Prolongando la fecha heráldica de ayer, que recuerda el aniversario de la concesión del escudo para la ciudad de la Trinidad, glosamos hoy una nota referida al fundador de nuestra ciudad, don Juan de Garay. Fue publicada, en dos partes, en los números 145 y 146 del Boletín del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas (ediciones de noviembre-diciembre de 1985 y de enero-abril de 1986, respectivamente). El autor de la nota es Arcadio
Botar y Boros; el título es el de esta entrada. Los párrafos que citemos textualmente estarán, como siempre, entrecomillados y con cursiva. Las notas al pie son del artículo original.
Botar y Boros comienza señalando que la existencia de un “sello de armas” de
Garay fue divulgada en nuestro medio por un artículo de Ricardo de
Lafuente Machain, publicado en “La Prensa”
del 6 de junio de 1937. Lafuente Machain relata allí la búsqueda de algún sello
que, de acuerdo con la modalidad de la época, estuviera impreso en la
correspondencia del Teniente de Gobernador Don Juan de Garay, en la suposición de que
tal sello mostraría características heráldicas que señalaran a qué casa perteneció Garay por linaje.
Lafuente
Machain cuenta que trató de obtener fotografías probatorias en archivos de
España, pero, al no conseguirlas, consultó el asunto con el Dr. Luis G.
Martínez Villada, quien se ocupó de que
alguien consultara los legajos en el Archivo de Indias. El resultado fue que se encontró una carta con un sello, que fue
despegado del documento y enviado al investigador, «pero omitiendo decirle cuál [documento] era el que lo tenía». El sello fue devuelto para su reposición; el
investigador solicitó una foto del mismo que le diera autenticidad. Más tarde recibió
la foto del sello que cerraba la carta que envió Garay al Rey Felipe II en
fecha 9 de marzo de 1583 y que mostraba «un
escudo idéntico» al que le habían enviado; «por consiguiente no cabe la menor duda respecto a que esas eran las
armas que usó el fundador de Buenos Aires».
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Monumento a Juan de Garay en Buenos Aires (Wikipedia) |
Debido a las
características que puede observar en las fotografías (que la nota que
comentamos no aporta), Botar y Boros concluye que «se trata de un sello de placa, obtenido por la presión de un cuño
sobre el papel, sin relieve de lacre o cera, por lo tanto la textura del sello
es obtenida por amoldamiento del papel sobre el grabado del cuño». Un sello
así obtenido —añade— «era muy inestable,
debido a las tensiones que los cambios de temperatura y humedad producían en su
material, desfigurando el grabado».
Además, «un timbre de este tipo nunca se pudo haber despegado sin
provocar la destrucción del mismo por estiramiento o aplanamiento de su relieve».
El autor manifiesta tener una constancia del Archivo de Indias, de diciembre de
1981, firmada por su entonces directora, que confirma que «el sello está en perfecto estado de
conservación y no presenta señales de haber sido despegado en ningún momento».
Botar y
Boros dice que en el artículo antes mencionado, de Lafuente Machain, se veían dos ilustraciones del sello; una
corresponde al original, perfectamente concordante con la copia en poder
del mismo Botar y Boros; «la otra es una reconstrucción,
aparentemente arbitraria pues se le han agregado piezas que no se observan en el
original; muestra un grifo rampante, coronado, el jefe cargado de tres roeles,
bordura cargada de ocho aspas».
El autor
señala que sería necesario utilizar
equipos técnicos de alta precisión «pues
el testimonio puramente fotográfico no es completo en este caso, debido a que
no se trata de una imagen plana sino que es un relieve con distintas
profundidades, factibles de deformación o variación según el ángulo de
iluminación», además del seguro desgarro de las fibras del papel por la
presión del cuño.
«Una fotografía ampliada del mismo que me fuera
remitida por el Archivo de Indias muestra, dentro de un óvalo, un escudo
heráldico de forma española; su proporción es de 6 partes de alto por 5 de
ancho; el campo muestra un animal rampante, con unas formas alargadas a los
costados que sugieren alas; si lo fueran está claro que se trata de un grifo,
pero como ya lo señalé también es posible que sean texturas producidas por
corrugación del papel, por lo cual, para emitir un fallo sobre su autenticidad
y pertenencia, se imponen métodos con elevado índice de resolución». Por otra parte, en la bordura se advierten rastros de cuatro aspas, que por su ubicación dan a entender que originariamente
fueron ocho.
El autor
añade consideraciones respecto de la ubicación del sello en la carta de Garay,
y atendiendo a los usos de la época, entiende que «por la forma en que se encuentra ubicado el sello en el caso que nos ocupa», su validez y significación se limita a cumplir
las funciones de «seguridad o cierre del
documento». Esta cuestión, no obstante, excede el marco de nuestro interés inmediato.
Botar y
Boros explica luego que en un artículo de Alfonso de Figueroa y Melgar, Duque
de Tovar, dedicado a la genealogía de la familia Prado y Colón de Carvajal, refiriéndose
a Juan de Garay, se comenta: «según Don
José María de Palacio y Palacio, Marqués de Villarreal de Álava, Juan de Garay
era hijo natural y sus padres eran de la primera nobleza de Vizcaya. El trabajo
de Don José María de Palacio y Palacio es definitivo y sobre documentación de
primera mano». «Este comentario —dice
el autor— demuestra que el trabajo del
Marqués y la documentación probatoria ya eran conocidos en España en un
reducido núcleo quizá, al que no era ajeno el Duque de Tovar, puesto que él
mismo lo comenta y aprueba como “definitivo”. El primero en difundirlo en
nuestro medio fue Narciso Binayán Carmona», quien lo hizo en septiembre de 1980 en la revista
“Todo es Historia”; en octubre de
1981, Enrique de Gandía publicó un trabajo en el suplemento literario del diario
“La Nueva Provincia”, de Bahía Blanca.
Ese mismo artículo, titulado “Juan de Garay, fundador de Buenos Aires e
hijo natural” fue reimpreso en el número 142 del Boletín del Instituto
Argentino de Ciencias Genealógicas, correspondiente a los meses de mayo y junio de 1985.
Tenemos a la vista el trabajo de Enrique de Gandía, que en su parte sustancial, a los efectos de esta entrada, dice:
...aquí viene el resultado de las investigaciones del marqués de Villarreal de Álava según los documentos que mostró el señor Binayán. Una señorita de la ciudad de Orduña, doña Catalina o Lucía de Zárate, hermana o prima hermana del tercer adelantado Juan Ortiz de Zárate, primo de Pedro de Zárate, que era tío de Garay, fue violada por un tal Clemente López de Ochandiano, nacido en Orduña e hijo de Diego López de Ochandiano y de María de Huciano. Esta familia descendía de los llamados Parientes Mayores, de la vieja nobleza vasca. Su escudo, como el que halló Ricardo de Lafuente Machain en un sello de lacre en una carta de Garay al Consejo de Indias, del 9 de marzo de 1533, representa un grifo [...]. La descripción heráldica es: "De sinople, el grifo rampante de plata, bordura de ocho piezas, cuatro de plata y cuatro de gules, alternadamente". El pleito o proceso que surgió del estupro terminó con el casamiento de doña Catalina de Zárate con el joven Martín de Garay, el cual dejó constancia que daba su apellido al hijo por nacer, pero que no quería tenerlo consigo. Es por ello, sin duda, que a los catorce años, poco más o menos, se fue con su tío, Pedro de Zárate, al Nuevo Mundo. Pasó luego al Perú y terminó por fundar la segunda ciudad de Buenos Aires.
Botar y Boros objeta que si bien esta última descripción es correcta, y se
refiere al blasón de los Ochandiano de Orozco, del partido de Bilbao, «no corresponde en absoluto al escudo del
sello de Garay, con el cual se diferencia fundamentalmente en la bordura. En
efecto, como ya hemos visto, este sello, si bien muestra un probable grifo, no
da razón de identidad, puesto que el grifo era figura común en varias Casas
solariegas vascas; lo llevan estos Ochandiano y también unos Garay de
Gordejuela que entroncaron con los Allendesalazar , lo cual no indica que
sean los mismos o que tengan que ver con
nuestro Garay». En efecto, la descripción de la bordura del escudo del
sello usado por Garay (ocho aspas) no concuerda con la de Ochandiano de Orozco (ocho piezas
de plata y gules alternadas, o, como también puede expresarse, bordura componada de ocho piezas de
plata y gules, alternadas ).
Es decir que el escudo de Ochandiano que se atribuye al padre de Garay no
concuerda con el del sello que utilizara el Fundador de Buenos Aires.
Por otra
parte, subsiste cierto misterio acerca del «apasionante
tema de la genealogía del vizcaíno genearca, tantas veces llamado “bastardo” e “hijo
natural”», mientras en cambio su pariente, el Adelantado Juan Ortiz de Zárate,
decía de él que “…vos el Capitán Juan de Garay sois cavallero
hijodalgo...” .
Cuartelado de Allende y Garay, en el 1er. cuartel
del escudo otorgado a D. Pedro Lucas de Allende Vicentelo de la Rosa y Carranza
(18 de enero de 1796)
Título de Teniente General de las Provincias del Río de la
Plata dado por el Adelantado Juan Ortiz de Zárate a Juan de Garay - 7 de junio
de 1574