En esta semana del bicentenario de la Declaración de la Independencia, también hemos querido incorporar a la Heráldica Eclesiástica al homenaje que estamos rindiendo a la Patria. Optamos por hacerlo a través del escudo de quien fue, en palabras de José Luis Batres, "el primer obispo argentino".
¿A quién nos referimos? ¿Quién puede ostentar ese título?
Después de la Revolución de Mayo, la vida eclesiástica en el ex Virreinato pasaba por una comprensible crisis, y las relaciones con la Santa Sede estaban interrumpidas. El Patronato, que era ejercido por el Rey de España, obstaculizaba la designación de nuevos obispos en territorios que estaban en guerra con el monarca.
Las tres diócesis en territorio argentino (por orden de creación: Córdoba, Buenos Aires y Salta) fueron quedando vacantes de hecho o de derecho por distintos motivos:
-El Obispo de Córdoba, Orellana, fue detenido en 1810; aunque fue el único que se salvó de los fusilamientos de Cabeza de Tigre, donde murió Liniers, prácticamente no pudo volver a gobernar su diócesis y terminó huyendo del país en 1818.
-El Obispo de Salta, Videla del Pino, fue destituido por Belgrano en a causa de sus vínculos con los realistas; tampoco él pudo volver a ejercer su gobierno pastoral; murió en Buenos Aires en 1819.
-En el caso de Buenos Aires -dice Jorge Novak svd (experto en historia eclesiástica y más tarde primer Obispo de Quilmes)-, «al extinguirse el 22 de marzo de 1812 la vida de monseñor Benito Lué y Riega», la diócesis entró «en una vacancia que habría de prolongarse más de 17 años. Inauguróse entonces el período de los Vicarios Capitulares, elegidos para un determinado número de años (...) Todo esto en una incomunicación de hecho con la Santa Sede».
La situación irregular y las sedes vacantes duraron varios años.
¿A quién nos referimos? ¿Quién puede ostentar ese título?
Después de la Revolución de Mayo, la vida eclesiástica en el ex Virreinato pasaba por una comprensible crisis, y las relaciones con la Santa Sede estaban interrumpidas. El Patronato, que era ejercido por el Rey de España, obstaculizaba la designación de nuevos obispos en territorios que estaban en guerra con el monarca.
Las tres diócesis en territorio argentino (por orden de creación: Córdoba, Buenos Aires y Salta) fueron quedando vacantes de hecho o de derecho por distintos motivos:
-El Obispo de Córdoba, Orellana, fue detenido en 1810; aunque fue el único que se salvó de los fusilamientos de Cabeza de Tigre, donde murió Liniers, prácticamente no pudo volver a gobernar su diócesis y terminó huyendo del país en 1818.
-El Obispo de Salta, Videla del Pino, fue destituido por Belgrano en a causa de sus vínculos con los realistas; tampoco él pudo volver a ejercer su gobierno pastoral; murió en Buenos Aires en 1819.
-En el caso de Buenos Aires -dice Jorge Novak svd (experto en historia eclesiástica y más tarde primer Obispo de Quilmes)-, «al extinguirse el 22 de marzo de 1812 la vida de monseñor Benito Lué y Riega», la diócesis entró «en una vacancia que habría de prolongarse más de 17 años. Inauguróse entonces el período de los Vicarios Capitulares, elegidos para un determinado número de años (...) Todo esto en una incomunicación de hecho con la Santa Sede».
La situación irregular y las sedes vacantes duraron varios años.
Tímpano del frente de la iglesia de La Piedad |
Aquí aparece en la historia la figura de Medrano.
Mariano Medrano y Cabrera era un sacerdote porteño, nacido en 1767. Había estudiado primero en Buenos Aires, luego en el Colegio de Monserrat de Córdoba y más tarde en la Universidad de San Francisco Javier de Charcas. Ordenado en 1791, había desempeñado diversos cargos pastorales en la ciudad de Buenos Aires. Desde 1808 era párroco de Nuestra Señora de la Piedad. Conservando ese cargo, Medrano fue nombrado Provisor Eclesiástico a cargo del gobierno del obispado en 1822. Pero las circunstancias políticas de la época, durante el gobierno de Rivadavia, determinaron que pronto fuera destituido.
Por ese tiempo llegó al Río de la Plata monseñor Juan Muzi, como enviado especial de la Santa Sede para conocer la realidad de las iglesias de América del Sur. Antes de regresar a Roma, desde Montevideo, Muzi nombró a Medrano como Delegado Apostólico del Río de la Plata; el nombramiento se mantuvo oculto para evitar rispideces con el gobierno.
(Una curiosidad: Muzi llegó acompañado por el joven sacerdote Juan María Mastai Ferreti, quien en 1846 fue elegido Papa y tomó el nombre de Pío IX).
Mejoró el clima político en la gobernación de Juan José Viamonte, quien en 1829 envió una carta al Papa pidiendo el nombramiento de un obispo para la diócesis porteña. Entonces, el 7 de octubre de 1829, Pío VIII designó a Mariano Medrano como Obispo Titular de Aulón (una diócesis "in partibus infidelium", para sortear el problema del Patronato) y Vicario Apostólico en Buenos Aires. Poco antes, León XII había recurrido a un expediente similar para designar Obispo Titular de Taumaco y Vicario Apostólico de San Juan de Cuyo a Fray Justo Santa María de Oro.
Con la designación de Medrano, después de tantos años habría, pues, un Obispo en Buenos Aires... aunque no era todavía Obispo de Buenos Aires...
Medrano fue consagrado en Río de Janeiro, el 26 de septiembre de 1830, por monseñor Pedro Ostini, Nuncio Apostólico ante la corte del Brasil e Internuncio para Hispanoamérica.
La toma de posesión del nuevo Vicario Apostólico no careció de dificultades, ya que algunos miembros del gobierno detuvieron la aprobación del nombramiento pontificio. Pero finalmente Juan Manuel de Rosas dispuso que se le concediera el permiso para ejercer su ministerio con todas las prerrogativas de los obispos residenciales, lo que aconteció en agosto de 1831.
En consecuencia, en julio de 1832, el papa Gregorio XVI -quien antes de ser elegido ya se había interesado mucho por la situación de la Iglesia en Hispanoamérica- designó a Medrano como Obispo de Buenos Aires (era el decimocuarto obispo residencial de la sede porteña), y le otorgó también un Obispo Auxiliar en la persona de Mariano José de Escalada, nuevo Obispo de Aulón. Medrano es, por tanto, el "primer obispo argentino", ya que la designación de obispo residencial para Justo Santa María de Oro fue posterior (la diócesis de San Juan fue creada en 1834).
Tras casi dos décadas de pontificado en la sede porteña, Medrano falleció el 7 de abril de 1851. Sus restos reposan en la Basílica de Nuestra Señora de la Piedad, en Buenos Aires.
Mariano Medrano y Cabrera era un sacerdote porteño, nacido en 1767. Había estudiado primero en Buenos Aires, luego en el Colegio de Monserrat de Córdoba y más tarde en la Universidad de San Francisco Javier de Charcas. Ordenado en 1791, había desempeñado diversos cargos pastorales en la ciudad de Buenos Aires. Desde 1808 era párroco de Nuestra Señora de la Piedad. Conservando ese cargo, Medrano fue nombrado Provisor Eclesiástico a cargo del gobierno del obispado en 1822. Pero las circunstancias políticas de la época, durante el gobierno de Rivadavia, determinaron que pronto fuera destituido.
Por ese tiempo llegó al Río de la Plata monseñor Juan Muzi, como enviado especial de la Santa Sede para conocer la realidad de las iglesias de América del Sur. Antes de regresar a Roma, desde Montevideo, Muzi nombró a Medrano como Delegado Apostólico del Río de la Plata; el nombramiento se mantuvo oculto para evitar rispideces con el gobierno.
(Una curiosidad: Muzi llegó acompañado por el joven sacerdote Juan María Mastai Ferreti, quien en 1846 fue elegido Papa y tomó el nombre de Pío IX).
Escudo del Beato Pío IX |
Mejoró el clima político en la gobernación de Juan José Viamonte, quien en 1829 envió una carta al Papa pidiendo el nombramiento de un obispo para la diócesis porteña. Entonces, el 7 de octubre de 1829, Pío VIII designó a Mariano Medrano como Obispo Titular de Aulón (una diócesis "in partibus infidelium", para sortear el problema del Patronato) y Vicario Apostólico en Buenos Aires. Poco antes, León XII había recurrido a un expediente similar para designar Obispo Titular de Taumaco y Vicario Apostólico de San Juan de Cuyo a Fray Justo Santa María de Oro.
Con la designación de Medrano, después de tantos años habría, pues, un Obispo en Buenos Aires... aunque no era todavía Obispo de Buenos Aires...
Medrano fue consagrado en Río de Janeiro, el 26 de septiembre de 1830, por monseñor Pedro Ostini, Nuncio Apostólico ante la corte del Brasil e Internuncio para Hispanoamérica.
La toma de posesión del nuevo Vicario Apostólico no careció de dificultades, ya que algunos miembros del gobierno detuvieron la aprobación del nombramiento pontificio. Pero finalmente Juan Manuel de Rosas dispuso que se le concediera el permiso para ejercer su ministerio con todas las prerrogativas de los obispos residenciales, lo que aconteció en agosto de 1831.
En consecuencia, en julio de 1832, el papa Gregorio XVI -quien antes de ser elegido ya se había interesado mucho por la situación de la Iglesia en Hispanoamérica- designó a Medrano como Obispo de Buenos Aires (era el decimocuarto obispo residencial de la sede porteña), y le otorgó también un Obispo Auxiliar en la persona de Mariano José de Escalada, nuevo Obispo de Aulón. Medrano es, por tanto, el "primer obispo argentino", ya que la designación de obispo residencial para Justo Santa María de Oro fue posterior (la diócesis de San Juan fue creada en 1834).
Tras casi dos décadas de pontificado en la sede porteña, Medrano falleció el 7 de abril de 1851. Sus restos reposan en la Basílica de Nuestra Señora de la Piedad, en Buenos Aires.
Lápida en Nuestra Señora de la Piedad; nótese la fecha de nacimiento, que no coincide con la indicada en todas las bibliografías consultadas |
En el número 4/5 de la Revista del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas (del año 1945) hay un artículo de Carlos Santana sobre Heráldica Eclesiástica argentina. Dice allí respecto del escudo de Mons. Medrano:
«En campo azul, una paloma blanca, con una rama de olivo en su pico. Está pintado en la iglesia de Balvanera, de Buenos Aires. Lo hizo pintar ahí Mons. Nicolás Fasolino, hoy [i.e., en 1945] arzobispo de Santa Fe».
Hacia allí nos dirigimos, por supuesto, en busca del blasón episcopal de monseñor Medrano, que efectivamente puede verse en un motivo decorativo sobre una moldura al final de la nave derecha, cerca del altar del Santísimo Sacramento.
Aunque las fotos no son de óptima calidad, se distingue el sencillo escudo episcopal: de azur, una paloma de plata en vuelo, con una rama de olivo de sinople en su pico.
El libro de Batres trae esta versión:
La imagen de paz que trasunta este escudo del "primer obispo argentino" es muy oportuna para esta semana en que celebramos a la Patria en el bicentenario del Congreso de Tucumán.
«En campo azul, una paloma blanca, con una rama de olivo en su pico. Está pintado en la iglesia de Balvanera, de Buenos Aires. Lo hizo pintar ahí Mons. Nicolás Fasolino, hoy [i.e., en 1945] arzobispo de Santa Fe».
Hacia allí nos dirigimos, por supuesto, en busca del blasón episcopal de monseñor Medrano, que efectivamente puede verse en un motivo decorativo sobre una moldura al final de la nave derecha, cerca del altar del Santísimo Sacramento.
Aunque las fotos no son de óptima calidad, se distingue el sencillo escudo episcopal: de azur, una paloma de plata en vuelo, con una rama de olivo de sinople en su pico.
La imagen de paz que trasunta este escudo del "primer obispo argentino" es muy oportuna para esta semana en que celebramos a la Patria en el bicentenario del Congreso de Tucumán.
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