Las entradas de este Blog se escriben con mucha anticipación: suele haber entre 300 y 400 entradas escritas aguardando su publicación. Ello tiene muchas ventajas, pero nos impide abordar la actualidad. Haremos una excepción en este caso, ya que hace pocos días se presentó el escudo de monseñor Carlos Sánchez, que en dos semanas será ordenado obispo y asumirá la sede arquidiocesana de Tucumán. Como hoy es la fiesta de San Miguel, Patrono de la capital tucumana, la ocasión es inmejorable.
Del sitio oficial arquidiocesano tomamos la información.
La sede arzobispal tucumana quedó vacante el pasado 9 de junio, cuando el Papa aceptó la renuncia presentada por el anterior Arzobispo, monseñor Alfredo Zecca, supuestamente (aunque no realmente) por cuestiones de salud. Curiosamente, a Zecca se le asignó entonces la sede Titular de Volsinium en lugar del habitual título de "Arzobispo Emérito". Días más tarde el cardenal Luis Villalba, que había precedido a Zecca como Arzobispo, fue designado Administrador Diocesano de la Arquidiócesis de Tucumán. En agosto el Papa designó al presbítero Carlos Sánchez como nuevo Arzobispo; el 13 de octubre será ordenado obispo (en celebración presidida por el cardenal Villalba) y tomará posesión de la sede.
Lamentablemente el escudo carece de los ornamentos exteriores propios de la dignidad archiepiscopal.
«En el centro del escudo se encuentra la Eucaristía, "fuente y cumbre de toda la vida cristiana” (LG 11), memoria cotidiana y agradecida de la Iglesia, sobre la que se funda su alegría evangelizadora (Cf EG 13). La Eucaristía hace la Iglesia. La Iglesia hace la Eucaristía.
Las manos, al tiempo que forman un cáliz que contiene la Eucaristía, simbolizan el servicio al Pueblo de Dios que el Obispo desea ejercer en su ministerio, a imagen de Cristo, "que no vino para ser servido, sino para servir” (Mt 20, 28). La vida del obispo llena de la presencia de Jesús ofrece a todos los hombres a Cristo Vivo con la entrega alegre de su vida en servicio a todos. El obispo «debe comportarse como el que sirve” (LG 27), sin buscar "honores”, cuidando al "Pueblo de Dios” con "ternura y misericordia”.
En el fondo del escudo se encuentran los cerros tucumanos, simbolizando la tierra de origen del Obispo, con colores vivos, propios de "Jardín de la República”. Es la Iglesia en relación a un lugar. Es una porción del Pueblo de Dios en un territorio determinado. Cada territorio tiene su extensión, su geografía, su paisaje, su clima, sus características, sus posibilidades, sus limitaciones y dificultades. La Diócesis es la Iglesia presente en un lugar determinado.
La estrella simboliza a la Virgen María, Estrella de la Nueva Evangelización, Madre del Evangelio viviente (Cf EG 287) y Madre de Misericordia, a la que el Obispo encomienda su ministerio; en un fondo azul de cielo de los cerros tucumanos. En la escuela de María, la Iglesia aprende continuamente el estilo de una maternidad generosa y atenta, de un amor que no espera, sino que se adelanta a las necesidades de los hombres y las atiende en concreto, dándoles no sólo la vida, sino el gozo y el sentido de la vida misma.
El lema episcopal, "Estoy entre ustedes como el que sirve”, está tomado de Lucas 22, 27. Porque el obispo quiere ser transparencia de Jesús Buen Pastor, que entrega la vida por las ovejas por medio del servicio alegre y evangelizador. El dar la vida dice relación al entregarse cada día en el ministerio episcopal; dar la Palabra y darse a sí mismo hecho Palabra, dar la Eucaristía y darse a sí mismo hecho pan, darse para hacer crecer la comunidad en un itinerario de fe madura y de caridad».
La sede arzobispal tucumana quedó vacante el pasado 9 de junio, cuando el Papa aceptó la renuncia presentada por el anterior Arzobispo, monseñor Alfredo Zecca, supuestamente (aunque no realmente) por cuestiones de salud. Curiosamente, a Zecca se le asignó entonces la sede Titular de Volsinium en lugar del habitual título de "Arzobispo Emérito". Días más tarde el cardenal Luis Villalba, que había precedido a Zecca como Arzobispo, fue designado Administrador Diocesano de la Arquidiócesis de Tucumán. En agosto el Papa designó al presbítero Carlos Sánchez como nuevo Arzobispo; el 13 de octubre será ordenado obispo (en celebración presidida por el cardenal Villalba) y tomará posesión de la sede.
Lamentablemente el escudo carece de los ornamentos exteriores propios de la dignidad archiepiscopal.
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