Las fotos de esta entrada (salvo las últimas, como se indicará en su momento) han sido tomadas de la Red, concretamente, en su mayoría, de un medio entrerriano y de las publicaciones en Facebook de la hermosa Basílica de Nuestra Señora de Aránzazu, ubicada en la ciudad de Victoria, en jurisdicción de la diócesis de Gualeguaychú.
Las fotos muestran el escudo de la mencionada basílica. Pero los sitios que hemos visitado no aportan información oficial sobre el emblema.
Por tanto, sólo haremos hipótesis. En campo de azur, sobre un terrasado irregular de sinople que parece imitar la forma de las cuchillas entrerrianas, la silueta del templo en plata; las torres avanzan sobre el jefe. El jefe es de oro y carga en el centro una cruz de azur.
Lleva, como es norma en los escudos basilicales, el pabellón o umbella a modo de timbre y las llaves decusatas acoladas al escudo. Pero añade un detalle: por debajo de la punta, como colgando del escudo, se ve una pequeña campana. Para explicar su significado, así como el del lema del escudo, debemos referirnos a la historia de la advocación que da nombre al templo.
La historia transcurre en Oñate, en el país vasco. «Por 1469, un pastor del cercano barrio de Uribarri, guardando un rebaño de cabras, halló sobre un espino, junto a un gran cencerro, una preciosa imagen de la Virgen El pastorcillo comunicó su hallazgo que es acogido como milagroso y, en poco tiempo, la imagen se convierte en centro de atracción de miles de peregrinos. Se construye primero una humilde ermita, más tarde un beaterio» (1).
Los lugareños construyeron una calzada para facilitar el acceso a tan perdido lugar y fundaron una cofradía que agrupaba a los cada vez más numerosos devotos. Se acercaron hasta allí allí varias órdenes religiosas; de manera definitiva, en 1514 quedaron instalados los franciscanos.
«Y ¿qué decir del nombre de Arantzazu? ¿Es nombre toponímico, primitivo del lugar, o posterior y derivado del hecho de la aparición de la Virgen?». Para los estudiosos parece claro «que se trata de un topónimo que significa simplemente lugar abundante en espinos. Algunos han pensado que el nombre del santuario se originó del hecho de que la Virgen se manifestó sobre un espino (en vasco arantzea o arantza), pero la presencia del sufijo abundancial -zu parece descartar esta hipótesis» (2).
El pastorcito (que se llamaba Rodrigo de Balzategui) halló la imagen «sobre un espino, junto a un gran cencerro». Ello explica tanto la presencia de la campana o cencerro en la parte inferior del escudo como el lema: "Salva, María del sacro espino".
Las fotos que siguen son de un folleto (1) editado por el gobierno vasco y que trajimos en 1986 desde el santuario de Oñate, que visitamos en agosto de ese año (y que, por cierto, es bastante peculiar en su arquitectura y decoración, como surge de la primera imagen):
La Virgen de Aránzazu es la Patrona de Guipúzcoa desde 1918 y, de hecho, la patrona de los vascos. Seguramente inmigrantes de ese origen trajeron la advocación a la Argentina. Conocemos el templo que le está dedicado en San Fernando (provincia de Buenos Aires) y esperamos poder visitar pronto la basílica a cuyo escudo dedicamos esta entrada.
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(1) Gobierno Vasco - Departamento de Comercio, Pesca y Turismo: Arantzazu/Oñati (folleto turístico)
(2) Fr. Luis Villasante ofm: Santa María de Arantzazu - Patrona de Gipuzkoa
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