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lunes, 3 de febrero de 2025

Escudo franciscano en el Convento de San Carlos (San Lorenzo, Santa Fe)

 


Las fotos que publicamos hoy tienen alrededor de 50 años, y las compartimos como una curiosidad. 

Corresponden a un viaje ¿escolar? a la localidad santafesina de San Lorenzo, del que participó mi madre, que era docente y tomó las fotos. Se trata de diapositivas que recuperamos tras la muerte de mi madre; las proyectamos en una pared y tomamos fotos digitales de las imágenes así obtenidas.

El templo que se ve en las fotos es el "histórico convento" al que se refiere la Marcha de San Lorenzo.



En el portal oficial del Estado argentino, bajo el título "Convento de San Carlos y Campo de la Gloria", se lee:

«Tras la expulsión de la Compañía de Jesús en 1767, los franciscanos solicitaron al gobernador de Buenos Aires Juan José de Vértiz y Salcedo, la cesión de la estancia y capilla de San Miguel del Carcarañal que había pertenecido a los jesuitas. En 1780 Vértiz –que para entonces ya era virrey– hizo entrega de dichos bienes a sus nuevos ocupantes, quienes abandonaron el primitivo casco frente al río Carcarañá y se instalaron en la bajada de San Lorenzo, levantando allí el convento de San Carlos Borromeo, así rebautizado en honor del santo y del monarca (Carlos III). En 1792 los frailes iniciaron las construcciones, y para 1795 se había erigido una capilla, la sacristía, varias celdas y una cocina, comenzándose en 1796 las obras del claustro principal.

El actual templo se construyó entre 1807 y 1810 según proyecto de Juan Bautista Segismundo –autor de la Recova Vieja de Buenos Aires–, aunque la fachada a cargo del arquitecto Timoteo Guillón es de mediados del siglo XIX, al igual que el campanario. Además del convento y la iglesia, el conjunto incluye el seminario, el colegio de Nuestra Señora de la Misericordia y el colegio de San Carlos». 

El 3 de febrero de 1813, frente al convento, se libró la batalla de San Lorenzo  entre las tropas españolas y los granaderos al mando de San Martín. El convento de San Carlos quedó indisolublemente ligado a esa jornada histórica, por varios motivos: el Libertador ocupó una celda en ocasión del combate; en las mesas del refectorio fueron curados los heridos; en el comedor, usado como hospital de sangre, murió Juan Bautista Cabral; en la huerta fueron enterrados los muertos. 



Nos interesa a nosotros el escudo franciscano que puede verse en el frente del templo.


Publicamos esta entrada en el aniversario de la batalla en la que "nuestros granaderos, aliados de la gloria" inscribieron en la historia "su página mejor".

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