En el marco de esta semana de homenaje a España, ofrecemos hoy la segunda parte de "Castilla es mi corona", serie de dos entradas inspiradas en el libro de igual nombre. Dicha divisa formó parte del escudo de la ciudad de Montevideo. En la entrada de hoy ofrecemos los fragmentos que más específicamente se refieren a la Heráldica del blasón de la capital del país hermano.
«El Escudo corresponde a mi juicio, a la categoría que la Heráldica denomina “Armas Parlantes”; son las que representan un objeto de nombre igual o parecido al de la persona o Estado que las usa, por ejemplo, el León para las Armas del Reino de León, el Castillo para las del Reino de Castilla, la fruta Granada para las del Reino de Granada.
Lo mismo dícese de las monedas cuyo tipo recuerda, por una especie de juego de palabras, el nombre de la ciudad que representan.
Es indudable que el Monte (o Cerro) con las ondas del mar a sus pies representa a Montevideo, por la semejanza terminológica, como también porque es un accidente topográfico prominente que desde su descubrimiento individualiza al lugar de la ciudad; y el Castillo en la cima o corona de aquel Monte se refiere precisamente a Castilla. El Castillo es el mismo que ostentan las armas de Castilla, con tres torres u homenajes, la del medio mayor que las otras; dícense Castillos Donjonados. Tienen ambos Castillos una puerta central y dos ventanas a los lados de la puerta. La ubicación del Castillo en el coronamiento del Monte simboliza la unión de la ciudad o la provincia a Castilla, que es su Corona.
El Castillo no representa la fortaleza del Cerro que conocemos, porque ésta recién se terminó de construir en 1809, y el Escudo data del siglo anterior, muy probablemente de la fundación de la ciudad en 1730. Ni tampoco simboliza su carácter de plaza fuerte amurallada, que no lo fue, en el período inicial de la población.
Para completar el simbolismo heráldico, las ondas del mar al pie del Monte, además de identificar a Montevideo, significan su cualidad de puerto de mar; y el Saurio en la heráldica indica fidelidad, la que habrá de reclamarse a sus moradores ante las amenazas de distintas procedencias, y singularmente de los portugueses.
El distinguido especialista, Prof. don Ricardo Goldaracena “se inclina a pensar que el Castillo de las Antiguas Armas capitalinas es una alusión al carácter de baluarte militar o plaza fuerte que tuvo Montevideo, o una referencia directa a Castilla, a cuya potestad se remitía la divisa en estudio”. Esta última opción ha de ser definitivamente la preferida, por lo que se ha expuesto (...)».
Respecto de la frase que da título al libro (y a esta entrada), el autor añade que «según la Heráldica, la Divisa consiste en una breve y expresiva sentencia, en simples letras, o en figuras, sin palabras; puede ser de dos clases: perfecta o imperfecta». La primera «consta de cuerpo y alma, esto es, de figuras o emblemas y de palabras apropiadas» mientras que la llamada "imperfecta" «es la que sólo tiene una de estas dos cosas: o figuras o palabras».
«La divisa del escudo de Montevideo consiste en una breve y expresiva sentencia. Esta ofrece una identidad de sentido tan plena con las Armas Parlantes de aquel blasón que no necesita de más cuerpo, o sea, de otras figuras o emblemas. El lema “Castilla es mi Corona”, versión apropiada y explícita del simbolismo del Monte, a orillas del mar coronado por el Castillo, ha sido puesto encima de éste para orientar la comprensión de tales figuras hacia aquel sentido primordial. Aún si carecía de base legal, dicha inclusión no variaba ni añadía al significado de las Armas, antes bien lo confirmaba». Pero las transformaciones políticas en el siglo XIX y la desaparición de la Corona «hicieron perder la percepción de la coincidencia entre as Armas Parlantes y la Divisa, entre el cuerpo y el alma de ésta. Sólo se vió en el Escudo el simbolismo heráldico común, secundario para este caso, del Monte y del Castillo: Firmeza, Elevación, Fortaleza, Defensa, Fuerza, y la Fidelidad aludida por el Saurio».
Hemos transcripto en la entrada de ayer y en la de hoy sólo unos fragmentos de los dos primeros capítulos del libro "Castilla es mi corona", omitiendo las referencias bibliográficas. La obra consta de 28 capítulos en más de 230 páginas; esos dos capítulos iniciales son los que interesan directamente a nuestro propósito heráldico.
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