jueves, 5 de abril de 2012

Escudo del Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires

Hoy, Jueves Santo, se recuerda la institución de la Eucaristía en la Última Cena. Al hablar de la Eucaristía, por asociación de ideas viene a nuestra memoria la celebración del Congreso Eucarístico Internacional de Buenos Aires, en 1934.


En varias oportunidades nos hemos referido  en este Blog al Congreso Eucarístico de 1934. Sin embargo, nunca hemos abordado explícitamente el tema del escudo de ese Congreso. La celebración de hoy nos da la ocasión de hacerlo.

De la "Guía Oficial" cuya portada vemos arriba, extraemos textualmente la descripción y explicación de dicho emblema, que aparece bajo el título "Distintivo del Congreso Eucarístico Internacional Bonaerense".




«Está hecho en forma de escudo, porque el Santísimo Sacramento es nuestra defensa en la vida y en la muerte. Tiene como fondo nuestra bandera, símbolo de la patria. Lo rodea una franja blanca y amarilla, colores de la insignia pontificia, para significar la unidad de los fieles en la obediencia al Vicario de Cristo. Su parte inferior está modelada  conforme al escudo que Don Juan de Garay dió a la ciudad de la Santísima Trinidad de Buenos Aires: un águila coronada cobijando bajo sus alas cuatro aguiluchos y sosteniendo en su garra una cruz roja. Es simbólico y profético: Buenos Aires surgió  la vida, iluminada por los rayos de la Cruz redentora, y es verdaderamente Reina y Madre.


En nuestro escudo, Buenos Aires, simbolizada por el águila, levanta con santo orgullo en la Hostia Eucarística a Cristo Rey,   a quien cede su trono el Sol de la Libertad para que sobre los pliegues de la azul y blanca bandera Jesucristo sea reconocido como Rey del mundo y aclamado Señor de la humanidad».

El escudo del Congreso de 1934 se usó con extraordinaria profusión en aquel momento en centenares de aplicaciones, y adornó los frentes de edificios públicos y privados. Lo vemos todavía hoy  expuesto desde entonces en algunos rincones de Buenos Aires.

Además, sirvió de explícita inspiración para la confección de los escudos de los Congresos Eucarísticos Nacionales de 1944 y de 1984. Oportunamente nos dedicaremos a ellos.

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