Hoy no mostraremos, propiamente, un escudo, sino sólo un campo vacío. La intención de esta entrada no es de naturaleza heráldica, sino que busca llamar la atención acerca del problema de la preservación del patrimonio arquitectónico porteño.
Esta foto es de septiembre de 2016:
Debajo del balcón mayor hay un bello rostro rodeado de elementos decorativos vegetales; ese rostro mereció su lugar en La piedra que nos mira en octubre de 2016.
Entre las dos puertas, en la parte superior de ellas, la figura -que podría ser un campo heráldico vacío- que justifica la publicación de estas fotos aquí.
Pero, como vimos en la primera fotografía, la propiedad estaba tapiada y se había concretado su venta en septiembre pasado. Todo hacía temer entonces que la piqueta haría que se perdiera esta belleza decorativa, que es sólo una parte de la que ostentaba entonces la casona de Billinghurst 2521.
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