Permítanos
el lector un poco de misterio antes de develar el sentido del enigmático título
de esta entrada. Se trata, obviamente, de un viaje, aunque en realidad habría
que llamarlo traslado, porque el recorrido no lo hace una persona, sino un
objeto.
Ishafran es
el nombre de un pueblo iraní. Allí—según la fuente [1] que seguimos— comenzó un largo
itinerario que tuvo muchos hitos. De Irán, el objeto aludido pasó a Londres (ignoramos si con escalas) y desde esa ciudad partió en barco hasta Buenos Aires.
Tras numerosos avatares y paradas intermedias en nuestro país y en otras
naciones sudamericanas, le tocó el
momento de volver a Europa, regresar más
tarde a Buenos Aires para ponerse en manos de su nuevo dueño, volver una vez
más a Inglaterra y finalmente retornar a la Argentina, donde permanece desde
fines del siglo XIX. La Nación Argentina
es actualmente la poseedora de este objeto tan viajado... y tan preciado.
Su valor material no es extraordinario, pero fue robado dos veces a causa de su incalculable valor simbólico e histórico. Actualmente es custodiado con devoción en la ciudad de Buenos Aires.
¿Ya adivinó el lector de qué objeto estamos hablando?
Su valor material no es extraordinario, pero fue robado dos veces a causa de su incalculable valor simbólico e histórico. Actualmente es custodiado con devoción en la ciudad de Buenos Aires.
¿Ya adivinó el lector de qué objeto estamos hablando?
Escudo de Persia (Irán) en tiempos de San Martín. Nótese el arma curva que porta el león. |
Seguramente
que sí: nos referimos al sable corvo del general José de San Martín.
Foto del sable corvo y el fragmento correspondiente de la nota de la revista dominical de "La Nación" del 24 de agosto de 2003. |
Es indudable
su procedencia oriental, afirmada unánimemente por todas las fuentes
consultadas. Que provenga concretamente de Ishafran, en cambio, es una
afirmación más osada, sólo encontrada en la fuente a que aludimos arriba: la
revista dominical del diario “La Nación” del 24 de agosto de 2003. En pocos días se cumplirán diez años de esa
publicación.
El sable tiene un típico diseño de inspiración oriental. Desde que las fuerzas napoleónicas habían
entrado en contacto con las culturas del Oriente y con sus armas, era frecuente en Europa el uso de sables de ese
tipo.
La hoja del sable —de una antigüedad mayor al resto del arma— es de acero de Damasco; allí se fabricaba un acero ideal para la construcción
de armas blancas. En efecto, todas las fuentes consultadas coinciden en
que el diseño de la hoja es de tipo
oriental y su proceso de fabricación es
de los llamados de “damasquinado”, cuya utilización era común en Medio Oriente
pero no en Europa (al menos en la
época en que San Martín lo adquirió). Entre los oficiales de los ejércitos
napoleónicos y británicos era común el uso de estos sables. La empuñadura, por
su parte, tiene cachas de madera de “ébano de las Indias Orientales” (también
conocido como “ébano de Ceilán” o “ébano negro”).
San Martín
adquirió el sable en Londres, antes de partir de regreso a Buenos Aires.
En esa misma publicación del diario La Nación hacen una aseveración
sorprendente: el sable “no fue portado en batalla”. Sin embargo, el mismo San Martín al hablar
del sable, dice: “me ha
servido en todas mis campañas de América”,
y también: “me ha acompañado en toda la guerra de la
independencia de la América del Sur”.
Escudo de la ciudad de Mendoza. |
Sea como fuere, podemos suponer que San Martín lo llevó en su gloriosa campaña americana, desde San Lorenzo, pasando por sus épocas en el Ejército del Norte, en el tiempo en que fue Gobernador de Cuyo, en el cruce de los Andes, en Chacabuco y en Maipú, y en el Perú.
Escudo de la Comuna de Maipú, en Chile. Puede verse representado el "abrazo de Maipú" entre San Martín y O´Higgins. |
El sable -escribió San Martín- “me ha acompañado en toda la guerra de la independencia de la América del Sur”. Estas palabras, además, nos llevan a otra de las “escalas” del recorrido del arma, ya
que son los términos que usó el
Libertador en su testamento, para legarle su sable a Juan Manuel de Rosas:
“El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de la América del Sur le será entregado al General de la República Argentina, Don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla".
“El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de la América del Sur le será entregado al General de la República Argentina, Don Juan Manuel de Rosas, como una prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla".
Escudo de Boulogne-sur-Mer, ciudad en la que murió San Martín. |
Muerto San
Martín, el arma pasó a las manos de Rosas, entonces Gobernador de Buenos
Aires. El Restaurador llevó consigo el
precioso legado cuando le tocó la hora del exilio en Inglaterra, y lo conservó hasta su muerte en 1877.
"Logo" de Southampton, ciudad donde murió Rosas. Curiosa y lamentablemente, esta ciudad no tiene escudo. |
Años más
tarde los herederos de Rosas lo donaron al Museo Histórico Nacional. El sable volvió
entonces a Buenos Aires desde Londres en el año 1897. Tras sufrir los dos robos a que aludimos
más arriba, en 1966 se dispuso que la custodia del histórico sable estuviera a cargo del
Regimiento de Granaderos a Caballo “General San Martín”.
Desde entonces
se encuentra ubicado en el Gran Hall de los Símbolos Sanmartinianos del Edificio Central
del cuartel de los Granaderos en Palermo.
A lo largo de esta
entrada hemos visto los escudos de las naciones y ciudades por donde pasó el
sable corvo del Libertador de América.
Escudo Nacional en el mausoleo que guarda los restos del General San Martín en la Catedral Metropolitana. |
De este modo rendimos homenaje a la fecha de hoy, en que se cumple un nuevo aniversario de la muerte del General José de San Martín.
[1] "Granaderos de ayer y hoy", nota en la revista
dominical de “La Nación” del 24 de agosto de 2003 --- Otras fuentes consultadas: "El sable glorioso", de Luis Leoni, artículo publicado en el sitio del Instituto Nacional Sanmartiniano; "El sable corvo del General. San Martín", de Humberto Leonelli, en wwwelamigo.blogspot.com
Excelente "paseo histórico". ¡Qué maravilla que las naciones custodien con celo elementos de su historia, que nos permiten remontarnos a sus raíces. Como así también ocurre con la heráldica, tantas veces injustamente vilipendiada. Felicitaciones por este magnífico artículo.
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