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La aldea nació de la creatividad y los sueños de un hombre, Antonio Campana, de cuyo apellido toma su nombre. En 1976, Campana adquirió un predio donde habían sido explotadas antiguas tosqueras; más tarde el lugar fue expropiado por el CEAMSE y usado para relleno sanitario. Campana, tras un largo pleito judicial, logró recuperar el predio. "Paralelamente le aquejan diversos problemas de salud y, ante esto, decide dar un vuelco importante a su vida, impulsando sus ganas de vivir junto a sus ansias de concretar su sueño hoy hecho realidad con este legado de belleza". Sin poseer estudios de arquitectura, Antonio Campana emprende la construcción de una aldea de estilo medieval; con un interesante criterio de reciclado y con notable creatividad, "hace uso de sobrantes de demoliciones para construir un mundo nuevo sobre el caos hasta entonces reinante".
Campanópolis, "la más insólita ciudad del reciclado de la Argentina y sus alrededores", se levanta en González Catán, a sólo 30 minutos de la Capital Federal.
En marzo del año pasado tuve ocasión de visitar Campanópolis con mi esposa y un querido amigo. En siete entradas consecutivas mostraré algunas fotos que tomé en esa ocasión, obviamente de escudos y elementos heráldicos.
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