De un medio santiagueño tomamos los siguientes párrafos, relativos al 60° aniversario de la creación de la Diócesis de Añatuya, erigida por Juan XXIII en abril de 1961 por medio de la Bula In Argentina:
En el cumpleaños sesenta de nuestra diócesis es imperioso recordar el primer mensaje de monseñor Jorge Gottau. Explica la simbología de su escudo episcopal, y define sus expectativas y deseos para la misión que iniciaba. Cumplió con creces todo lo que se propuso. Razón por la que destacamos sus palabras iniciales.
Comienza diciendo: “He querido grabar en mi escudo episcopal el ideal que me he propuesto como orientación de las actividades que desarrollaré en mi querida Diócesis de Añatuya. Jesucristo ha sido inmensamente bueno y generoso con todos los necesitados de su misericordia, y continúa prodigándonos igual cariño desde el Sacramento de su Divina Eucaristía. Este gran Sacramento lo simbolizan en mi escudo Episcopal el Cáliz y la Hostia… Para el triunfo de mi ideal, necesito y pido la ayuda de aquella que, como Madre nos dio a Jesús, y que es encargada de conducirnos a Él: la Santísima Virgen. Representada la tierra de mi Diócesis en un hermoso cactus, tierra que desde hoy amaré con todo mi corazón y mi única preocupación será evangelizarla”.
Del escudo de monseñor Gottau nos ocupamos en la entrada del 12 de mayo de 2011; no sin orgullo debemos decir que la Fundación Gottau levantó más tarde nuestra nota y la publicó en su sitio. Hoy compartimos -en mejor resolución que la vez anterior- la versión que aparece en el libro de José Luis Batres, "Obispos de la Argentina".
La destacada presencia de símbolos eucarísticos en el escudo nos mueve a publicar esta entrada en el domingo de Corpus Christi.
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