Hemos recorrido los tres escudos cardenalicios argentinos que mencionamos en aquella cuarta entrada de este Blog, hace cinco años. Desde entonces, el panorama cardenalicio de nuestro país cambió sensiblemente: el cardenal Bergoglio fue elegido Papa en 2013, su sucesor en el cargo de Arzobispo de Buenos Aires fue nombrado cardenal en febrero de 2014, y el cardenal Mejía falleció en diciembre último.
Nos encantaría darle un digno colofón a las últimas tres entradas con el blasón del último connacional elevado a la púrpura cardenalicia, el Arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli. Pero no podemos hacerlo porque Poli -por motivos que desconocemos y nos resultarían inexplicables- no tiene ni tuvo en el pasado un escudo episcopal.
Nos encantaría darle un digno colofón a las últimas tres entradas con el blasón del último connacional elevado a la púrpura cardenalicia, el Arzobispo de Buenos Aires, Mario Aurelio Poli. Pero no podemos hacerlo porque Poli -por motivos que desconocemos y nos resultarían inexplicables- no tiene ni tuvo en el pasado un escudo episcopal.
A cambio, desde su elevación a la cátedra porteña en abril de 2013, usa como identificación un mero dibujito con la imagen del Patrono de la Ciudad en tonos de gris:
El dibujo viene acompañado por lema episcopal del Cardenal Primado: "Concédeme, Señor, un corazón que escuche".
Nos consta que varias propuestas de blasón episcopal llegaron al Arzobispado de Buenos Aires ya desde el mismo momento del nombramiento y toma de posesión de monseñor Poli en la sede porteña. Mostramos una de esas propuestas en la entrada del 11 de noviembre último.
Otra propuesta, en este caso anónima, nos llega a este Blog. Está hecha, dice el autor, "con el fin de dotar al Arzobispo Primado de la Argentina de un escudo que represente su programa y el espíritu que expresó en su primera homilía" como arzobispo porteño.
En un campo único de azur, que dice relación con su antecesor en el cargo y actual Pontífice, y se destaca por la sencillez, se muestra una estrella de oro que representa a María como "Estrella de la Nueva Evangelización", así citada en la primera homilía del nuevo Arzobispo el 20 de abril de 2013:
Nos consta que varias propuestas de blasón episcopal llegaron al Arzobispado de Buenos Aires ya desde el mismo momento del nombramiento y toma de posesión de monseñor Poli en la sede porteña. Mostramos una de esas propuestas en la entrada del 11 de noviembre último.
Otra propuesta, en este caso anónima, nos llega a este Blog. Está hecha, dice el autor, "con el fin de dotar al Arzobispo Primado de la Argentina de un escudo que represente su programa y el espíritu que expresó en su primera homilía" como arzobispo porteño.
En un campo único de azur, que dice relación con su antecesor en el cargo y actual Pontífice, y se destaca por la sencillez, se muestra una estrella de oro que representa a María como "Estrella de la Nueva Evangelización", así citada en la primera homilía del nuevo Arzobispo el 20 de abril de 2013:
Que no me falte en este servicio el amor a los pobres, sufrientes y excluidos, que inspiró a nuestro patrono, el obispo San Martín de Tours, quien supo remover de su corazón toda indiferencia; y de Santa Rosa de Lima quien me acompañó en estos años. Invoco la presencia y protección amorosa de la Madre del Pastor de los pastores, y le ruego que camine con nosotros; que Ella sea en el firmamento de la Ciudad de Buenos Aires «estrella de la Evangelización siempre renovada» (EN 81).
Además, el escudo tiene en la punta dos fajas onduladas de plata, simbolizando al Río de la Plata, a cuya vera se halla Buenos Aires, representada a su vez, a través del ancla, que indica su condición de puerto. Al mismo tiempo, el ancla es símbolo de la esperanza, y en su aspecto habitual evoca una cruz.
Tras su elevación al cardenalato, este debería ser el escudo de Poli, según esta propuesta:
Respecto de su lema episcopal, esto dijo Poli el día de su ordenación, en abril de 2002:
Precisamente elegí por lema de mi episcopado una súplica, la que elevó Salomón y tanto agradó a Dios: "Concédeme, Señor, un corazón que escuche..." (1Re 3, 9). Creo que la Iglesia es la primera en tomar esta actitud, porque la historia de la Iglesia –que no es otra cosa que la historia de la evangelización–, en páginas hermosas me ha enseñado que nunca la Iglesia es más ella misma, sino cuando escucha a su Señor, y espejándose en su voluntad salvífica, se anima con audacia martirial a la evangelización, se hace más libre y fiel a su naturaleza y misión. Sí, me guía el ejemplo de San Pedro a quien hoy escuchamos decir: "Señor, a quién vamos a ir, si Tú tienes palabras de vida eterna" (Jn 6, 69). Yo quiero escuchar la voz de Cristo, la voz autorizada de los Padres de la Iglesia, la que enseñé por años en la cátedra, pero que ahora pretendo entender en clave pastoral; escuchar la voz de mis hermanos obispos y sumarme sinceramente a los esfuerzos por mantener la colegialidad alcanzada; abrir los oídos atentos a la enseñanza de los teólogos y las experiencias y reflexiones de los pastores, al consejo de los mayores que nos preceden en la fe; espigar en la paciente escucha y comprensión de los confesores, la voz y la opinión del pueblo fiel, de hombres y mujeres de Iglesia que tienen mucho para darme. Agradezco a Dios la inspiración de mi súplica y pido la perseverancia en este propósito.
Mario Aurelio Poli nació en Buenos Aires en 1947 y fue ordenado sacerdote el mismo día en que yo egresaba de la secundaria: el 25 de noviembre de 1978.
En 2002 fue nombrado Titular de Abbida y Auxiliar de Buenos Aires; la ordenación episcopal tuvo lugar el 20 de abril. En 2008 fue trasladado como Obispo de Santa Rosa en La Pampa.
El Papa Francisco I lo nombró sucesor suyo en la Arquidiócesis Primada. Poli tomó posesión de la sede arzobispal porteña en el aniversario de su ordenación episcopal, es decir el 20 de abril de 2013.
Fue creado cardenal en el consistorio de febrero de 2014; es Cardenal Presbítero del Título de San Roberto Belarmino, o sea el mismo título cardenalicio de su predecesor en la sede porteña y actual Pontífice.
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