Preludio
Ante todo, recordemos los orígenes de la ciudad:
«La ciudad de Viedma nació en el mismo acto fundacional que su vecina Carmen de Patagones, cuando el 22 de abril de 1779 el comisionado real Francisco de Viedma y Narváez fundó en la margen sur del río Negro, en el lugar de emplazamiento de la actual ciudad de Viedma, un fuerte al cual denominó «Nuestra Señora del Carmen». El mismo fue designado con el nombre de la embarcación de la expedición que él comandaba. Esta fue la primera población estable de origen europeo en tierras patagónicas, de colonizadores de origen maragato».
«El 11 de octubre de 1878, el Gobierno Nacional dictó la ley 954, creando la Gobernación de la Patagonia, con jurisdicción desde el río Negro hasta el cabo de Hornos. La capital de ese territorio sería la población llamada Mercedes de Patagones, sobre la margen sur del río (hoy Viedma), enfrente de Carmen de Patagones.
El primer gobernador de la Patagonia, el coronel Alvaro Barros, designado por el presidente Nicolás Avellaneda, dictó el 4 de julio de 1879 el decreto por el cual la ciudad asiento de sus funciones pasó a llamarse Viedma».
El texto que acabamos de leer, tomado de un viejo sitio oficial, da cuenta de los orígenes de la capital de dicha provincia. La ciudad fue fundada en 1779; un siglo después fue denominada Viedma; otro siglo más debió pasar para que fuera dotada de escudo propio.
Primer acto: El escudo original
En efecto, con motivo de celebrarse el bicentenario de la ciudad, el 22 de abril de 1979, se presentó el primer escudo de la localidad.
Primer escudo de Viedma
En un anexo a la Carta Orgánica Municipal de 1990 se daba cuenta del escudo municipal entonces vigente, con estas palabras (el texto estaba plagado de errores, por lo que hemos debido hacer varias correcciones, algunas muy significativas):
Las primeras armas de la casa de Biedma eran: "De oro, con ocho calderas de sable puestas en dos palos". Casi todas las ramas de Biedma traen estas otras: "De oro, con un palo de gules acostado de ocho calderas de sable, cuatro a cada lado".
"Léese que este palo fue concedido por merced real a Iñigo Iñiguez de Biedma en premio de la hazaña que llevó a cabo salvando del cautiverio de los moros a una reina de Aragón". (Diccionario Heráldico de García Carrafa, Tomo XIV, pág. 192-193). Cabe añadir que las calderas representan a los ricos- hombres cuando se los titula "de pendón y caldera". Estas son las armas adoptadas para el escudo propuesto.
El escudo de la Municipalidad de Viedma es del tipo denominado español, de exterior rectangular, con los extremos inferiores redondeados.
Su campo está cortado en dos cuarteles: el superior de oro, con palo de gules acostado de ocho calderas de sable, cuatro a cada lado. El inferior, de plata, separado del superior por una faja ondulada de sable, muestra en su centro tres símbolos, inspirados en el escudo de la Provincia: una cruz, un sable militar y una lanza indígena, entrecruzados los dos primeros "en cruz" y la lanza "en palo".
El todo está rodeado por una bordura de gules, con la palabra "VIEDMA", en su parte superior, de plata.
Por timbre, un sol creciente de 19 rayos rectos y flamígeros, alternados.
El significado de los símbolos y colores de este escudo es:
Su forma exterior, heráldicamente denominada "española", recuerda el origen de la ciudad de Viedma.
El campo inferior, de plata, carga tres símbolos «inspirados en el Escudo de la Provincia de Río Negro: la cruz, un sable militar, y una lanza indígena». La cruz es "en homenaje de la conquista espiritual y cultural llevada a cabo por el cristianismo". El sable es "en homenaje al valor del soldado argentino y a los caídos en las campañas de desierto". La lanza "encarna la voluntad de defensa y soberanía puesta al servicio de la Nación".
Ambos cuarteles están separados por "una faja ondulada de sable", que representa el río Negro, que dio nombre a lo que primero fue la Gobernación, creada el 16 de octubre de 1884, y hoy es la Provincia de Río Negro, desde el 28 de junio de 1955.
La bordura representa un símbolo que en la antigüedad, y sobre todo durante la Reconquista española y la Cruzadas, se concedía a los que luchaban contra el enemigo con energía y heroísmo. La obtenían por gracia real los que se sacaban su cota de armas teñida en sangre. En el caso de la ciudad de Viedma refirma su origen español.
El sol creciente, puesto en la parte superior (timbre), está tomado del que adorna el escudo de la Provincia, también de 19 rayos rectos y flamígeros alternados, destacando con ello su identidad política (...)
Como salta a la vista, el escudo de Viedma estaba bien pensado y bien diseñado. Se inspiraba en las hermosas armas del fundador de la ciudad, recogiendo así la herencia española de sus orígenes, e incluía símbolos que aludían a la historia de la ciudad, la provincia y la nación. Nada podía objetársele.
Antiguo escudo de Río Negro |
Pero llegó la tiranía sedicente "progresista" de lo "políticamente correcto" a arruinarlo todo, como lo hace siempre, y ocurrió que con ocasión de la reforma de la Carta Orgánica Municipal, en 2010, los convencionales constituyentes recomendaron modificar el escudo:
(...) es preciso analizar si el actual Escudo de la ciudad de Viedma es hoy fiel representación de los valores y sentimientos de los viedmenses, en virtud, justamente, de su origen y en comparación con nuestra actualidad democrática y plural, la voluntad de integración cultural y social, la reivindicación de la vocación irrenunciable de capitalidad histórica, no sólo del Territorio y la Provincia de Río Negro sino de la Patagonia toda y de la interpretación social de sucesos históricos que marcaron nuestro desarrollo. Del análisis realizado en la Comisión de Redacción surgió que es necesario modificar nuestro Escudo porque ha perdido la representatividad de los valores que como viedmenses compartimos.
El alambicado y sibilino lenguaje de la política pretendía ocultar lo obvio: lo único que molestaba era la cruz cristiana y el sable militar. Los convencionales recomendaron al Concejo Deliberante que convocara a un concurso para la creación de un nuevo escudo para Viedma, añadiendo un propósito noble pero que resultó incumplido, como veremos.
Dicha tarea debe ser llevada a cabo con sumo cuidado, absoluta seriedad y plena conciencia de su trascendencia. Arribar a la selección de unas pocas imágenes comprensibles para todos, respetuosas de la continuidad histórica y plenas de contenido que muevan a la identificación colectiva de las generaciones actuales y futuras es una labor delicada que debe atenerse a las reglas de la Heráldica.
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