"El Escudo Municipal de la discordia" es el título de una nota publicada en el medio virtual Avellaneda Hoy. Su autor, el historiador Oscar Andrés De Masi, relata la historia del concurso de diseño organizado en 1953 para realizar el escudo municipal de Avellaneda y recuerda las tensiones políticas que se pusieron de manifiesto en esa ocasión.
Resumiremos los datos principales del artículo y compartiremos algunos fragmentos textuales (en cursiva), junto con otros datos e imágenes que tomamos del blog Archivos del Sudeste.
La Ordenanza Nº 2320 del año 1949 había autorizado a la Intendencia municipal de Avellaneda a llamar a un concurso artístico para la creación de un escudo oficial. En general, se intentaba que los distritos de la provincia de Buenos Aires que no tenían blasón oficial, tuvieran uno, como parte de una agenda de fortalecimiento de la identidad de las comunas.
(...)
En noviembre de 1953 fue dictado el Reglamento respectivo, que autorizaba a cada concursante a enviar un máximo de dos diseños, originales e inéditos, presentados en papel blanco de 0,40 m por 0,30 m.
Las propuestas debían acompañarse en dos versiones: una a todo color y otra en tinta china (aunque esta última debía observar las convenciones propias de la heráldica para la representación de los colores).
Con cada diseño debía adjuntarse una memoria técnica, en la cual el autor o la autora explicarían la forma elegida, la partición y repartición de los campos, los colores, el simbolismo etcétera.
Era obligatorio incluir, dentro o fuera del blasón, la leyenda “PAZ Y TRABAJO”.
El jurado, compuesto por seis miembros más el intendente, emitiría su voto en base a la identificación que los diseños lograran, tanto con los “postulados nacionales” (es decir la agenda programática del gobierno peronista de entonces y su Plan Quinquenal), como con la idiosincracia de Avellaneda. Se requería también cierta unidad formal con los escudos nacional y provincial, lo que, salvo por la forma ovalada, no se cumplió.
Participaron 21 artistas, entre los cuales sólo una era mujer (porteña pero afincada en Avellaneda), que resultó la ganadora.
El jurado se expidió en enero de 1954 y el diseño de la señorita Maruja Zapata, de 21 años, fue elegido por unanimidad. La recompensa en dinero era de $2.000 de aquel entonces.
El escudo fue exhibido desde el 8 al 22 de julio en una vidriera que se montó en la Dirección de Cultura, sobre la avenida Mitre.
El escudo era original, pero indudablemente la política había quedado implicada en el concurso desde un primer momento...
El diseño ganador
Dentro de un contorno ovalado, aparecía una rueda dentada. Un brazo sostenía, en primer plano, sobre la palma de la mano, el perfil de un edificio fabril. Por detrás, un ala. En una cenefa se leía la leyenda “PAZ Y TRABAJO”. También se incluyó un ramo de laureles cuyas hojas iban separadas por puntos rojos. Todo ello con evidente voluntad de forma moderna, que fue una característica de la producción gráfica del justicialismo de aquellos años.
La autora explicó el simbolismo elegido de la siguiente manera: la rueda dentada representaba la industria; el brazo era el factor humano inherente al trabajador, con su capacidad y energía; el edificio fabril, con sus chimeneas, era el resultado del esfuerzo laboral (...); el ala evocaba las condiciones de justicia social e integridad moral del trabajador argentino: los laureles eran los llamados “laureles peronistas”, casi idénticos a los del escudo justicialista oficial, y significaban en ambos casos la lealtad al líder del movimiento justicialista.
Una valoración meramente estética de la obra de Maruja Zapata permite apreciar unos valores gráficos dignos de ponderación. El diseño es neto y atractivo, y los colores logran un efecto interesante. La autora consiguió plasmar en su trabajo una síntesis de las bases propuestas por el Reglamento. Pero el problema iba a plantearse en relación con las notas políticas del blasón y sus símbolos. En este punto, la artista no podía ser culpada por haber interpretado tan cabalmente las bases del concurso. El conflicto se derivaba, justamente, de la filiación implicada en aquellas bases. O más bien de un aspecto en especial: los laureles y su connotación partidaria.
El diseño de la joven Zapata para el escudo de Avellaneda
asumía los rasgos formales de la producción gráfica del período justicialista, que fue muy prolífica y formó parte de una estrategia de comunicación visual sostenida...
Precisamente por ello se generó una gran discordia en el Concejo Deliberante.
El 7 de julio de 1954 se reunió el Concejo Deliberante de Avellaneda con el objeto, entre otros, de aprobar la actuación del jurado y oficializar el escudo elegido y premiado.
El concejal informante, de apellido Cuesta, justificó la decisión y explicó, además, que el escudo reflejaba “el esfuerzo industrial de la populosa ciudad de Avellaneda, ese esfuerzo que la ha levantado como una de las más grandes y poderosas del país, esa marea de fábricas…” etcétera.
Por supuesto, dedicó algunas palabras a la alegoría de la lealtad, la cual representaba, a su juicio, la fidelidad del pueblo de Avellaneda a la figura de Perón. Con estos fundamentos y otros más, solicitaba la aprobación.
En este punto tomó la palabra el concejal Alegre de la Unión Cívica Radical, quien explicó que su bloque no podía bajo ningún concepto aprobar el escudo ya que en las bases no se habían incluido los colores patrios.
De inmediato una interrupción dio comienzo a un acalorado debate que puso en cuestión también el lema "Paz y trabajo", derivó en cuestiones ajenas al tema, y terminó con el retiro del recinto de la bancada radical en pleno, cuando faltaban quince minutos para la medianoche.
Los peronistas continuaron en uso de la palabra, ahora sin discrepancia. Sostuvieron que los laureles peronistas, casi idénticos a los del escudo partidario, estaban bien puestos allí porque “Avellaneda es una ciudad esencialmente peronista”.
Sometido el proyecto a votación, fue aprobado, como era esperable. Era la medianoche. La Ordenanza N° 3590 fue promulgada por el Intendente una semana más tarde, el 14 de julio de 1954.
Aquella ordenanza incluía una descripción del escudo, que pone de manifiesto la clara tendencia partidaria de la que hablamos antes.
Art. 2°: (...) Declárase “Escudo Oficial de la Municipalidad de Avellaneda”, la composición artística y original de la señorita Maruja Zapata, denominada Paz y Trabajo, seleccionada en el certamen realizado el 4 de enero del año en curso, y cuyo diseño responde a las siguientes características:
a) Forma: ovalada.
b) Figuras: Rueda dentada sobre el jefe diestro, desde el cual, en medias tintas, parte el escorzo de un brazo que sostiene, en primer plano, sobre la palma de la mano, un grupo arquitectónico fabril, que se halla sobre la punta siniestra. En segundo plano, un ala, cuyo borde superior divide el campo desde el ángulo superior siniestro hasta el inferior diestro. Sobre el jefe y hacia el flanco siniestro hasta la punta, corre una cenefa guarda sobre la que se halla inscripta la leyenda “Paz y Trabajo”. Sobre el flanco diestro, una cenefa ocupa una cuarta parte del borde inferior del óvalo, y contiene, sobre la guarda oscura, hojas de laurel separadas por puntos rojos.
c) Partición: El borde superior del ala, desde el ángulo superior siniestro hasta el inferior diestro, y el escorzo del brazo, desde el ángulo superior diestro al inferior siniestro, configuran un cuartelado en aspa.
d) Colores: Azul el campo que contiene la rueda dentada, blanco azulado el campo que contiene el ala; gris el semicírculo diestro de la rueda dentada y círculos concéntricos interiores en valores compensatorios intercambios; carne el escorzo del brazo; gris, tostado y gualda el grupo arquitectónico fabril, en campo geométrico compensatorios; gualda la cenefa superior, que contiene la leyenda “Paz y Trabajo” realizada en gualda oscura; gualda oscuro la cenefa inferior, con laureles verdes con hojas separadas por pequeños círculos rojos.
e) Simbolismo: La rueda dentada representa la industria; el brazo, el factor humano y la capacidad, energía y valor que el hombre representa; el grupo fabril, el resultado del esfuerzo del trabajo; el ala, las condiciones de justicia e integridad moral del trabajador como elemento esencial del desarrollo general; los laureles peronistas, la lealtad del pueblo de Avellaneda con el líder del Justicialismo y su integración dentro del movimiento nacional por una nación libre, justa y soberana.
Ese polémico blasón municipal duró poco, ya que fue suprimido tras el golpe de estado de 1955.