El 25 de marzo es un día altamente significativo en la vida de Adolfo Ramón Canecín. Nació, fue ordenado sacerdote y fue ordenado Obispo en sendos 25 de marzo: respectivamente en 1958, 1988 y 2015. Se trata del Obispo Auxiliar de Goya, en Corrientes. Publicamos esta entrada en el aniversario de estos tres acontecimientos de su vida.
Lamentablemente, su escudo episcopal es bastante desafortunado. Poco adecuado a las normas heráldicas, parece más bien un collage infantil. Vemos el escudo semioculto detrás del Obispo en la foto que antecede; también lo vemos parcialmente en las imágenes que siguen, procedentes del diario local "El Litoral":
El escudo es el que sigue:
La nota de AICA que da cuenta de la ordenación episcopal de monseñor Canecín dice:
El escudo es el que sigue:
La nota de AICA que da cuenta de la ordenación episcopal de monseñor Canecín dice:
«Monseñor Canecín explicó los símbolos que se reúnen en su escudo episcopal. El arcoíris es “signo de la alianza, expresión de la Iglesia que en Cristo es como un sacramento e instrumento de la íntima unión con Dios y de la unidad del género humano”. También manifiesta los siete departamentos que integran la diócesis.
El agua, la tierra y la vegetación aluden a la geografía diocesana; la estrella es “la presencia permanente, discreta y eficaz de la Virgen de Itatí”, la Biblia es símbolo del conocimiento de Jesucristo, que es Palabra de Dios; el pan partido es la Eucaristía, “cumbre y fuente de la vida cristiana”. El báculo representa al pastor que, en actitud de servicio y minoridad, va a veces adelante, otras al medio y otras atrás del rebaño».
Curiosamente no se hace referencia explícita a la cruz de San Antón o de San Francisco (la "tau", también presente en la mitra que usó monseñor Canecín en la liturgia de su ordenación episcopal), ni al lema, "Sean uno".
En un trabajo que encontramos en el sitio del Instituto Manuel Alberti de la ciudad de Goya puede verse esta imagen, que amplía un poco la explicación precedente:
No hay descripción heráldica, aunque al menos el texto proporciona algunos elementos más para la interpretación del escudo, al que, por otra parte, le faltan los ornamentos externos propios de la dignidad episcopal.
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