lunes, 23 de septiembre de 2019

Escudo de monseñor Fernando Gil Eisner

Muchos vínculos con la Argentina justifican la aparición en este Blog del escudo que mostraremos hoy, más allá de que, por tratarse de un emblema uruguayo, tiene derecho a estar aquí según nuestras reglas internas. Porque Fernando Gil Eisner nació en Montevideo el 8 de mayo de 1953, pero se radicó en la Argentina en 1966. En 1983 fue ordenado sacerdote en la Diócesis de Morón. Toda su vida pastoral la desarrolló en la Argentina; era párroco de María Auxiliadora en la localidad de Moreno cuando, en julio de 2018, el Papa Francisco I lo nombró Obispo de Salto, diócesis del Uruguay. Recibió la consagración episcopal en la Catedral San Juan Bautista de Salto y tomó posesión de su sede el 23 de setiembre de 2018.  Uno de los obispos co-consagrantes fue su anterior ordinario, el Obispo de Merlo-Moreno, monseñor Fernando Malletti; otros varios obispos argentinos participaron de la celebración.


Del sitio oficial de la Conferencia Episcopal del Uruguay tomamos la siguiente descripción y explicación del escudo episcopal de monseñor Gil (que transcribimos con leves ajustes gramaticales):

«1. Campo de azur con estrellas sobre media luna: representa el mundo, al cual somos enviados a evangelizar. En el Apocalipsis Cristo, el Alfa y el Omega, sujeta en su mano las siete estrellas: “Éste es el símbolo de las siete estrellas que viste en mi mano derecha y de las siete lámparas de oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete Iglesias, las siete lámparas son las siete Iglesias (Ap 1:20). Se trata entonces de la Iglesia, Pueblo de Dios en medio del mundo y de los pueblos de la tierra. La Virgen de los Treinta y Tres Orientales está parada sobre el mismo campo estrellado.

2. Campo celeste con el Río de la Plata: recuerda la particular biografía del obispo que ha vivido y desarrollado su misión de los dos lados del río. Es también el río Uruguay que recorre la diócesis de Salto de norte a sur. El celeste simboliza a la Virgen María. Ella cubre con su manto a toda la humanidad redimida.

El monograma o cristograma IHS es el nombre de Jesús. Son las tres primeras letras del nombre griego del Señor: ΙΗΣΟΥΣ, iota-eta-sigma. Difundido por la evangelización franciscana (San Bernardino de Siena), y luego asumida por los jesuitas, nos recuerda que la misión del obispo es la de “apacentar las ovejas en el nombre del Señor, desarrollando en ellas su oficio de enseñar, de santificar y de regir” (Concilio Vaticano II, Christus Dominus, 11).

3. El báculo nos recuerda que “en el ejercicio de su ministerio de padre y pastor, el obispo debe comportarse en medio de los suyos como los que sirven, pastores buenos que conocen a sus ovejas y son conocidos por ellas” (Christus Dominus, 16). El pastor usa una punta del báculo para encontrar y traer a la oveja perdida (Lc 15,6) y la otra para ahuyentar al lobo y proteger al rebaño (cf. Jn 10,12)

4. El lema episcopal, “Cristo es nuestra paz”,  [procede] de la carta de Pablo a los Efesios: “Porque Cristo es nuestra paz; él ha unido a los dos pueblos en uno solo, derribando el muro de enemistad que los separaba (Ef 2:14). San Pablo se refiere al Pueblo de la Antigua Alianza y al Nuevo Pueblo de Dios. Los cristianos nos reconocemos habitantes de toda tierra y toda patria, pero encaminados a la patria definitiva. El lema manifiesta el deseo de trabajar para que, por el anuncio del Evangelio y la presencia de la Iglesia, Madre de Pueblos, todos los hombres y mujeres, sin distinción, tengan acceso a una vida justa según el Evangelio y conozcan a Dios Padre en el Espíritu Santo».

El escudo es digno, pero debe lamentarse la ausencia de apropiados ornamentos exteriores episcopales.


Publicamos esta entrada en el primer aniversario de la consagración episcopal de este obispo «de los dos lados del río».

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