viernes, 26 de junio de 2020

«EL ESCUDO Y LOS COLORES NACIONALES» (3 de 4)

Publicamos hoy la tercera parte  (capítulos VIII y IX) de la obra de Zeballos que da título a esta entrada. En la entrada de anteayer explicamos las características de esta transcripción, que es un modo de celebrar la semana del décimo aniversario de Heráldica en la Argentina.


EL ESCUDO Y LOS COLORES NACIONALES

VIII

No es menos evidente la inspiración clásica que determinó la adopción del Sol, para timbrar el escudo de la Patria. Algunos impresos de la época dibujan al frente de sus páginas un Sol esplendente, precedido de este lema latino

Sole novo, Praeclara luce, Libertas nascitur orbi

cuyo origen he rastreado sin éxito. Don Vicente Pazos o Pazos Kanki, publicista revolucionario, que colaboraba en La Crónica Argentina de Buenos Aires, a cuyo frente se lee aquel lema, lo reprodujo como epígrafe en sus raras Memorias Histórico-Políticas, impresas en Londres en 1834.

He dicho en mis notas sobre el Himno Nacional que la Revolución estaba dominada por la idea de promover un nuevo alzamiento de las masas incásicas contra la dominación española en el Alto Perú. La adopción del Sol heráldico en el blasón nacional era, sin duda, un motivo de atracción y de reverencia para los pueblos indígenas quichuas y aimarás, adoradores del astro, según dice el general Mitre, en la obra citada y en su carta al doctor José María Gutiérrez, director general del Departamento Nacional de Educación fechada el 25 de mayo de 1900, en La Nación.

Al blasonar su escudo, en sustitución de los reales emblemas, la Asamblea del año XIII, se fijó —la circunstancia me parece indudable— en las armas de Carlos IV, usadas por la administración colonial en 1810 y durante varios años después. El dibujo 1, de la lámina I (Carolus IV D, G. Hispaniarum Rex) ha sido tomado del papel sellado, cuyo membrete original a la izquierda del escudo, dice: «Sello Qvarto, Vn Qvartillo, Años de Mil ochocientos diez y ochocientos once». Y en una línea horizontal inmediata, se lee: Para el Bienio de 1812 y 1813 y valga para el Reynado del Sr. D. Fernando VII. La Asamblea eliminó del escudo de Carlos IV los simbolismos reales, y el marco de volutas, conservando las ideas cardinales del campo oval, del timbre y de la corona simple, ligada con lazos de cinta en la base.


dibujo 1 de la Lámina I

El timbre del escudo de Carlos IV era la corona real, y la Asamblea adoptó para reemplazarlo un Sol heráldico, resplandeciente, que timbra el Escudo de Armas de España, como primera divisa sobre el León, según los dibujos oficiales a que me referiré más adelante.

figura 1
Uno de los símbolos clásicos de la Heráldica es el astro soberano. La viñeta adjunta, común en los tratados del Arte y en numerosísimos escudos nobiliarios, lo demuestra en su exacta plenitud. Gourdon de Genouillac, al describirlo, dice (fig. 1): «El Sol es representado generalmente de oro, con la figura de un círculo perfecto y en el medio dos ojos, boca y nariz, completamente rodeado por diez y seis rayos, ocho ondeantes y ocho rectos, colocados alternativamente». Víctor Bouton en su celebrado Nouveau Traité des Armoiries dice: «El Sol es formado de una cara humana y de rayos rectos y ondeantes alternativamente. Algunos blasonadores numeran los rayos en doce o dieciséis: esto depende del artista. El esmalte del Sol es ordinariamente de oro y algunas veces de plata. Cuando no es de oro toma el nombre de Sombra del Sol». Todos los autores que he consultado concuerdan con las dos citas fundamentales precedentes.

Compárese el dibujo del Sol heráldico con el timbre del escudo de la Asamblea del año XIII, y a la simple vista o con lente, se advertirá que los rayos de nuestro Sol no son todos ondulantes o flamígeros, pues estos alternan con los rectos. Y si la observación se hace sobre los del peso de 1813, cuyo cuño doy en seguida, la prueba es definitiva. Grabado dicho Sol en meridiano, según los dibujos en pergamino hechos en Buenos Aires en virtud de la ley citada, fue observada la regla heráldica de la combinación de rayos alternos. En un punto no fueron fieles a ella, en el número de rayos, que en el Sol heráldico han de ser hasta diez y seis comúnmente y en el de la Asamblea del año XIII son treinta y dos, el doble: dieciséis flameantes y dieciséis rectos, siguiendo los diámetros perpendiculares del disco, y alternados entre los cuatro ángulos rectos. Ribera observó la proporción del símbolo clásico, duplicándola. Y el blasón ganó, sin duda, en belleza. Es punto de gusto del artista, dijo Bouton. La comparación del Sol heráldico de Gourdon de Genouillac con el de Ribera en el peso de plata de 1813 honra el buen gusto del último.


Moneda de 1813

El Sol fue usado en escudos en la antigüedad en los blasones de ciudades egipcias, sobre todo; y aquel autor ofrece el dibujo de un escudo griego, en cuyo cuartel inferior se desliza una barca bogante y a la derecha del jefe el Sol pleno, de rayos rectos y ondulados.

Entre los astros usados por la nobleza europea para blasonar sus armas, el Sol ha sido siempre preferido. Los títulos nobiliarios creados después de 1810 dan copiosos testimonios de ello y de una manera especial en Inglaterra; pero solamente mencionaré, por vía de ilustración confirmativa de mis asertos, los escudos que adoptaron el Sol heráldico antes de 1810 y que inspiraron, sin duda, a los creadores y primeros grabadores de las armas argentinas. `

[Nota: El autor presenta a continuación un listado con las obras y las correspondientes citas «que contienen las descripciones del Sol, exactamente igual o parecido al dibujo de los sellos y monedas patrias del año XIII» en escudos de Francia e Inglaterra. Omitimos ese largo listado]


(...)

En España el Sol fue singularmente incorporado a las armas de ciudades y provincias y de la esforzada nobleza más antigua. El dato es de singular interés para este estudio porque algunos de los dibujos del Sol en los blasones hispanos, que luego enumeraré, se parecen de tal suerte al del escudo y monedas de 1813, que no abrigo la menor duda de que fueron consultados y copiados por los hombres de Mayo y sus artistas. Familiares habían de serles por otra parte, los libros nobiliarios y heráldicos de España, por razones obvias y entre ellas, porque numerosas familias bonaerenses tenían linajudos abolengos, usaban escudos en la fachada dé las casas y discutían con orgullo sus blasonados orígenes. Citaré algunos ejemplos indicando los nombres de las obras y los números de los escudos dibujados en ellas y de sus descripciones.
Escudo de España en la obra de Antonio García Cubas,
«
Atlas Pintoresco e Histórico de los Estados Unidos Mexicanos», 1885 
(Con el sol y el lema "A solis ortu usque ad ocassum")

Llevan tres soles heráldicos esplendentes las armas de España, en la portada de la artística obra de Piferrer. Este autor agrega (I. 8):
La primera divisa A solis ortu usque ad occasum, con el Sol por jeroglífico, hace alusión a la vasta extensión de los  dominios de España a que no llegaron con mucho las antiguas monarquías de los asirlos, medos, persas, griegos, ni romanos, pues, en tiempos de Carlos V apenas el Sol en todo su curso dejaba de alumbrar algún reino o estado sujeto a la corona de España; de modo que con razón se dijo que Felipe II,  el Prudente, tenía el Sol por sombrero extendiéndose su soberanía a más de la mitad de los 360 grados en que se divide el orbe.
Los ángeles tenantes de este escudo están «superados por un Sol radiante de oro».
"Full Ornamented Royal Coat of Arms of Spain
(1761-1868 and 1874-1931)"
(Wikiwand)
(Con el sol y el lema "A solis ortu usque ad ocassum")

La Villa de Adraigt, en la isla de Mallorca «tiene el Sol por blasón».


Escudo de Écija
(Andalucía, España)

Lo adoptó la hermosa ciudad de Ecija, cuyo nombre significa «ciudad del Sol» y fue en la antigüedad una de las más notables de la Península, como lo dice el lema de sus armas, tomado del versículo de Isaías: una sola será la ciudad del Sol; lo vemos en el escudo de la villa Moratalla en Murcia; en el acuartelado blasón de Porcuna, villa de la provincia de Jaén; en el de Rivadavia, villa de la provincia de Orense, que toma su nombre del río Avia, que la baña; en el de San Lúcar la Mayor, ciudad de la capitanía general de Sevilla. (...) 


Escudo de los Esparza

Las casas nobles que adoptaron el Sol en el simbolismo de sus blasones, según el mismo autor [i.e. Piferrer] son las de Medina y sus alianzas (conquistadores también en América); de los marqueses de Camarera la Real; de Casaviella, de la villa de Vielle, en el Bearne, reino de Francia, establecida en España con Felipe V; la de Tío, servidores de Isabel la Católica; la de
Escudo de los Soler
Sobrés, de Cataluña; la de Lope de Esparza, de Navarra, salvador del Rey Don Jaime, en la acción de Boatella, de donde blasonó su escudo de sinople, con un Sol esplendente atravesado por una saeta, símbolo del bravo monarca herido; la de Rachadell, catalán de Urgel, en campo de gules Sol esplendoroso, como el de la moneda argentina de 1813 y el de Esparza; la de López-Barthe enlazada entre españoles y franceses; la de Villalba, guerrero bajo el Rey Don Jaime y ayo de sus hijos; en la de Montes de Oca, de los valles y montes de Oca, linaje tan notable como largo; la de Soler, de que fue gajo nuestro valeroso soldado de la Independencia, en cuyas armas leo este grito de guerra:


Con el Sol fueron y volvieron
y la batalla vencieron;

la de Benosa, del valle de Aran, en Cataluña; la de Cáceres y Solís, del siglo XV; los Solís en todas sus ramas tienen el Sol pleno como símbolo heroico; la de Castro, descendiente de Don Jaime el Conquistador, escudo de gules y un gran Sol de oro; la de Solís, de los más antiguos de Asturias y muy fecundos en eminentes varones. Tirso de Avilés dio a este blasón y apellido solar el siguiente origen:


Vi en sangre el Sol dorado
Derechos todos sus rayos:
A do dijo el Rey loado
Un dicho pronosticado
A sus varones Pelayos.

Cuando todos se partieron
— «Bien vengáis que con Sol is».
Con Sol fueron y vinieron
Y dó a los moros vencieron
Puso nombre el Rey Solís;

la de Salines, guerrero valenciano contra los moros, ilustrado por sus proezas durante doce años; la de Bondía, del lemosín Bondía, apellido que tomó un soldado aventurero, llegado a España de Alemania y de ignorado origen. Era tan alto que viéndolo el Rey descollar sobre las tropas dijo: «Con este soldado buen día se me prepara». 


Escudos de los Buendía y de los Solís
(del libro de Piferrer)

Su escudo surgió así, con su nobleza militar, en campo azur gran Sol esplendente, como el de la moneda argentina de 1813; la de Fuster, oriunda de Aragón, con «escudo azur, y el Sol
Escudo de los Fuster
(del libro de Piferrer)
cargado de una luna, manifestando con este brillante emblema, que todo el lleno a de la luna (que todo el poder de los moros) no bastaba para eclipsar el Sol (grandeza o esplendor) de España», según Mosen Febrer; la de Solís de Alcántara, Sol de oro en campo de gules; la de Lesol, de Romani, en la Provenza, del reino de Francia, que armó a su costa dos fragatas y sirvió al Rey Don Jaime en la conquista de Valencia y Mallorca; la de Lesol, originada así: «mientras Don Jaime el Conquistador tenía sitiada la villa de Burriana, llegó un Lord inglés, con gente de a caballo y tomó a destajo el batir la muralla con el general; y lo hizo con tanto acierto, que bien pronto logró abrir brecha y apoderarse de la plaza. Llevaba por divisa en campo de gules un Sol de oro, por lo cual se llamó Lesol»; la de Rebagliato, apellido de ilustre origen italiano; la de Codina, familia nobilísima de Cataluña; la de Letre, de hondo y famoso abolengo feudal de Francia, escudo de gules y gran Sol radiante; la de Sayol tan antigua como pura, de Cataluña; y la de Prat de Mozá y sus alianzas.



Otro escudo de los Solís

Por último, un Tallaferro, catalán, creado por la poesía romántica, ordena caballero a su hijo y al recibir casco y espada le da este blasón:


...y el gallardo y fuerte cuerpo
de peligros defiende la rodela,
que cuatro barras como empresa luce
y encima un Sol naciente.

Chile, en la primera época nacional, simbolizó sus armas con dos columnas paralelas y el Sol meridiano entre ellas. Las columnas eran las nuevas naciones argentina y chilena, sosteniendo unidas en el Pacífico el Sol de la Libertad y de la Independencia. Después, consumada la obra, Chile abandonó el símbolo histórico de Mayo y de la época gloriosa, y compuso su nuevo blasón, imitando al de Inglaterra.

Tales son algunos de los antecedentes científicos del grandioso timbre de las reales armas de España en el precioso dibujo de portada de Piferrer y en el bello blasón nacional de la República Argentina.


IX

La Asamblea del Año XIII decretó en la sesión del 13 de abril la acuñación de la moneda nacional. El Congreso dio al acto singular solemnidad, pues, mientras llamaba decretos a los anteriores, al frente del nuevo documento leemos la palabra Ley. Y dice, en efecto:


LEY
La Asamblea General Constituyente, ordena: que el Supremo Poder Ejecutivo comunique lo que corresponde al Superintendente de la Casa de Moneda de Potosí, a fin de que inmediatamente y bajo la misma ley y peso que ha tenido la moneda de oro y plata en los últimos reinados de Carlos IV y Fernando VII se abran y esculpan nuevos sellos por el orden siguiente:

Moneda de Plata — La moneda de plata que de aquí en adelante debe acuñarse en la Casa de Moneda de Potosí, tendrá por una parte el sello de la Asamblea General, quitado el Sol que lo encabeza; y un letrero que diga alrededor: Provincias del Río de la Plata; por el reverso un Sol que ocupe todo el centro, y al rededor la inscripción siguiente: En Unión y Libertad; debiendo además llevar todos los otros signos que expresan el nombre de los ensayadores, lugar de su amonedación, año y valor de la moneda y demás que han contenido las expresadas monedas.


Moneda de Oro — Lo mismo que la de plata, con solo la diferencia que al pie de la pica y bajo de las manos que la afianzan, se esculpan trofeos militares, consistentes en dos banderas de cada lado, dos cañones cruzados y un tambor al pie. De una y otra deberán sacarse dibujos en pergamino, que, autorizados debidamente, acompañen la orden de la nueva amonedación.


Pedro Agrelo, Presidente.
Hipólito Vieytes, Diputado Secretario.

Los clisés 2 y 3 representan con fidelidad estas monedas; pero debo notar que la Casa Real de Moneda de Potosí no cumplió estrictamente la ley, pues cambió la posición de las leyendas, rodeando el Sol de la que correspondía al escudo y viceversa. Así resulta de la comparación de los grabados y del texto de la ley. Tales son las fuentes legales y definitivas del Escudo Nacional de la República Argentina y de la única variante autorizada por la Asamblea del Año XIII para el cuño de las onzas, es decir, la eliminación del Sol heráldico en meridiano del reverso, grabarlo en el anverso íntegramente, en la moneda de plata; y la adición de dos banderas, dos cañones y una caja de guerra al pie, en las onzas de oro, a guisa de militar trofeo.

(Mañana, la cuarta y última parte de esta obra)

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