Hoy se cumplen 50 años del fallecimiento de Santiago Luis Copello, primer cardenal argentino e hispanoamericano. Seguimos rindiéndole homenaje a través de la Heráldica.
Así como en la entrada de ayer recorrimos algunas iglesias construidas por él, hoy, en al aniversario de su muerte, nos dirigimos a la Catedral de Buenos Aires en busca de su blasón cardenalicio. Y lo vemos a continuación, en la entrada de la cripta de la Catedral Metropolitana de Buenos Aires.
Siempre existió en la Catedral una cripta en la que fueron enterrados, no sólo obispos y canónigos, sino también otros personajes ilustres. En 1940, el cardenal Copello encomendó a monseñor Tomás Solari que identificara los ataúdes existentes y que iniciara las gestiones tendientes a refaccionar el espacio, para que pudiera ser visitado. Tras tres años de trabajos, el cardenal Copello inauguró las obras de restauración de la cripta el 2 de noviembre de 1943.
El escudo del cardenal Copello se halla también en el hermoso espacio de la Capilla del Santíismo Sacramento de la Catedral porteña. El sagrario de la Catedral estuvo ubicado en diversos sitios a lo largo de la historia: el altar mayor, el de la Dolorosa, el del Santo Cristo...
En 1941, la Archicofradía del Santísimo Sacramento solicitó permiso al Cabildo Eclesiástico para construir una capilla ad-hoc dedicada a la Eucaristía.
Obtenida la autorización se iniciaron las obras, que concluyeron en 1944. El 9 de octubre monseñor Antonio Rocca consagró el altar de la nueva capilla e inmediatamente el cardenal Copello celebró allí la primera misa.
Nótese la significativa fecha: 9 de octubre de 1944. Exactamente diez años antes, el cardenal Eugenio Pacelli pisaba tierra argentina como Legado Papal para el Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires: era la primera vez en la historia que un Secretario de Estado del Vaticano visitaba América. El mismo día en que Pacelli llegaba a Buenos Aires, un joven nacido en nuestra ciudad moría mártir en España: se trataba de Héctor Valdivielso Sáez, hermano lasallano porteño, convertido más tarde en el primer santo argentino, cuya memoria se celebra cada año el 9 de octubre. El 9 de octubre de 1944 estaba por comenzar el IV Congreso Eucarístico Nacional, que en todo sentido venía a celebrar el décimo aniversario de aquel extraordinario Congreso de 1934. Y los protagonistas no lo sabían, pero el mismo Pacelli que había llegado a nuestro puerto un 9 de octubre, que había sido elegido Sumo Pontífice en 1939, y lo era en 1944 -el Papa Pío XII-, iba a morir un 9 de octubre.
El escudo del Pontífice reinante en 1944 puede verse -lo acabamos de apreciar- en la pared posterior de la Capilla del Santísimo Sacramento de la Catedral de Buenos Aires. Del otro lado, el escudo del cardenal Santiago Luis Copello:
Ambos escudos están hechos de bellos mosaicos multicolores, lográndose un hermoso resultado.
Mañana cerraremos este homenaje heráldico al Cardenal Copello en el cincuentenario de su muerte.
Nótese la significativa fecha: 9 de octubre de 1944. Exactamente diez años antes, el cardenal Eugenio Pacelli pisaba tierra argentina como Legado Papal para el Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires: era la primera vez en la historia que un Secretario de Estado del Vaticano visitaba América. El mismo día en que Pacelli llegaba a Buenos Aires, un joven nacido en nuestra ciudad moría mártir en España: se trataba de Héctor Valdivielso Sáez, hermano lasallano porteño, convertido más tarde en el primer santo argentino, cuya memoria se celebra cada año el 9 de octubre. El 9 de octubre de 1944 estaba por comenzar el IV Congreso Eucarístico Nacional, que en todo sentido venía a celebrar el décimo aniversario de aquel extraordinario Congreso de 1934. Y los protagonistas no lo sabían, pero el mismo Pacelli que había llegado a nuestro puerto un 9 de octubre, que había sido elegido Sumo Pontífice en 1939, y lo era en 1944 -el Papa Pío XII-, iba a morir un 9 de octubre.
Ambos escudos están hechos de bellos mosaicos multicolores, lográndose un hermoso resultado.
Mañana cerraremos este homenaje heráldico al Cardenal Copello en el cincuentenario de su muerte.
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