La Academia Nacional de Medicina fue creada por Bernardino Rivadavia, durante su gestión como Ministro de Gobierno de Martín Rodríguez. Es la más antigua de América: el decreto de su creación data del 9 de abril de 1822. Hoy, por tanto, se cumple un nuevo aniversario de su creación.
Por eso aprovecharemos la ocasión para referirnos al conjunto escultórico presidido por el Escudo Nacional, ubicado en el frontis de la fachada de su hermosa sede, que está situada en la esquina de las avenidas Las Heras y Coronel Díaz, y fue inaugurada en 1942.
Lo haremos a partir de dos fuentes.
En primer lugar, del sitio web de la Academia Nacional de Medicina tomamos la descripción de las alegorías que acompañan al Escudo Nacional en ese frontis. La acompañamos con un conjunto de fotografías que tomé, algunas en junio de 2011, y otras en septiembre de 2012.
"La parte central lo forma el Escudo Nacional colocado sobre un cartucho grande que abarca desde el apoyo que le da la cornisa, hasta el vértice de la línea de la tabla del frontis.
Dos cornucopias laterales simbolizan la riqueza de conocimientos adquiridos por la ciencia a través del transcurrir de los tiempos, el acopio de material cultural científico, que requiere el difícil arte de la medicina.
Partimos del lado derecho del cartucho para describir las alegorías:
1º) La ciencia médica sentada y, de su desnudez, cual verdad aspirada, retiene en su mano la serpiente venenosa, de donde hará destilar la ponzoña para convertirla en benefactor suero, al servicio de la salud de la humanidad.
2º) Al dorso se halla la hermana de Caridad que, cumpliendo su acción humanitaria con la medicina, sostiene y alienta con la dulzura de su espíritu, al niño enfermo por males hereditarios, incurables donde la ciencia médica pondrá nuevos conocimientos a solucionar tan arduo problema; le rodea la vejez que, en su dolor de sentirse próxima al fin de la vida, recurre al corazón de la Hermana a que le consuele lo que para el espíritu necesita, bello complemento que se une a la medicina.
2º) Al dorso se halla la hermana de Caridad que, cumpliendo su acción humanitaria con la medicina, sostiene y alienta con la dulzura de su espíritu, al niño enfermo por males hereditarios, incurables donde la ciencia médica pondrá nuevos conocimientos a solucionar tan arduo problema; le rodea la vejez que, en su dolor de sentirse próxima al fin de la vida, recurre al corazón de la Hermana a que le consuele lo que para el espíritu necesita, bello complemento que se une a la medicina.
Le siguen dos niños plenos de salud, retozan cual ajenos a la lucha que deberán soportar en el recorrer de la vida, de los seres organizados que la naturaleza ha destinado.
Debajo de ellos dos ovejas que simbolizan la paciencia, la perseverancia necesaria en el campo científico para arribar a la meta del triunfo del intelecto sobre el mal.
Lado izquierdo del cartucho:
El hombre, que en actitud de concentración analítica, toma el cráneo humano para descifrar los misterios que encierra la anatomía general.
Detrás de él se encuentra la sensibilidad de la perfección triunfante sobre los misterios de la vida, del triunfo obtenido por los cerebros que fueron alejados de los azotes de la humanidad, que tantos estragos hacían en épocas muy pretéritas.
Detrás de él se encuentra la sensibilidad de la perfección triunfante sobre los misterios de la vida, del triunfo obtenido por los cerebros que fueron alejados de los azotes de la humanidad, que tantos estragos hacían en épocas muy pretéritas.
Sigue la ciencia natural despertada por el hombre fuerte de alma y cuerpo que, apoyada su mano izquierda sobre el orangután, sintetizan la lucha entre el sentimiento y la razón, entre lo fatuo, entre los mitos y la verdad razonada y analítica de la ciencia a través de hallar los eslabones de la cadena infinita que componen los seres de la tierra.
El can, símbolo de aquella conquista grandiosa que libró al mundo de la hidrofobia y cimentó sobre bases más seguras y positivas en sus resultados de la sueroterapia.
El ave y la cavia, entre ellos el adolescente, animales que con tantos experimentos efectuados sobre ellos, cierran los símbolos que componen el frontis.
Problema difícil de solución escultórica por cuanto se trata de un frontis cuya altura es un poco grande en relación con su longitud, donde era necesario unir el símbolo de la Patria con el carácter de la obra, vale decir la fuerza Nacional con el valor de la Academia Nacional de Medicina.
Fue necesario utilizar el alto relieve para obtener el efecto necesario en lo clásico del estilo del edificio, dado que el orden del mismo así lo requería, donde las columnas sin estrías para dar la sensación de solidez, son rematadas por capiteles, cuya decoración está circunscripta dentro de la misma masa pétrea.
De modo que el claroscuro que se ve en la fachada, forma un conjunto armónico en todo, tanto como color de sus sombras y luces, como para las líneas estáticas de las figuras que se complementan entre sí".
Por otro lado, nuestra segunda fuente es un artículo titulado "ESCUDOS NACIONALES EN LA ACADEMIA NACIONAL DE MEDICINA Y EN LA ESCUELA RAFAEL HERRERA VEGAS", publicado en el Boletín N° 110 del Instituto Argentino de Ciencias Genealógicas, correspondiente al mes de agosto de 1981. El artículo, firmado por Félix F. Martín y Herrera, se refiere a dos versiones del Escudo Nacional, ubicadas a pocos metros la una de la otra, en sendos edificios levantados en terrenos contiguos, donados por los doctores Rafael y Marcelino Herrera Vegas en memoria de su padre, cuyo nombre lleva la escuela mencionada. Hoy nos referiremos sólo al Escudo Nacional en la Academia Nacional de Medicina, dejando para otra ocasión la descripción del escudo de la escuela mencionada.
Transcribimos el párrafo pertinente en forma textual, con alguna mínima corrección de una que otra errata meramente material:
"En la mitad del tímpano del frontispicio de la Academia Nacional de Medicina, perpendicular a la entrada principal que lleva el número 3092, luce un escudo oval de unos dos metros de altura, con ligera convexidad, "cortado de azur y de plata", estando el primer esmalte con su rayado horizontal; "brochante sobre el todo", o sea verticalmente colocada sobre la parte media de la línea de partición, está la vara (que nosotros consideramos siempre emblema de la Justicia en el blasón patrio) al natural, recortada, sosteniendo en su remate superior un gorro con cierta semejanza al frigio, de base no muy curvada, mostrando algo del interior, cuya borla terminal cuelga perpendicularmente sobre su parte frontal, no apareciendo las señales convencionales de su color (cual ha ocurrido podría decirse en todos los casos hasta hoy observados); apareciendo (movientes) de los flancos del cuartel inferior o segundo, en ubicación excesivamente alta esta vez, muy próximos a la línea divisoria , los dos brazos de "carnación" o de su color propio, que en la especie parecería que unidas sus manos aprietan también la vara. Al timbre surge un sol figurado, emitiendo múltiples rayos rectos; completando la ornamentación exterior propiamente heráldica, circunvala al blasón una corona formada por dos ramas lauráceas sin frutar, atadas en la punta por un lazo pequeño y sencillo. Toda la descripta composición apóyase en hermosa cartela clásica de gran relieve, coronada por una voluta de respetable tamaño cobijando en su concavidad al astro comentado, acompañada por otras ya más pequeñas a los lados, en la parte de arriba de la cartela, formándosé otras dos volutas en casi la porción media de la misma, de donde surgen sendas cornucopias derramando abundante fruto a ambos costados de la ornamentación descripta. Llenando los ámbitos libres del tímpano, a derecha e izquierda del emblema relatado, aparecen varias esculturas representando hombres, mujeres y niños, como también algún animal, simbolizando finalidades y características diversas de las Ciencias Médicas, Todo ello posee armonía y fuerza artística notables".
Hermoso frontis y genial comentario! Gracias por compartir y desentrañar estos tesoros! - Alexis Louvet, Santa Fe.
ResponderBorrarMuchas gracias.
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