lunes, 13 de octubre de 2014

Emblema del VII Congreso Eucarístico Nacional

En la Argentina se celebraron hasta ahora diez Congresos Eucarísticos Nacionales, y hay un décimoprimero programado para el año 2016, en adhesión al bicentenario de la Independencia.

Hemos mostrado (por ejemplo aquí y aquí) los escudos de algunos de esos congresos, generalmente inspirados en el escudo del Congreso Eucarístico Internacional que tuvo como sede a Buenos Aires en 1934.

Hoy haremos lo propio con el emblema del Congreso Eucarístico Nacional de Salta, celebrado en el año 1974.  Decimos "emblema" porque en realidad no puede llamarse escudo en sentido propio.


Tampoco nos animamos a blasonarlo conforme los usos heráldicos. El campo es circular, y lleva un conjunto de doce figuras humanas estilizadas, con los brazos alzados, alternativamente de plata sobre azur y de azur sobre plata. Un escudete en el centro, de plata, lleva una cruz patada de oro cuyo centro es un círculo de plata. La bordura general consta de tres franjas (oro-plata-oro); la central, de plata, lleva en la parte superior el lema "Reconciliación en Cristo" y en la parte inferior "VII Congreso Eucarístico Nacional".




Los colores del escudo son los colores nacionales argentinos y los colores papales; la forma redonda puede evocar la de las hostias, mientras la cruz central subraya ese significado eucarístico;  el número 12 de las figuras tiene un simbolismo eclesial evidente. Fuera de esto, no hay mucho para decir acerca de este emblema.



Fue Legado Papal al Congreso el cardenal Silvio Oddi, cuyo escudo hemos visto en la entrada del 14 de noviembre de 2012.

Foto del VII Congreso Eucarístico Nacional:
cruz del Congreso;
atrás, la imagen de la Virgen del Milagro


Hoy se cumplen 40 años de  la clausura del Congreso Eucarístico Nacional de Salta. Aquel día el papa Pablo VI envió un mensaje del cual extractamos algunos fragmentos como cierre de esta entrada:

Conocemos bien los anhelos y esperanzas depositados por el Episcopado Argentino en este Congreso. La preparación y realización del mismo suponen ya una intensa tarea renovadora de vuestras comunidades cristianas, principalmente en lo referente a las consecuencias prácticas que brotan de la Fe y la Caridad, y habrá contribuido sin duda a crear un clima propicio para asegurar el imperio de la justicia, la libertad y el respeto recíproco en todo el ambiente de ese País (cfr. La Pastoral Colectiva del Episcopado Argentino, mayo de 1973).
Por parte nuestra confirmamos esas aspiraciones y deseamos ardientemente que la fuerza, la luz y el amor que manan de la Eucaristía conviertan en una consoladora realidad esas esperanzas, con el fin de edificar, en los no fáciles momentos presentes, una verdadera pacificación, en Cristo, de toda la sociedad argentina.
Al enviaros nuestra paterna palabra de aliento, para que perseveréis siempre en el camino del amor y de la fraternidad, que hallan su eminente expresión en la Eucaristía, encomendamos al Señor tales intenciones por mediación de la Santísima Virgen del Milagro, para que Ella, la Madre común y Madre de la Iglesia, os conduzca a su Hijo y en El os haga sentiros verdaderos hermanos y solidarios los unos con los otros. Una solidaridad que sea el testimonio coherente entre la fe y el ejercicio de la caridad fraterna al servicio de las legitimas aspiraciones y realidades humanas.

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