En Chascomús vive un gran amigo de toda la vida, de apellido Saharrea; de esa hermosa ciudad procede parte de su familia, y muchas veces, a lo largo de los últimos 40 años, he viajado hasta allí para compartir fines de semana, vacaciones o simples encuentros con él, con su familia y con otros amigos.
Una de esas ocasiones tuvo lugar en 2011, cuando tuve ocasión de conocer la nueva casa de su madre, de apellido Otazua.
Y descubrí con satisfacción este cuadro, con los escudos de ambas familias, acolados como es costumbre en las uniones matrimoniales.
No puedo asegurar si quienes encargaron esta obra verificaron si los escudos son los de los respectivos linajes o simplemente son escudos de linajes de igual apellido; pero el conjunto es bonito y elegante.
En el cumpleaños de mi amigo Ricardo.
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