viernes, 10 de marzo de 2023

Acerca del escudo del Hotel Imperial, de Juan Osvaldo Torresan y de un presunto príncipe azteca

El 10 de abril de 2015 nos referimos al escudo de Juan Osvaldo Torresan, supuesto Vizconde de Montemayor de Sonora, título conferido «por S.A.I.R. el Príncipe Fréderic Günter Christian de Lippe-Demoldt y Mecklemburgo-Estrélitz, Primo de la Reina Juliana de los Paises Bajos en el año 1959»

No hemos hallado datos del mencionado príncipe, pero sí acerca de las casas de Lippe y Mecklemburgo. Pero hablar de ellas nos llevaría muy lejos de los propósitos y límites de este Blog. Simplemente mostraremos, bajo estas líneas, el escudo de Bernardo de Lippe-Biesterfeld, Príncipe Consorte de los Países Bajos tras su matrimonio con la reina Juliana. Fue padre de la luego soberana, Beatriz de los Países Bajos. Sucedió como Príncipe Consorte a Enrique de Mecklemburgo-Schwerin, esposo de la reina Guillermina de los Países Bajos. Según Wikipedia, Bernardo de Lippe-Biesterfeld "fue un amigo próximo del presidente Juan Domingo Perón" y de su esposa, a quienes "al parecer los ayudó en varias negociaciones empresariales cuyo contenido no ha sido completamente aclarado". Realizó "una visita a Buenos Aires" en abril de 1951.  Ambos -Enrique primero y Bernardo después- ocuparon como consortes el puesto que, años más tarde, ostentó nuestra compatriota Máxima Zorreguieta, la actual Reina de los Países Bajos.

Escudo de Bernardo de Lippe-Biesterfeld

El escudo de Enrique de Mecklemburgo-Schwerin es el siguiente:

Escudo de Enrique de Mecklemburgo-Schwerin


Volvamos a nuestro Blog. 
Al día siguiente de la entrada que mencionamos al comienzo, es decir, el 11 de abril de 2015, hicimos referencia al supuesto escudo del Hotel Imperial, fundado por Torresan en Carlos Paz. El escudo del hotel «fue otorgado a la familia el 15 de septiembre de 1966, por el príncipe de Grau-Montezuma Rifé, soberano por las órdenes de la corona azteca, en su sede del principado de Andorra».

En esa misma ocasión alertábamos al lector acerca de estos títulos y escudos, citando lo publicado en el número 44 de la revista Hidalguía, de junio de 1961:  donde se anuncia:  «...daremos cuenta a nuestros lectores del nuevo caso de megalomanía imperial azteca de don Guillermo de Grau y Rifé, alias Grau-Moctezuma».

Escudo de Juan Osvaldo Torresan

Ahora bien, en la sección Heráldica del número 154 de la revista Mundo Hispánico (edición que corresponde al mes de enero de 1961) se responde una consulta enviada desde nuestra provincia de Córdoba por Juan Osvaldo Torresán Casero:



Temo, con mi contestación, defraudar los buenos deseos que me expresa en su atenta carta. Francamente le confieso que desconozco la existencia de esa Alteza Real e Imperial que concede títulos nobiliarios como si fuese un monarca reinante (le aconsejo revise una colección de Almanaques, de Gotha, donde no aparecen ninguno de los títulos que ostenta dicho señor). Por otra parte, el Marqués español a que usted alude, no es tal Marqués, como puede comprobarlo revisando los títulos nobiliarios existentes en España, en la Guía Oficial de Grandezas y Títulos del Reino, que publica el Ministerio de Justicia de España, por Orden de 4 de mayo de 1956. ¿Qué más quiere usted que le diga? Siento en el alma quitarle todas sus ilusiones. Pero la verdad es sólo una.


Con delicadeza, el autor de la respuesta (Julio de Atienza, Barón de Cobos de Belchite) omite decir a quiénes se está refiriendo. Pero  la coincidencia de lugares y fechas es sugerente y parece indicar que la «megalomanía imperial azteca de don Guillermo de Grau y Rifé, alias Grau-Moctezuma» denunciada por la revista Hidalguía en 1961, se corresponde con  la desconocida existencia «de esa Alteza Real e Imperial que concede títulos nobiliarios como si fuese un monarca reinante» aludida pocos meses antes por Julio de Atienza.

De todos modos, como vimos, en 1966 el Hotel Imperial fundado por Torresan recibió un escudo (que jamás pudimos hallar en la Red) otorgado por el pretendido príncipe de Grau-Montezuma Rifé (aunque es más común la forma Moctezuma, la grafía Montezuma también se registra).


Al respecto, el diario ABC de Madrid publicó en 2019 una nota ("La gran mentira del farsante catalán que afirmó descender del Emperador azteca Moctezuma"), de César Cervera, en que se señala:

la rama catalana de los Moctezuma es una completa ficción instigada y reivindicada por un extravagante fabulador del siglo XX, del que no está claro si se aprovechó de una tradición local o si directamente la creó él desde cero. En un libro de Feliciano Barrios y Javier Alvarado «Aires de Grandeza: Hidalgos presuntos y Nobles de fantasía», se enumera entre los farsantes que en el siglo XX se presentaron como aristócratas sin serlo al catalán Guillermo Grau y Rifá, nacido en 1917, hombre ambicioso y de una gran imaginación y falta de escrúpulos, que trazó una historia falsa sobre un pretendido antepasado suyo, Juan Grau, que se había casado con la Princesa María Xipahuazin.

Con documentación falsa, logró engañar al por entonces decano de los cronistas reyes de armas españoles, Don José de Rújula y de Ochotorena, Marqués de Ciadoncha, quien expidió a su favor una certificación de blasones, que confirmaba que su documentación era auténtica y demostraba sin ninguna duda que el señor Grau era un legítimo descendiente del citado matrimonio. La principal fuente de toda la historia es precisamente este Grau y Rifá.

Autoproclamado Su Majestad Imperial y Real el Príncipe Guillermo III de Grau-Moctezuma, el catalán representó el papel de legítimo descendiente del Emperador azteca en la alta sociedad, donde incluso concedía títulos, condecoraciones y supuestos cargos por los que se le pagaba la correspondiente aportación económica a quienes querían entrar en su corte: 200.000 pesetas por un condado, 300.000 pesetas por un marquesado y un millón de pesetas por un ducado. Igualmente encabezaba una falsa orden de Caballeros de la Orden de la Corona Azteca . En el momento álgido de su disparatado reinado, Grau distribuía unas cien condecoraciones anuales, con sus correspondientes diplomas, entre personajes tan destacados como el jurista José Castán Tobeñas, entonces presidente del Tribunal Supremo.

Uno de los estafados presentó denuncia a la Policía contra Grau, lo que supuso el principio del fin de su red de mentiras . En febrero de 1952, una noticia recogida en ABC, informaba de que la Policía había detenido a Guillermo Grau Rifé , acusado de estafa contra una entidad establecida en la Vía Layetana, en la que figuraba como empleado:

(...)

En 1960 el Ministerio de Justicia anuló la certificación que había concedido ingenuamente el Marqués de Ciadoncha, que se desdijo entonces de lo que había certificado y declaró que no existía registro de ningún tipo de enlace matrimonial de la princesa azteca con Juan de Grau. Tal documento lo había fabricado con gran habilidad el propio Guillermo Grau y Rifé .

En «Notas y documentos acerca de la descendencia de Moctezuma II» (Madrid, 1955), la historiador Amada López de Meneses afirma que «y de la referida Doña María y un conquistador, "Juan de Grau", catalán, de cuya existencia no aparece prueba alguna, pretendía proceder el titulado Príncipe Moctezuma y Príncipe de México, Guillermo de Grau-Rifé, que anteriormente aseguraba provenir de Doña Isabel de Moctezuma y de Pedro Gallego, y que el apellido Gallego era una falsa lectura de "Grau"», y que el nombre Pedro también era una mala lectura. Todo con tal de vincular a su familia con Don Pedro Gallego de Andrade, conquistador español que sí se enlazó con una descendiente de Moctezuma, pero no con María, que en verdad murió soltera.

En fin: como vimos, este farsante concedió incluso  en 1966 un escudo al hotel argentino fundado por Torresan,  pese a que éste, ya en 1961, habría recibido alguna advertencia acerca de la megalomanía imperial del otorgante.

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