cometía un serio error al incluir a la goleta Sarandí:
De este improvisado proyecto se formaron opinión nada favorable todos aquellos que, al leer en ese mismo tomo, página 429, el proceso que se abrió al comandante de la Goleta Sarandí, capitán de marina José María de Pinedo, se enteraron del papel desdorado ingrato que ésta jugó en la entrega y rendición de esas islas al invasor británico, sin disparar un solo tiro y sin cumplir con las precisas instrucciones que tenía del gobierno argentino, razón más que suficiente, para que esa goleta no pudiera figurar en ningún escudo malvinense y desestimado el proyecto del contador Burzio, constituyendo su publicación en el Boletín Naval, como en la obra señalada, un lamentable y tremendo lapsus ².


Lo cierto es que el escudo propuesto por Burzio en 1954 y presentado en 1966 en el malogrado concurso, por su publicación en aquella obra de Muñoz Azpiri cobró más fama que los demás proyectos (véase nuestra entrada del 16 de julio de 2010). (Este Blog, sin embargo, desde esa misma fecha, es decir casi desde su mismo nacimiento, ocurrido tres semanas antes, viene abogando por la aprobación del proyecto de Codazzi Aguirre, el cual por "sucesivas eliminaciones" debe ser considerado el ganador de aquel concurso).

Mañana seguimos con la serie de propuestas de escudos para los territorios de jurisdicción marítima.

----------

¹ Juan Andrés Codazzi Aguirre: Escudo para las Islas Malvinas y Adyacencias (Escuela de Artes Gráficas de Colegio Salesiano San José, Rosario, 1969), p. 30

² Ibidem, p. 31

martes, 25 de noviembre de 2025

"Proyecto de escudos para los territorios de jurisdicción marítima" (4 de 8): Río Negro

En esta cuarta entrada de la serie de proyectos de escudos para los territorios de jurisdicción marítima argentinos, publicamos hoy el escudo propuesto para Río Negro. Recordamos que estamos transcribiendo una nota del capitán de navío contador Humberto Burzio, publicada en el Boletín del  Centro Naval número 614,   del año  1954.



Río Negro

«Campo semipartido, superior en jefe, e inferior partido. 

En el jefe se han colocado dos embarcaciones; una a vela y otra a vapor de ruedas, que representan las expediciones en el río Negro y en el Limay del piloto español D. Basilio Villarino en los años 1782/783 y del capitán de fragata argentino D. Erasmo Obligado y otros marinos, un siglo después. El primero con las chalupas pesadas de uno y dos palos, “San Juan”, “San José”, “San Francisco de Asís” y “Champan”; el segundo, con el vapor a ruedas “Río Negro”. La roca que figura en primer plano es la que detuvo al piloto español en su expedición del río Negro y Limay y está ubicada casi en la confluencia de este último río con el Collón Curá, cerca del río Traful. Fué el límite máximo alcanzado por dicho explorador. El capitán Obligado, luego de varias tentativas, pudo franquear el peñasco, ubicado en el “Salto de los Mosquitos”, que por las rápidas y fuertes corrientes fue necesario hacerlo en botes. En su homenaje, el marino argentino lo bautizó con el nombre de “Peñón de Villarino”. Todo en color natural. 

En el cuartel diestro figuran dos lanzas con banderín corneta, simbolizando a la expedición al desierto del general Roca y más tarde del general Conrado Villegas, que desalojaron del territorio, más allá de los ríos Negro y Neuquén, a los indígenas y debajo de las mismas, flechas y dos bolas arrojadizas, armas de los salvajes vencidos. Las armas son en sable sobre fondo de plata. 

En el cuartel siniestro figura una cornucopia, con el sentido simbólico de la abundancia, paz, fecundidad, civilización y progreso, para representar la riqueza del valle del Río Negro, una de las principales del territorio. Va en oro sobre fondo de gules. 

El Sol de Mayo timbra el escudo como símbolo augusto de la soberanía patria».

lunes, 24 de noviembre de 2025

"Proyecto de escudos para los territorios de jurisdicción marítima" (3 de 8): Chubut

Tercera entrada de la serie de proyectos de escudos para los territorios de jurisdicción marítima de la República Argentina. Como lo explicamos el viernes, estamos transcribiendo lo publicado en el Boletín del  Centro Naval en 1954 en su número 614.


Chubut

«Cortado, semipartido el cuartel superior, con escusón en abismo. 

El primer cuartel es ocupado por un castillo de oro, sobre fondo de gules (rojo). Simboliza al fortín construido en 1778 por D. Juan de la Piedra, jefe de la expedición que debía fundar establecimientos en la costa patagónica y que arribó al golfo de San José en ese año, donde lo emplazó con mala fortuna, pues al poco tiempo fue atacado y destruido por los indígenas. Significa en la historia de la gobernación del Chubut la primera empresa de población de la región. 

El segundo cuartel, con fondo de azur (azul), contiene una carreta en sable (negro) en lontananza, en retirada, y una locomotora, también en sable, entrando en su reemplazo. Significa la primera tentativa fracasada y posterior colonización efectuada por los galeses en 1854 y 1865, que en número de 40 familias llegaron en el último de los años citados en el velero “Mimosa” para establecerse en ese lugar, fundando el pueblo de Rawson en honor del ministro de ese apellido del entonces presidente de la República, general D. Bartolomé Mitre. El jefe de ese animoso grupo de colonizadores era el Sr. L. Jones P. Madryn, que tiene hoy perpetuado su nombre en el puerto y ciudad levantada en el golfo Nuevo. 

La presencia de la locomotora de época, obedece al hecho de que la gobernación del Chubut vio en 1887 el tendido de la primera vía ferroviaria patagónica, el Central del Chubut que unió el valle de ese nombre con Puerto Madryn. Constituyó un factor indudable de progreso, reemplazando a las toscas carretas y diligencias. 

El cuartel cortado de la punta contiene tres torres de petróleo y bombeo en sable, figuradas en paisaje regional. 

De acuerdo al cuartelado cronológico seguido, se lo ha ubicado en ese lugar por datar de 1907 el descubrimiento de ese cuantioso e inestimable mineral de combustible líquido. 

El ancla de plata sobre fondo de azur, con bordura de plata, colocada en el todo o abismo, representa a las marinas de guerra y mercante que tanto trabajaron e impulsaron el progreso de la región. La Marina de Guerra tuvo a su cargo, desde los comienzos, el transporte de pasajeros y cargas y los relevamientos hidrográficos, como también los servicios radiotelegráficos y de prefectura marítima. En los primeros años de la explotación de los yacimientos de Comodoro Rivadavia, la Marina de Guerra hizo frente al transporte del petróleo, llevando en buques tanques con su personal el líquido combustible, hasta que el Ministerio de Agricultura formó su propia flota. 

El Sol de la soberanía nacional timbra el escudo, como afirmación de derecho».

domingo, 23 de noviembre de 2025

"Proyecto de escudos para los territorios de jurisdicción marítima" (2 de 8): Santa Cruz

Continuamos hoy la publicación de los escudos propuestos en 1954 por el Capitán de Navío Humberto Burzio para los territorios argentinos de jurisdicción marítima, según su trabajo publicado en el número 614 del Boletín del Centro Naval. Hoy corresponde el segundo escudo: el de la entonces gobernación de Santa Cruz.




Santa Cruz

«Cortado y semipartido, con el cuartel superior partido, con bordura.

El patagón tortillado, que figura en el cuartel diestro, simboliza al aborigen del territorio y la efigie corresponde a uno dibujado del natural por el capitán P. P. Parker, de la expedición de la “Beagle” y “Adventure”, al mando del capitán Fitz Roy.


El guanaco (Lama guanicoe) representa a la fauna del territorio en su especie más numerosa. Al respecto, manifiesta Darwin en su libro “Viaje de un naturalista alrededor del mundo”, que llegó a verlos en manadas de 50 a 100 individuos y que en cierta ocasión divisó una cuyo número llegaba a 500.



El estrecho de Magallanes o de “Todos los Santos”, como se lo bautizó primitivamente, corresponde al bosquejado por el propio Sebastián El Cano en 1523, es decir, tres años después del descubrimiento del famoso paso. Se ha respetado, por razones históricas, el relevamiento imperfecto hecho por los primeros navegantes que lo cruzaron.

La cruz cristiana, colocada en el corazón o abismo del escudo, simboliza el nombre dado al territorio al descubrir y explorarse el río epónimo, hecho ocurrido según se cree el 3 de mayo de 1520, día de la Vera Cruz, en cuyo homenaje se bautizaron esas nuevas tierras con el nombre de Santa Cruz. Figura de color blanco sobre fondo de oro o amarillo, que son los de la Iglesia Romana.

Las anclas de plata sobre gules (rojo) que siembran la bordura, simbolizan a las cinco naves que constituían la expedición de Magallanes y que permanecieron en San Julián en larga estadía invernal.

Las dos anclas acostadas del jefe representan a la “Trinidad” y “Concepción”. Figuran en esa posición para simbolizar la navegación efectuada por las mismas, que a pesar de haber cruzado el estrecho, no pudieron completar el viaje circunnavegando al mundo; la “Trinidad”, por haber sido apresada por los portugueses, y la “Concepción”, a causa de su quemazón voluntaria dispuesta por el capitán general de la escuadra, D. Juan Carvallo, en la isla Bojol, después de la muerte de Magallanes.

El ancla del flanco siniestro corresponde a la “San Antonio”, que abandonó a Magallanes en el estrecho, amotinándose su tripulación y regresando a España. Por esta razón, se la figura con un brazo menos, es decir, como arma “descargada” o “difamada”, recorte hecho como castigo por el acto deshonroso de la deserción. Es ley en Heráldica y al respecto se recuerda que San Luis, rey de Francia, dispuso que un noble que había insultado a la propia madre, llevase el león de sus armas sin lengua y sin uñas.

La del flanco diestro, en posición invertida, corresponde a la pequeña nave “Santiago”, perdida en la costa de Santa Cruz, en el desempeño de una comisión exploradora mientras la armada se encontraba invernando en San Julián.

El ancla vertical de la punta, que en esa posición significa victoria, corresponde a la nave de Juan Sebastián El Cano, cuyo nombre promisorio de “Victoria” tuvo cumplido efecto, pues fue la única de las cinco que llegó a completar la vuelta al mundo.

La bordura es de gules (rojo) por significar ese color, en lenguaje heráldico, valor, atrevimiento e intrepidez, ya que estas cualidades se necesitaban y pusieron en juego para cumplir la inmortal hazaña. También para significar lo sangriento y heroico de la expedición, por cuanto de 260 hombres que partieron sólo regresaron 18 en la “Victoria”, los “gloriosos harapientos”, como se los ha llamado con justicia.



El Sol que timbra el escudo es el nacional, símbolo de la soberanía patria sobre ese extenso territorio patagónico».

sábado, 22 de noviembre de 2025

"Proyecto de escudos para los territorios de jurisdicción marítima" (1 de 8): Tierra del Fuego

Tal como lo anunciamos ayer, comenzamos hoy la publicación de los ocho escudos propuestos en 1954 por el Capitán de Navío Humberto Burzio para los territorios argentinos de jurisdicción marítima, según el trabajo publicado en el número 614 del Boletín del Centro Naval. La imagen en escala de grises que se ve a continuación es la que aparecía en el artículo original;  hemos añadido una versión coloreada a mano de ese mismo escudo.



Tierra del Fuego

«Cortado en jefe (comble) y entado en la punta. El elefante marino (Mirounga leonina), que timbra el escudo, abundaba anteriormente en Tierra del Fuego e islas Malvinas, Georgias del Sur y Juan Fernández. Actualmente casi ha desaparecido por la despiadada caza de que ha sido objeto, facilitada por su natural confiado que no lo hace huir del hombre. Se le coloca surmontando al campo del escudo como símbolo del territorio, por considerarse que esa especie es la más característica de la fauna fueguina. 

La doble llave colocada en el jefe, significa en Heráldica que la posesión de ella otorga el derecho de dominio de lo que por su intermedio se custodia. Es emblema de poder y riqueza, seguridad y confianza. Aparece en numerosos escudos de Estados marítimos y de ciudades ligadas al mar por su especial situación geográfica, significando el poder de cierre, apertura y custodia del paso o estrecho de dos masas de agua. 

El escudo de armas otorgado en 1508 por Fernando el Católico a Santo Domingo, lleva una llave, por considerarse entonces que esa posesión insular era la puerta de las Antillas. 

El escudo de la ciudad de La Habana, otorgado en 1556 y repetido en el siglo siguiente, también tiene ese simbólico emblema, por entenderse, según la Real Cédula de concesión, que la misma era “el lugar de reunión de las naves de todas las Indias y la llave dellas”. El escudo de Cuba independiente, siguiendo la tradición, perpetúa la llave, que ha sido colocada en un estrecho, como ratificación parlante de su símbolo. 

Muchas ciudades y puertos asentados en lugares vecinos a esa situación geográfica la muestran; citaremos, entre los varios ejemplos que podrían anotarse, el escudo de la ciudad de Tarifa, en la provincia de Cádiz, que la ostenta triple: una para el castillo fortaleza y dos para las aguas que lo flanquean; el de la ciudad de Algeciras, que la tiene simple, por su vecindad con el estrecho de Gibraltar, etc. 

La llave de oro o su representación con este esmalte heráldico, significa ciencia e infalibilidad; la de plata, potencia o jurisdicción. 

En el proyecto del escudo se la ha pintado de plata por esa razón, sobre fondo azur (azul) que representa nuestras aguas australes. Figura repetida por tener Tierra del Fuego el privilegio geográfico de constituir con sus estrechos de Le Maire y Magallanes el paso obligado recíproco de los dos océanos más grandes del orbe. 

La nave, asentada en el centro del campo del escudo, es una carabela del siglo XVI, sacada de un grabado existente en el Museo Naval de Madrid. Simboliza el descubrimiento y las exploraciones del territorio fueguino y también la navegación de los primeros tiempos en esa punta austral del territorio americano, lugar en el que se concentraban las naves de todas las potencias marítimas del mundo, en afanes de conquista, aventuras y piratería. 

En el flanco siniestro, campean sobre un fragmento de costa dos pequeñas fogatas que simbolizan el nombre dado al territorio por los marinos, que por primera vez las divisaron desde sus naves, encendidas por los indígenas para la propia protección contra los rigores de la baja temperatura y crudo clima de la región. 

En el bosquejo de la costa patagónica y fueguina, hecho por Juan Sebastián El Cano en 1523, ya se denomina a las costas del estrecho de Magallanes y por ende al territorio, con los nombres de “Tierra de los fuegos” y “Tierra de los humos”. 

Entado en la punta se ha colocado el distintivo de la Marina de Guerra para representar a la actual Gobernación Marítima». 



viernes, 21 de noviembre de 2025

"Proyecto de escudos para los territorios de jurisdicción marítima" (Introducción)

Después de haber celebrado ayer el Día de la Soberanía Nacional, dedicaremos nueve entradas a una verdadera curiosidad heráldica, una valiosa "perla" que encontramos en el número 614 (de enero/febrero de 1954) del Boletín del Centro Naval.



Se trata de una nota que aporta proyectos de escudos "para los territorios de jurisdicción marítima" de la República Argentina, es decir, siguiendo el mismo orden del artículo (que nosotros también seguiremos en nuestras entradas): 

Tierra del Fuego, 
Santa Cruz, 
Chubut,
Río Negro, 
Malvinas, 
Antártida Argentina, 
Órcadas del Sud,
Georgias del Sud. 

El autor del artículo es el Capitán de Navío Contador Humberto F. Burzio, (1902-1980) destacado historiador naval y numismático.

Hoy compartiremos la introducción de la nota con ilustraciones que no pertenecen a la versión original (hemos añadido algunos de los escudos nombrados o aludidos) y desde mañana mostraremos los ocho escudos propuestos.


Proyecto de escudos
para los territorios de jurisdicción marítima

Por el Capitán de Navío Contador Humberto F. Burzio


Las gobernaciones nacionales con litoral marítimo, las islas Malvinas, Órcadas del Sur, Georgias del Sur y Sector Antártico Argentino carecen del escudo que las simbolice, como la Nación y las provincias.

Por razones de jurisdicción geográfica del Ministerio de Marina y por las de la historia marítima de esos territorios, el que escribe se ha limitado a proyectar los escudos que le son de su competencia, ocho en total, por considerar que desde los albores de la nacionalidad, la Marina de Guerra ha sido la institución que los ha mantenido unidos con el resto de la Patria, afianzando y robusteciendo la soberanía con los vínculos afectivos que dejaban a las escasas poblaciones del litoral y a sus aislados habitantes, las estelas de sus naves, los faros y estaciones radiotelegráficas diseminadas en sus costas, los relevamientos hidrográficos y los transportes nacionales.

Se ha limitado por esas razones al cuartelado de los citados, dando prioridad, como no podía ser a menos por la preponderancia marítima de esas regiones, a los emblemas náuticos que sean expresión de historia y tradición. Con ello se cumple también un deber de justicia para los marinos argentinos, españoles y de otras nacionalidades, que en diversas épocas, en frágiles y diminutas embarcaciones, hicieron posible con sus observaciones, estudios, relevamientos y sacrificios personales, la seguridad de la navegación en esas latitudes meridionales.

Los escudos representativos de las gobernaciones nacionales no han sido objeto en ninguna época de legislación o reglamentación. Ni en la ley 1.532, del año 1884, de creación y organización de las gobernaciones nacionales, ni en la N° 3.906, del año 1900, del ex territorio de Los Andes, como tampoco en sus respectivas y posteriores reformas, se ha planteado la cuestión del escudo local.

No sucede lo mismo con las provincias, la mitad de las cuales tienen fijado su escudo por disposición legal y el resto impuesto por el uso, circunstancia que ha dado motivo a través del tiempo a un sinnúmero de arbitrariedades en sus diseños, tal como ocurrió con el escudo nacional hasta la fijación definitiva de su patrón.

Si bien es cierto que las provincias gozan de una autonomía local, cuyo simbolismo lo constituye el propio blasón de cada una, no es menos cierto que las gobernaciones también la poseen, aunque en forma más limitada, por su dependencia directa con el Poder Ejecutivo Nacional.

Los municipios de las provincias y los departamentos tienen generalmente su escudo, que como sello oficial certifica localmente las resoluciones de administración adoptadas por sus autoridades.

En materia eclesiástica ocurre lo mismo y en forma más pronunciada con los sellos o sigillum de las diócesis, obispados y los personales de las jerarquías.

La ciencia del blasón, desde sus orígenes, es amplia en ese sentido, ya que no limitó el empleo del escudo a los estados exclusivamente, representados por el rey o emperador, sino que, respetando su origen feudal o noble, lo extendió a todas aquellas personas que acreditasen nobleza; su empleo se difundió a las ciudades, corporaciones industriales y comerciales, llegando a las personas de simples artesanos, como lo certifican sus escudos menestrales.

Luego, por la historia y por las reglas heráldicas, no es requisito la autonomía para que una persona, localidad o lugar tenga derecho al uso del escudo, ni menos aun que su posición dé motivo a gozar de privilegios por razones de nacimiento o de sangre, como lo era antiguamente. En este sentido, la ciencia del blasón ha evolucionado con los movimientos democráticos del mundo y lo que en tiempos pretéritos era esencialmente distinción de casta o clase, se ha convertido en la actualidad en símbolo representativo de un país, región, ciudad o corporación de individuos.

En América, su origen se confunde con los primeros años de la conquista y colonización.

Escudo de Ciudad de México (izq.)   
Escudo de Lima (der.)


Los monarcas españoles blasonaron a las ciudades y villas más importantes del Nuevo Mundo, otorgándoles los títulos de “Ciudad Real” o “Villa Imperial”, de acuerdo con los servicios prestados a la Corona o a su jerarquía, con los fundamentos de ‘‘Muy Noble”, “Muy Leal”, etc. Tal ocurrió con la capital del virreinato de Nueva España, Méjico, que fue blasonada por Carlos I (V de Alemania) en 1523 y con la del virreinato del Perú, Lima o Ciudad de los Reyes, que lo fue en 1537. Y para citar un caso nuestro, el de Córdoba en 1573, que figura descripto y dibujado en el acta de su fundación, que con ligeras variantes es el actual.

Escudo de la ciudad de Córdoba
dibujado en el acta de fundación (1573)


Felipe II, en las postrimerías de su reinado (1596), dio a conocer la ley que confirmaba a las ciudades, villas y lugares de América los escudos de armas que se le hubieren concedido, expresándose en la misma:

Teniendo consideración á los buenos y leales servicios que nos han hecho las ciudades, villas y lugares de nuestras Indias Occidentales, é Islas adyacentes, y que los vecinos, particulares y naturales han asistido a su pacificación y población: Es nuestra voluntad de conceder y concedemos á las dichas ciudades, villas y lugares, que tengan por sus armas y divisas señaladas y conocidas las que especialmente hubieren recibido de los señores reyes nuestros progenitores, y de Nos, y después le concedieren nuestros sucesores, para que las puedan traer y poner en sus pendones, estandartes, banderas, escudos, sellos y en las otras partes, y lugares que quisieren, y por bien tuvieren, en la forma y disposición que las otras ciudades de nuestros reinos, á quien hemos hecho merced de armas y divisas. I mandamos á todas las justicias de nuestros reinos y señoríos, que siendo requeridos, así lo hagan guardar y cumplir, y no les consientan poner impedimento en todo, ni en parte, pena de nuestra merced, y diez mil maravedís para nuestra cámara.

La Asamblea General Constituyente de 1813 creó también el escudo o “Sello” de la nueva nacionalidad que surgía, pero, por supuesto, con símbolos republicanos, grabándose en el papel de las resoluciones de gobierno y en el metal noble de oro y plata de la primera moneda independiente troquelada en Potosí, en ese mismo año.

Escudo de la Asamblea del Año XIII. 
Pintura al óleo sobre chapa de cobre
(Museo Histórico Nacional)


Entiende el autor de este artículo que los escudos de las gobernaciones marítimas, islas Malvinas, Sector Antártico, islas Orcadas y Georgias del Sur, deben fijarse respetando la tradición, tomando como base para su confección la historia, geografía y fauna regional, de manera tal que los mismos reflejen las características más salientes del lugar en sus aspectos moral y material, constituyendo su composición heráldica un símbolo ideográfico, que, como debe ser, no necesite palabras para la explicación de lo que se quiere decir, que es la finalidad de la ciencia del blasón: hablar sin palabras.

Fundamentamos a continuación los ocho escudos proyectados, que ilustran el artículo. 

***

A partir de mañana, en ocho entradas consecutivas, los interesantes proyectos heráldicos del capitán Burzio, que podemos considerar inéditos en la Red.

jueves, 20 de noviembre de 2025

Escudo Nacional en una tarjeta alemana de principios del siglo XX

 


El epígrafe nos exime de mayores comentarios. Además del escudo argentino, los amantes de la Heráldica disfrutarán de los restantes emblemas de esta tarjeta postal de comienzos del siglo XX.

En el Día de la Soberanía Nacional.